jueves, 30 de junio de 2022

Yannis Ritsos (Grecia, 1909 - 1990)

 

Aguardando su ejecución

Traducción de Jaime Nualart





 
 
 
 
Ahí, detenido contra el muro, al amanecer, sus ojos descubiertos, 
mientras doce armas le apuntan, él con calma siente
que es joven y bien parecido, que desea estar bien afeitado,
que el horizonte distante, rosa pálido, se convierte en él
—y, sí, que sus genitales conservan su propio peso,
hay algo triste en la excitación de ellos —ahí donde
los eunucos miran,
es ahí donde apuntan; —¿se ha convertido ya en la estatua 
de sí mismo?
Él, viéndose ahí, desnudo, en un día brillante
del verano griego, arriba en la plaza —mirando a lo que está arriba
él mismo tras los hombros de la multitud, detrás de
las apresuradas turistas de grandes glúteos,
detrás de las tres viejas falsas de sombreros negros.




en Gestos, 1969


 (Fuente: Descontexto)



 

Sihara Nuño (México, 1986)

 

5 aforismos


Juan Domingo Aguilar


5 aforismos de Sihara Nuño

 

 

 

Sihara Nuño es una poeta, aforista y librera nacida en México en 1986. Es autora de los libros de poesía Anatomía (Editorial Polibea, 2018), Hipopotomonstrosesquipedaliofobia (Baile del Sol, 2017), La casa que nos habita (Ediciones Liliputienses, 2017), Los cerdos también sonríen (Editorial La Zonámbula, 2016 Guadalajara, Jalisco), Los monstruos se disfrazan de flor (Biblioteca Virtual Revista Mal de Ojo, 2016, Santiago de Chile) y Poemas para leer después de un tiempo (Plaquette; Meretrices, 2009). Ha participado en antologías como El cántaro a la fuente (Gnomon, 2020), Medios Infinitos (Editorial Salto Mortal, 2013) y Poesía Emergente Malasangre (Edición Cartonera, 2012). Como aforista ha publicado Enormidad (La Isla de Siltolá, 2018).

Como autora de minificción ha publicado recientemente Cerdo con monóculo (La Tinta del Silencio, México, 2019). Ha participado en varios Festivales y encuentros internacionales de poetas y ha realizado lecturas en México, España y Egipto. En 2017 fundó, junto con el poeta Juan Manuel Uría, la Librería Noski!, en Errenteria, Guipúzcoa.

***

Sesgo cognitivo. Sesgo poético. Agujero de gusano.

***

Sesgo poético, entonces el poema: la alacena vacía.

***

Me disgustan las cosas absurdas, no el absurdismo. Este último aunque irracional, requiere del esfuerzo cognitivo para ser comprendido y ejecutado.

***

El necesario llanto.

***

También de tristura se vive.

  


(Fuente: Zenda libros)

Sihara Nuño (México, 1986)

 

UN POEMA DE LA FILTRACIÓN DE LA LUZ

 

 

 

 

Explosión poética, descompresión del poema.

 

La composición casi cuántica del verso, casi atómica,

poco poética;

casi cuántica, a veces cáustica.

 

La lavadora no engorda y la radio no me contesta.

 

Nanocentrismo empírico, nada estilístico;

la palabra desahucio, todas las vocales onomatopéyicas

y la energía etcétera.

 

Los neutrinos atraviesan el verbo;

carnicerías y mercados venden relámpagos apagados.

 

4 % de la materia conocida conforma el universo,

sólo el 4 % nos es familiar.

Familiar por decir algo.

Los números primos por ser los primeros, si subo el

punto bajo el cero.

 

El microondas es nocivo para el pensamiento.

La salud es cosa de pocos, el refrigerador no hace

escarchar

y no congela el tiempo, envejecemos.

Morir es natural, como la naturaleza de un caramelo.

 

Energía oscura y materia oscura, eufemismo para

nombrar lo que no sabemos.

75 % de negritud fluctuando desconocidamente;

21 % de oscuridad que no refleja ni emite luz.

 

Para ver es necesario desenfocar la vista, para saber…

¿Quién sabe?

 

Las cucarachas, ayer llamaron a mi puerta, traían con

ellas la verdad, pero yo estaba indispuesta.

Radioactividad estratosférica, casi política, más bien

masiva.

