jueves, 31 de octubre de 2024

Yolanda Pantin (Caracas, Venezuela, 1954)

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UN NIÑO ESCRIBE...

 

Un niño escribe
 
“Aquí es redondo como una naranja”
 
¿Qué miran los ojos
detrás del mundo?
 
Ya dije que vivir es imposible
 
Cuándo cesará este nudo
 
esta tarde helada
aquí afuera
 
hay una raya invisible
 
El niño mira
y ve árboles
 
y pájaros
 
Duerme
si algo dulce es posible
 
 
_____________________
en "La canción fría", Ediciones Angria, Caracas, 1989. En la imagen, Yolanda Pantin (Caracas, Venezuela, 1954) por Vasco Szineter, 1986.
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Antonio Santos Barranca (Huelva, España, 1938)

 

DIARIO NOCTURNO EN UN PAÍS FEO (fragmento XIV)


 

 

En España es pecado mortal, pero en muchas democracias, si no todas,hacer encuestas es frecuente. El pecado aquí consiste en opinar, que viene a significar optar por algo, un delito cuando no se sustituye por adular o halagar, dar motivo de satisfacción por lo que otro hace. Pero pienso, muy en serio y no es broma, si no será que en España nos pasamos la vida opinando, o sea, haciendo encuestas permanentes. Franco convence, o es convencido, de que salga a un balcón o visite un lugar. La encuesta multitudinaria le es siempre favorable. Miles, y decenas de miles, opinan y aplauden. ¿Quién obliga a dar esa opinión de halago y vocerío a quien posiblemente preferiría quedarse en casa en pijama, si puede, o si no en calzoncillos más modestos? Somos un país de encuesta permanente, y me pregunto qué ocurriría si algún divertido gerifalte la transformara un día en una pregunta: “¿Prefieres dictadura donde no ocurre nunca nada y tienes garantizada castidad, santidad, simpleza, despreocupación y un plato de garbanzos o libertad de obligarte a pensar quién te gobierna permitiendo que tu hijo vea culos y tetas mientras obedeces a un sindicato y tu hija vive besos horizontales negándose a fregarte platos y cuestionándote todos los días?”

 

Antonio Santos Barranca. Diario nocturno en un país feo. Letrame Ed. 2024

 

(Fuente: Voces del extremo)

Juan José Rodinas (Ecuador, 1979)

 

La luz se ha ido
(¿Dónde está el fósforo para encender a la gente de cera?)
 
Esto es un acto carrusel de danza, campánulas de hielo
sobre las carreteras, pero también un sueño de parkour 
 
sobre los edificios de Quito que giran sobre el ojo cansado.
Un baile vertical con los brazos abiertos. Al miedo
 
escribe. Ya no queda país. No queda humano. Noche
es noche es noche es el vuelo de la lechuza ciega sobre qué.
 
A otra cosa me llevarías, cielo, desde luego.
La ciudad son luciérnagas de hoteles y hospitales.
 
Un idioma quebrado. Caído estás, sin preguntar.
Llegaste, a qué país llegaste, pelotita ponchada.
 
¿Hacia dónde iremos? ¿Una espina qué hace?
¿Un amor qué hace y para qué? Ahora esas preguntas
 
ya no tienen sentido. Lo intraducible por dentro hacía bien
lloviendo. Intraducible, el ruido de los generadores eléctricos 
 
no me deja dormir. Luciérnagas en un campo de hormigón
a oscuras. Llamen. Vengan. Ayer apagaron los medidores de luz
 
para entrar a robar en mi casa. ¿quiénes? Esto no es
un generador de ruido. Aves de la galaxia. ¿Vienen?
 
Esto no es un generador de energía. Ya no queda un país.
No queda humano. Caído estás, quebrado estás, 
 
sobre un idioma quebrado. Necesito energía para volar,
Contradanza de Ícaro, deshuesadero del pez y alguiera separa 
 
el esqueleto nuestro. Rema el corazón rasgado, ¿quién?
¿por qué? Rema el corazón rasgado. Todo brilla por mi ausencia.
 
Una pregunta de hielo hace demasiadas cosas.
Flores. Helechos. Árticas palabras explican las perlas 
 
en el jarro sucio. Enciendo el interruptor. No se enciende.
Un piano invisible entre huesos pelados es, posiblemente, mío.
 
Mi hígado en la taza de cerámica china. Helechos. Flores.
Necesitamos 4000 megavatios para 4000 millones de bombillas.
 
