viernes, 29 de abril de 2022

Selva Casal (Montevideo, 1927-2020)

 

  cuatro poemas













Biografía



Nací
todavía no he muerto
aquí vivo
mi madre es una niña que el viento apenas nombra
mis abuelos eran bellos ciruelos en el jardín
sobre lo prohibido construí mi vida
un día era el color era una fiesta
salimos en medio de la noche a ver el mar
como estertores de la vida
como estertores de una bestia herida
se oían ruidos y gritos y gemidos
callé obstinadamente
viví en llaga viva
sólo nací para mirar la lluvia
nunca supe gramática
la luz tampoco sabe
culpable soy de todas las muertes
de todos lo amaneceres
me sé madre de toda violencia
vi mi cuerpo desintegrado y solo
como una casa en ruinas.

~
 

No elegimos nada



No elegimos nada
Ni siquiera dónde morir
Con su ráfaga de almohada rota
El alba se despeñó
Llorando entre las sábanas
A muerte y desafío
Intentos de la luz
Sólo intentos donde naufragamos
Soñar en ti es llenarse de bruma
Por qué dura tan poco la vida
Y el amor a dentellada limpia nos ataca
Sólo vestigios de la nada quedan.

~
 

Por no encontrar las llaves



A Marosa y Nidia di Giorgio

Tengo dos casas
en una viven alimañas
en otra mis amantes muertos y los gatos
ni con unos ni con otros he podido vivir
y esto no es ficción
ya estaban previstos los latidos del corazón
ordenados los amaneceres
a veces la luna salía tempranísimo
y se sorprendía
a nadie mostraré este poema
a nadie mostraré mi vida
cuando de madrugada me levanto a comer naranjas
y te convoco a ti solo a ti
y te veo corriendo entre las camas
persiguiendo lobos
el demonio existe los ángeles existen
aseguro que nadie me comprenderá
que nadie podrá descifrarme
el último sol que vi era naranja
todo por no encontrar las llaves de la puerta de casa.

~


No me alcanzan los brazos de la tierra



No me alcanzan los brazos de la tierra
no me alcanza la vida
mis amantes me duelen
andan por mi cerebro y son
la vida que no tuve
el silencio anterior
ya estoy definitiva muerta
tuve una casa
tuve tantos hijos subterráneos fantasmas
de noche me hostigaban
cosas y voces que no sé
tú podías haber sido mi padre
tú podías haber sido mi hijo
las calles por donde nos moríamos
no tenían sentido
despierta así no volverás a ser
tócame no hay parte de mi cuerpo
que no sea universal
sé que palpo en silencio
cosas que no he vivido
tristes constelaciones
piernas playas arenas
mutilados enfermos
yo nunca estaré muerta
me dolerán las uñas
los cuerpos los abrazos
los viajes la aventura feroz de cada célula.

***

Extramuros revista
Emma Gunst
 
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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