 

Las ondas gravitatorias se fueron a un campamento,

creían que era de verano

pero era un campamento frío de refugiados.

 

La fuerza de algunas cosas no desgarra la realidad, no

la atraviesa,

ni la descompone, el cascarón no se rompe.

 

De pronto la nada lo es todo, siempre lo ha sido;

la raíz cuadrada del infinito multiplicándose

por un cerebro impreciso.

 

En la despensa todos los elementos químicos, pero

no me sé ninguna receta.

Retroceder en el tiempo, las manecillas del reloj se

escapan de mis dedos.

Dedos gordos, casi torpes, casi aletas escurridizas y

no pueden detenerlos…

no, no detenerlas, las manecillas.

 

El ordenador habla conmigo, me da las últimas

noticias:

“En promedio el ser humano habla consigo mismo

de entre 600 a 1000 mil palabras por minuto”.

 

 

 


La filtración de la luz

 

Chamán Ediciones

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)



 

Isaias Garde (Buenos Aires, 1964)

 

perro de huesos

                                  a Luis Benedit

 

la distancia entre
yo

y ese perro
vestido
de huesos

es su altiva intemperie
sin otro modo

 

(Fuente: Isaías Garde Textos en transición)

 

María Jesús Ruiz (España)

 

UN MUNDO SIN LIBROS   (2 fragmentos)


 

 

Penar en primavera

 

Algunas baladas de tradición oral recogen con más o menos detalle el motivo de la prisión[1], y en concreto el de las penas padecidas en ella. En muchos casos el sufrimiento que la privación de libertad y la soledad producen se expresa intensificado por el hecho de penar en primavera, tiempo en el que los sentidos se despiertan del letargo invernal y el cuerpo –y el amor en consecuencia- se siente más cerca que nunca de la naturaleza.

Tal trágica ocasión expresa el viejo romance de El prisionero, muy difundido en todo el mundo hispánico, cuya historia suele desenvolverse como en esta versión zamorana: “Mes de mayo, mes de mayo, mes de las fuertes calores, / cuando los toros son bravos, los caballos corredores, / cuando los trigos encañan, los lirios están en flores, / Las damas andan en gala, los galanes en jubones. / Cuando los enamorados regalan a sus amores: / quién los sirve con naranjas,           quién los sirve con limones, / quién los sirve con manzanas, el fruto de los amores. / Pero yo, triste de mí, metida en esta prisión, / sin saber cuándo amanece, ni cuando arrayaba el sol; / si no es por tres avecicas, que me cantan al albor: / la primera es la calandria, el otro es el ruiseñor, / la otra la tortolica, que anda sola, sin amor: / no se posa en el romero, ni en ramos que tengan flor, / que se posa en las aradas a la sombra de un terrón, / a recoger el granito que derrama el labrador. / Ahora, por mis pecados, no sé quién me las mató; / ¡malhaya sea la escopeta, malhaya sea el cazador!”

Es muy probable que la enorme vitalidad del romance en la oralidad tradicional se haya debido a la concentración de significados que en la mayoría de las versiones se produce en torno a la primavera, y más en concreto al contraste dramático entre el expansionismo vital y erótico de esa época del año y la oscuridad y el aislamiento en que vive el protagonista. Al hilo de ello, la balada incorpora en ocasiones un estribillo goliardesco (“¡vitor vitanda!”, ¡viva lo prohibido!) vinculado al goce amoroso carnal.

Pero no es menos cierto que El prisionero es un relato que sugiere algún elemento misterioso, lo no dicho, la causa de la prisión, escondido quizás bajo la potente advocación de la cebada, los trigos, los lirios y los pájaros. En ellos –y especialmente en las aves- se concentra un simbolismo que podría desvelar el secreto.

Siguiendo una tradición que se remonta al menos hasta Anacreonte, la poesía amorosa (culta y popular) de los siglos XV y XVI convocó con frecuencia a los pájaros como mensajeros de amor, siendo los favoritos el ruiseñor y la calandria, cantor nocturno el primero, anunciadora del alba (y, por tanto, de la separación de los amantes) la segunda. La tradición literaria habla, además, de que el ruiseñor no simboliza el legítimo amor conyugal, sino la lujuria y el adulterio. Al hilo de esta simbología, puede interpretarse que tras el llanto de El prisionero hay un relato (perdido) que se referiría a que la cárcel del protagonista viene impuesta por un amor adúltero, y por el consecuente castigo de un marido celoso; y con el mismo fundamento cabría leer que el ruiseñor y la calandria, -siendo las aves que despiertan la melancolía del cautivo por el amor perdido, y siendo por demás el único consuelo de éste- caigan atravesadas por la ballesta furiosa de ese mismo marido, que así eliminaría cualquier rastro del adulterio.

Sea como fuere, leer y oír el romance del anónimo cautivo no puede dejar de evocarnos el momento milagroso del “alba del romancero”: la fecha, 1825; el lugar, la Cárcel de Señores de Sevilla. Allí, sufriendo prisión real a manos del absolutismo de Fernando VII, el bibliófilo Bartolomé José Gallardo, romántico y liberal, compartió celda con dos hombres de Marchena, quizás gitanos, Curro el Moreno y Pepe Sánchez. Ellos le cantaron a Gallardo los romances de Gerineldo y de La boda estorbada, y pudo reconocer en ellos el intelectual la prodigiosa supervivencia de viejas baladas a través de generaciones y con el único soporte de la voz y la memoria. Gerineldo, el relato que recoge los amores ilícitos de la hija de Carlomagno, Enma, con su paje Eginardo, también principia en muchas versiones con versos de El prisionero, que en aquella cárcel sevillana seguro que hubieron de sonar, más que nunca, como el bálsamo y la melancolía que la evocación de la primavera llevan a cualquier encarcelado.

 

 

 

 

 

San Juan entre lirios

“Aquí lirios y allí lirios / todo el campo está enliriao / y en medio de tanto lirio / está mi amante acostao” cantaron las mujeres en la Sierra de Cádiz hasta hace algo más de medio siglo cuando, por estas fechas, montaban los columpios en nogales, pinos, olivos, chaparros, encinas, alcornoques o quejigos de ramas robustas, y acudían allí a sanjuanearse. La evocadora imagen del amante dormido entre las flores sostiene la creencia milenaria de uno de los atributos místicos de San Juan, heredado de una serie de figuras sagradas. Los romanos, por ejemplo, creían que Attis estaba muerto o dormido durante el invierno, esperando la estación templada para despertar, igual que las semillas aguardan el hálito de la primavera.

San Juan difiere del resto de los santos porque en su día se celebra su nacimiento, y no su muerte. El momento culminante del cielo que simboliza el 24 de junio (los planetas alineados y el sol en su máximo declinar) reúne una ritualidad diversa, concentrada no obstante en torno a tres elementos: el agua, el fuego y la vegetación. Los tres apuntan a un sentido purificador y fertilizante y se materializan en una amplísima serie de prácticas folklóricas que tienen que ver con el amor y con la renovación de la vida.

En aldeas y pueblos de España fue habitual durante siglos que las mujeres yermas, en la noche del solsticio de verano, acudieran a la playa, al río o a la fuente en busca de un agua sanadora y fertilizante; y también fue común en esa noche la realización de prácticas adivinatorias sobre el futuro amoroso: las solteras vertían un huevo en un vaso de agua y, según la forma que adquiriera, podían saber el oficio del futuro esposo-amante (carpintero, si en el vaso se “veía” una mesa, labrador si era un arado…), o guardaban una flor de cardo bajo la almohada que, si al amanecer había abierto, presagiaba una pronta boda.

Fue tanta la fuerza y la persistencia de los ritos del solsticio de estío en la antigua Europa, que la Iglesia, siempre preocupada por los avances del paganismo, parece que aprovechó la conexión de San Juan con el bautismo para dar un color cristiano a la exuberante fiesta acuática y vegetal. Lo hizo, eso sí, haciendo que San Juan heredara los más atractivos atributos de los dioses paganos (“Havemos repartido entre nuestros Santos los officios que tenían los dioses de los gentiles”, advertía Alfonso de Valdés en el siglo XVI), de modo que el Santo verde (como también se le conoció) heredó de Apolo sus rasgos milagrosos.

Pero ni la cultura popular ni la literatura más sensible aceptaron nunca a San Juan como el simple y piadoso primo de Jesucristo, y su dimensión mágica y erótica prevaleció en nuestra memoria cultural: en coplas que hablan de que en el amanecer del 24 de junio se hacen visibles monedas y tesoros enterrados (“Mañanita de San Juan, / mañanita linda y clara, / cuando las piedras preciosas / saltan y bailan el agua”), en la Divina Comedia de Dante, en la que San Juan-Apolo es el santo de la luz, “antorcha que ardía y alumbraba” (Canto XXXI), en El sueño de una noche de verano de Shakespeare, donde la magia del amor sólo puede acaecer en esa “Midsummernight” que los españoles románticos tradujeron como “Noche de San Juan”, o en El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, donde la danza del  fuego, del agua y del erotismo se ubica en esa misma noche.

El seductor y apasionado Apolo, el Santo verde somnoliento, el deslumbrante Attis, el pícaro duende Puck… esperan cada año la noche del solsticio de verano para hacernos renacer. Puede que no exista el príncipe azul (que al fin y al cabo es un mito anglosajón ajeno a nuestro paisaje), pero con toda certeza siempre hay un amante durmiendo entre los lirios a punto de despertar. Conviene estar subida en el columpio cuando eso ocurre.

 

 

 



[1] Véase Ruiz, 2012



María Jesús Ruiz. Un mundo sin libros. Ed. Lamiñarra. Pamplona,  2018

Fotografía: Presas políticas en la cárcel de Segovia, años 40.

 

(Fuente: Voces del extremo)

 

Novalis (Wiederstedt, Alemania, 1772-Weißenfels, 1801)

 

cuando figura y número no sean 

 













 
 
 
 
Cuando figura y número no sean
cifra de seres en totalidad
y aquellos que se besan mientras cantan
superen en saber al erudito,
cuando a la vida libre nuevamente,
y al mundo también libre, el mundo vuelva,
en claridad perfecta se apareen,
cuando en poema o cuento se registre
el verdadero acontecer del mundo
ante una sola y mágica palabra
todo lo absurdo y falso desaparecerá.

***

Versión de Ernst-Edmund Keil y Jenaro Talens
Pintura de Franz Gareis
Otra iglesia es imposible

/

Wenn nicht mehr Zahlen und Figuren



Wenn nicht mehr Zahlen und Figuren
Sind Schlüssel aller Kreaturen
Wenn die so singen, oder küssen,
Mehr als die Tiefgelehrten wissen,
Wenn sich die Welt ins freie Leben
Und in die Welt wird zurück begeben,
Wenn dann sich wieder Licht und Schatten
Zu echter Klarheit wieder gatten,
Und man in Märchen und Gedichten
Erkennt die wahren Weltgeschichten,
Dann fliegt vor einem geheimen Wort
Das ganze verkehrte Wesen fort.
 
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

Fina García Marruz (La Habana, Cuba, 1923 - 2022)

 

Del tiempo largo



(1923-2022)


 
 
 
A veces, en raros
instantes, se abre, talud
real y enorme, el tiempo
transcurrido.
Y no es entonces
breve el tiempo. Como el pájaro
al elevarse abarca con sus alas
un diminuto pueblo o costerío,
la inmensidad de lo vivido arrecia,
y se mira remoto el ayer próximo,
en que el pico ávido bajaba
en busca de alimento.
¡Qué eternidad
de soles ya vividos! ¡Y qué completa
ausencia de nostalgia! Para crecer
se vive. Para nacer de nuevo
y rehacer la mala copia original.
Para crecer, se sufre. No se quiere
volver atrás, ni tan siquiera al tiempo
rumoreante de la juventud.
Que no para que el rostro
luzca lozano y terso se ha vivido.
No para atraer por siempre con el fuego
de la mirada, no con el alma en vilo,
por siempre se ha de estar.
De cierto modo
la juventud es también como una cierta
decrepitud: un ser informe,
larva, debatíase, qué peligrosamente
amenazado. Se vivió. se salió,
quién sabe cómo, del hueco,
de la trampa:
valió el otro
del bosque de la vida, el pleno encanto
de los claros del sol entre lo umbrío
para pagar su precio: lo tanto
costó poco; poco el sufrir inmenso
para esta dádiva: al rostro
orne la arruga como el pecho la cinta coloreada
de un guerrero
o como al niño la medalla premia
por la humilde labor.
Como el avaro
el peso de un tesoro, encorva
la espalda anciana el peso
del vivir.
Mas ya, arriba,
a la salida, ya, se mira
hacia atrás sonriendo, renacido,
como agrietada cáscara el polluelo,
ya se van desligando las amarras,
del extraño navío, y como novio trémulo
locamente lo incierto hace señales.
Costó dolor, muerte costó, la vida.
Y al tiempo, breve o largo, siempre corto,
como el relámpago del amor, se le mira
ya sin recelo ni amargura
como a las heridas de la mano, en el arduo
aprender de su oficio,
contempla el aprendiz.
Bella es toda partida.





en El instante raro, Pre-Textos, 2010




(Fuente: Descontexto)

 

Abelardo Castillo (Buenos Aires, 1935-2017)

 

Tres poemas

 




 
 
 
Fotografía de Malcolm Lowry

Tremendas mangas, tremendos pantalones y ese mar y esa barba, Malcolm Lowry, y el 
     Popocatépetl detrás, o lo que sea,
algo como un volcán,
como el Embudo aquel,
como un presagio.

Es raro, señor Lowry,
lo miro y hace frío,
me digo yo a este hombre lo conozco con esa mole gris como la muerte, tiene las manos entre las        piernas, tiene frente de mono y grandes mangas y un pantalón de lino, un pantalón como de marinero,
detrás la Bestia gris,
detrás
hay una especie de montaña que a lo mejor fue verde en las laderas, pero cómo saberlo.

Y es notable
que alguien saque la foto
de los que posan sobre un fondo tan gris mirando lejos.

Sería interesante
hacerse una pregunta, consultar
a un astrólogo,
sincerarse,
y ver qué significa Malcolm Lowry mirando lejos junto al mar con las manos entre las piernas como un chico que duerme, con sus tremendas mangas y sus tremendos pantalones, Malcolm Lowry con sus tremendos pantalones y su barba, 
tranquilamente junto al mar,
pegado en mi pared,
de perfil al demonio.

[1972]


Insomnio

Te persigue mi insomnio
se alarga y te persigue.

Soy como un pez que busca tu refugio de almeja
para dormir a salvo de la ola
nocturna y enemiga.

[c. 1974]


El orante

En el exacto centro de mí mismo
hay un hombre que reza, cada noche, 
yo lo dejo 
tratando de no perturbarlo demasiado, 

él ya olvidó el sentido
de las palabras que murmura, 
pero reza de noche
cuando cree que yo no lo vigilo

[c. 1987]
 
 


La fiesta secreta
,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2022










Foto: Nora Lezano/Be Cult
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

Graciela Yáñez Vicentini (Caracas, Venezuela, 1981)

 


Fotografía de Charlie Davoli

 
 
 
 
POR LO QUE QUEDA

Al círculo de hormigas

Y ahora, para colmo, esta resistencia a escribir.
Esta ridiculez de llorar con cualquier poema.
Las huidas al baño, para no hacer el ridículo.
La imposibilidad de acercarme a Hanni.
Estas idas al cine sin sentido.
Sola, aunque no lo note, y sin sentido.

Este afán de recoger hasta el último fragmento.
Esta desconcentración total.
Tener que apagar hasta la música de fondo.
Nunca quedarme a poner orden de verdad.
Esta sed de soledad,
paradójica indolencia y soledad.

Esta comunión inverosímil con extraños.
Este desconocimiento de las almas espéjicas.
Tanta, tanta resistencia.
Lejanía de indiferencia, en el dolor. Frivolidad.
Banalidad hermosa, pero banalidad.
(Lo dice mi niño… Coexistimos con ella: qué más da).

Esta imposibilidad de escribir un poema.
Un simple y llano poema.

Uno siquiera.

Y escribirlo aún. Por lo que queda.




Ph Karim Dannery


de Voces nuevas 2004-2005, Fundación Celarg, Caracas, 2006
Leído en su muro de FACEBOOK
para leer + en LA PARADA POÉTICA

 

 

 

 

(Fuente: Emma Gunst)

Nora May French (EEUU, 1881 - 1907)

 

El mensaje





 

 

 

 

Entonces

Podría rozar mi mejilla con alas errantes,

Podría hablar con tono emocionante y ligero

De ojos que arguyen, de tenues cosas no dichas.

Una polilla de los ocultos jardines de la noche.

Entonces

Desde una tierra de colinas,

donde reposa el crepúsculo,

Vendría al oído el repentino canto de un pájaro,

Pálido y lejano, a través de las montañas.

Oh corazón, cuán dulce...

escuchado a medias, por completo querido.




en Entre dos lluvias y otros poemas, 2020

Traducción de Carlos Almonte

 

 

 

The message

So / might it brush my cheek with errant wings, / So might it speak with thrilling touch and light / Of answering eyes, of dim, unuttered things— / A moth from hidden gardens of the night. / So, in a land of hills, where twilight lay, / Might come a sudden bird-call to the ear, / Across the canyons, faint and far away... / O Heart, how sweet... half heard and wholly dear.



(Fuente: Descontexto)

Argentina Linares (México, 1994)

 

A pesar de la lluvia

 


 
 
 
 
Este derroche de agua,
alianza forjada en años
de ver nuestro cuerpo
lavándose,
resbala por cavidades.

No como Jesús se inclinó para lavar
los pies de sus discípulos,
no como Él nuestras manos de tierra,
enteras y tibias permanecen.

Será por el calor de lámina
o la lengua desértica,
olor rancio de guardarse.

Edifico la palabra agua
dónde beberla,
volumen en la boca.
No hay más vaso.

Hemos amanecido secos,
despejado de nubes
su luz nos pareció otra ir/reverencia.
 
 
 

Argentina Linares, incluido en Novísimas. Reunión de poetas mexicanas (1989-1999)  (Los libros del perro, México, 2020, ed. de Zel Cabrera).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

miércoles, 29 de junio de 2022

Elinor Wylie (Somerville, Nueva Jersey, EEUU, 1885 - 1928)

 


 

 

Elinor Wylie nació en Somerville, Nueva Jersey, el 7 de septiembre de 1885. Sus colecciones de poesía incluyen Black Armor (George H. Doran Company, 1923) y Angels and Earthly Creatures (Alfred A. Knopf, 1929). Murió el 16 de diciembre de 1928.

Escape

 

Cuando los zorros acaben con las uvas doradas
y el último antílope blanco sea asesinado,
dejaré de pelear y me escaparé
a una pequeña casa construida por mí.

Pero primero me reduciré al tamaño de un hada,
con un suspiro que nadie comprenda,
haciendo lunas ciegas de todos tus ojos
y caminos embarrados de tus manos.

Y puede que me busques en vano
entre las raíces de los manglares,
o bajo la lluvia con aroma a manzana,
donde los plateados panales cuelgan como frutas.

 

Escape

 

When foxes eat the last gold grape,
And the last white antelope is killed,
I shall stop fighting and escape
Into a little house I’ll build.

But first I’ll shrink to fairy size,
With a whisper no one understands,
Making blind moons of all your eyes,
And muddy roads of all your hands.

And you may grope for me in vain
In hollows under the mangrove root,
Or where, in apple-scented rain,
The silver wasp-nests hang like fruit.


Extraído de © Academy of American Poets | Traducción de Juan Arabia | Buenos Aires Poetry 2022


 

(Fuente: Buenos Aires Poetry)

Melissanthi (Eva Chougia, Atenas, Grecia,1907 - 1991)

 

TRES VARIACIONES DEL POEMA DE MELISSANTHI "RESARCIMIENTO" POR KATHRYN HARRIS

 



 REPARACIÓN


 Cada vez que pequé una puerta se abrió a medias y los 

                                                                                            [Ángeles

 que nunca me encontraron lo suficientemente virtuosa

                                                                                [como para ser bella

 volcaron el jarrón de flores que era sus almas.

 Cada vez que pequé era como si una puerta se abriera

 y lágrimas de compasión cayeran sobre el césped.

 Y aunque la culpa me expulsó de los cielos como una espada,

 cada vez que pequé una puerta se abrió a medias y aunque

                                                        [los hombres

 me hallaban fea, los Ángeles me hallaban hermosa.



 RESARCIMIENTO


 Mis razones para ello:

 1. Los hombres me veían hermosa, los Ángeles me veían

                                                                                  [fea.


 2. Cada vez que pensé que podía ser hermosa, los ángeles

    me dijeron No.


 3. Cada vez que abrí la puerta trasera, mi alma estaba ahí

    en la hierba, expulsada del cielo - donde no se me hallaba

    hermosa.


 4. Cuando los hombres me dieron flores, los ángeles estaban

    en el jarrón, diciéndome que había pecado, mi virtud esta-

    ba medio llena, y yo no era hermosa.


 5. Aunque les ofrecí mi culpa, me mantuvieron apartada con

    una puerta.


 6. Cada vez me incliné a un costado, mis lágrimas cayeron

   sobre un ángel cuya compasión bloqueó la puerta como una

   espada, y nunca me dejaron entrar.


 7. Quiero que todos me encuentren hermosa.




  RESARCIMIENTO


 Aunque podemos imaginar que los Ángeles son hermosos,

 hay una evidencia de lo contrario. ¡Por ejemplo, el Ángel

que blandió su fiera espada cuando expulsó a nuestros Pa-

des del Edén debe haber sido espantoso! De igual modo, 

los Ángeles pueden ser menos compasivos de lo que supo-

nemos; seguramente nosotros, también, abandonaríamos la

noción de la virtud si entreviéramos los pecados del Hom-

bre cada vez que nos atreviéramos a abrir nuestra puerta.

¡Qué horrible debe parecer nuestro mundo, qué lleno de

culpa! Las cosas que el Hombre crea -una foto, un jarrón,

aún una Catedral- nunca serán ni la mitad de hermosas que

una flor que brota del pasto, o la lluvia que son las lágrimas

de Dios. Debemos sacarnos el sombrero ante los Ángeles,

solo ellos saben por qué nos toleran.



 Melisanthi, cuyo verdadero nombre es Eva Chougia, nació

en Atenas en 1907. Estudió francés, inglés, alemán, música

y filosofía. Fue profesora de francés y periodista. 

 Este es su poema más famoso.

 Murió en 1991.


 Las tres versiones son de la poeta norteamericana Kathryn

Maris, nacida en Nueva York, y que vive en Londres desde

1999. 

 Me parece que esta poesía a la segunda potencia, es decir,

poemas-versiones acerca de un poema "ajeno", es un territo-

rio rico en posibilidades. Digo "ajeno" justamente para sub-

rayar que sin despojar de la autoría al poeta inicial, se utili-

za la polisemia del poema logrado para recrear otros poemas

invisibles. Hay que animarse. Kathryn Maris lo hace.


 



FUENTE
Modern Poetry in Translation, Third Series, Number Ele-
ven. Frontiers, 2009.

Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
 
 
(Fuente: Idiomas Olvidados)


 

Countee Cullen (EEUU, 1903-1946)

 

Una joven morena muerta 

 

 

 

 

Countee Cullen (1903-1946) fue una de las voces más representativas del Renacimiento de Harlem. Cullen ingresó a la Universidad de Nueva York después de la secundaria. Casi al mismo tiempo, sus poemas se publicaron en The Crisis, bajo la dirección de W. E. B. Du Bois, y Opportunity, una revista de la National Urban League. Poco después fue publicado en Harper’s, Century Magazine y Poetry. Ganó varios premios por su poema «Ballad of the Brown Girl» y se graduó en la Universidad de Nueva York en 1925. Ese mismo año publicó su primer volumen de versos, Color (Harper & Bros., 1925), y fue admitido a la Universidad de Harvard, donde completó una maestría en inglés. Cullen continuó publicando varias colecciones de poesía más, incluidas On These I Stand: An Anthology of the Best Poems of Countee Cullen (Harper & Bros., 1947), The Black Christ and Other Poems (GP Putnam’s Sons, 1929) y Copper. Sol (Harper & Bros., 1927)

A BROWN GIRL DEAD

 

With two white roses on her breasts,
White candles at head and feet,
Dark Madonna of the grave she rests;
Lord Death has found her sweet.

Her mother pawned her wedding ring
To lay her out in white;
She’d be so proud she’d dance and sing
To see herself tonight.

1925

 

UNA JOVEN MORENA MUERTA

 

Con dos rosas blancas en su pecho,
blancas velas en los pies y cabeza,
Madonna morena de la tumba descansa:
el Señor Muerte la ha encontrado dulce.

Su madre empeñó su alianza
para mostrarla de blanco;
ella estaría tan orgullosa que bailaría y cantaría
para verse esta noche.

1925


Extraído de Concise anthology of American Literature, Nueva York: Macmillan Publishing Company, 1985, p. 1704 | Traducción de Ignacio Oliden 


(Fuente: Buenos Aires Poetry)

Alberto García-Teresa (Madrid, España, 1980)

 

CALLEJERO DE MANGLAR  (2 fragmentos)





MIJO, 4





Se agrupan, se fusionan y también se disocian conciencias y personalidades en Mijo, 4.

Dos personas pueden unirse dentro de un único ser. O bien un mismo individuo secciona, como por mitosis, dos o tres de sus múltiples facetas y se encarna en otros tantos sujetos físicamente idénticos pero mentalmente distintos.

Todo vuelve a la normalidad cuando se traspasa el umbral de la puerta y se regresa a la rutina del pueblo. La poliédrica experiencia vivida en la casa se queda solo en el recuerdo individual aunque… ¿De quién en concreto?





RAÍZ, 2





Colecciona la propietaria de Raíz, 2, toda clase de retratos. De todo tipo, sobre cualquier soporte. Los cuelga abigarradamente de las saturadas paredes o los almacena, en secreto, en las cajoneras. Ella repudia los espejos. Prefiere jugar cada mañana a contemplarse en uno de los objetos de su colección para arreglarse el pelo y colocarse el personaje que desarrollará durante toda esa jornada.



  Callejero de Manglar (Lastura, 2022).

 

(Fuente: Voces del extremo)

 

Corina de Tanagra (siglo V a. C., Tanagra, Grecia)

 














 
 
 
 
«Y a los bienaventurados al punto las Musas
ordenaron llevar su voto
secreto a los cántaros de dorados
brillos; se levantaron todos juntos;
más votos logró el Citerón.
Rápidamente Hermes proclamó
a gritos que había alcanzado la deseada
victoria y con coronas
… le adornaron
los bienaventurados; y su espíritu se alegró»

~

«De la recién casada Báucide soy (el sepulcro); si pasas por la muy llorada
lápida dile al Hades que está bajo tierra
“Envidioso eres, Hades” y, al ver los hermosos símbolos
la muy cruel suerte de Bauco conocerás,
cómo a la niña, con las antorchas con las que cantó un himeneo,
 el suegro quemó en el fuego.
Y tú, oh Himeneo, tu afinada canción de bodas
tornaste en un resonar lastimoso de trenos.»

***

Versiones de Manuel Fernández-Galiano
Pintura de Frederic Leighton

/

μάκαρας δ’ αὐτίκα Μώση
φ]ερέμεν ψᾶφον ἔ[τ]αττον
κρ]ουφίαν κάλπιδας ἐν χρου-
(⸏)σοφαῖς· τὺ δ’ ἅμα πάντε[ς] ὦρθεν·
πλίονας δ’ εἷλε Κιθηρών·
τάχα δ’ Ἑρμᾶς ἀνέφαν[έν
νι]ν ἀούσας ἐρατὰν ὡς
ἕ]λε νίκαν στεφ[ά]νυσιν
…].(.)ατώ.ανεκόσμιον
(⸏) μάκα]ρες· τῶ δὲ νόος γεγάθι·» (PMG 654a, 19-28)

~

«Νύμφας Βαυκίδος εἰμί· πολυκλαύταν δὲ παρέρπων
στάλαν τῷ κατὰ γᾶς τοῦτο λέγοις Ἀίδᾳ·
“Βάσκανός ἐσσ’, Ἀίδα.” τὰ δέ τοι καλὰ σάμαθ’ ὁρῶντι
ὠμοτάταν Βαυκοῦς ἀγγελέοντι τύχαν,
ὡς τὰν παῖδ’, ὑμέναιος ἐφ’ αἷς ἀείδετο πεύκαις,
ταῖσδ’ ἐπὶ καδεστὰς ἔφλεγε πυρκαϊᾷ·
καὶ σὺ μέν, ὦ Ὑμέναιε, γάμων μολπαῖον ἀοιδὰν
ἐς θρήνων γοερὸν φθέγμα μεθαρμόσαο.» (AP VII, 712)
 
 
(Fuente: La comparecencia infinita)