Humano aquí, país aquí, no queda un río que nos lleve.
Cuenta tus huesos llamándose amarillos en su cajita de carne.
 
Un país va roto. Huesos. Cerdos que chillan. Rémoras.
Grita tus órganos hacia el país a oscuras. Democracia.
 
Grita tus noches sobre las falenas. Es probable
que alguien dijera que país hay, que calle hay, que hay manita 
 
de hija sobre cabeza enferma. Democracia. Yo lloraría
explicando estas cosas: es que no queda, es que nadie, 
 
es que ya nadie ya. Y la hija entona la melodía que no entiende
o la entiende sobre una piel que no es suya, tan sonora de una 
 
osamenta mía. Todo es roto en lo roto. Todo es roto en lo bailado.
Todo es vacío en lo fuerte. No hay camino que llueva
 
sobre la casa que jamás tuvimos. Ríes. No hay caricia del padre
que no nos amó. (Lo que nos amó, no había sido). 
 
Esa es la estrella de la mañana: un cristo perdido, diminuto
entre los girasoles. Un aguijón de avispa en la punta 
 
de una lengua invisible. Así dijiste que sería el poema:
totalmente fuera de órbita. Este universo sin padre:
 
los ojos de Jesús de Nazareth contra el odio de los locos
ante la quebrada, pie tras pie, sostenido. Prédica, desquicio.
 
Una palabra donde hueco hace. Invierno donde hueco hace.
Prédica del Monte Carmelo. Un día de sol y maremágnum.
 
Un cráneo con estrellas por dentro. Incendio mi árbol,
pero nada ocurre y ocurre así, quizás, una llama azul de metileno.
 
Un sauce como una noche en polvo da mucho a lo que huye.
Animal es vegetal en cuanto maravilla cae bajo las estrellas.
 
Todo el dolor.
 
Como decirlo así.
 
El oído envejece.
 
Consejo: no escuches la tubería de conceptos
atravesar los rascacielos inundados.
Mejor guarda
un cajón de madera
para esconderte
y gritar

 

Guillermo Saavedra (Buenos Aires, 1960)

 

LA NOCHE EN YO

 

(undécima entrega)
 
 
Voy surcando la noche
en breve bote:
escribo versos leves
para que floten. 
 
***
Eché llave a la noche,
le di dos vueltas.
No sea cosa que el día
la encuentre abierta. 
 
***
He cavado en la noche
mi madriguera,
como quien se protege
contra la espera. 
 
***
He enjaulado la noche
con la intención
de que se vuelva mirlo,
negra canción. 
 
***
Es del tiempo la noche,
también los hombres.
Somos barro escondido
detrás de un nombre. 
 
***
(Si se cansan, avisen,
tengo más temas:
coplas sobre el gobierno
y otras enemas.)

 

Juan José Saer (Serodino, 1937-París, 2005)

 

ALDO   

 

(a Aldo Oliva)

 

La boca cumple un enorme papel: toma
el vino tinto, de a poco, a lo largo de la noche,
y devuelve, incansablemente, iluminándose, el verbo.
Y cuando está en silencio, los labios se mueven todavía,
se estiran, se entreabren porque los dientes, sin motivo,
sin ninguna pasión, por pura costumbre, se aprietan.
Es, se ve bien, un reflejo que viene desde el fondo, o mejor
dicho desde el principio. La calvicie
no alcanza más que la coronilla, la frente,
y en la nuca, y a los costados, el pelo grisáceo termina
humildemente, escarolado, insumiso.
En el conjunto, la cabeza vendría a ser
de un gris ceniza evanescente, la cara
rojiza, a causa quizás del vino, y los hombros,
cubiertos por el saco azul marino, resaltan,
como contra un infinito, contra el afiche amarillo pegado a la pared.
Está todo aureolado, si se quiere, de grafismos negros.
La mesa del bar, al lado de la vidriera, es, entre todos,
el mejor lugar; sobre la mesa
el vaso de vino, medio lleno, que la mano,
negligentemente, toca: de esas manos, se ha sabido decir
que, como las de Borges, son blandas, evasivas. Las ha ocultado
parece, a medias, desde siempre: ¿un complejo? Y a veces
sin embargo, pueden moverse, elegantes, en el aire,
diciendo un alegato mudo en favor, por ejemplo de Baudelaire,
y en ellas, entonces, todo lo que le queda de pasión se concentra.
Pero no es, propiamente, una pasión:
son como unas señales, rápidas, que le llegan, de vez en cuando, desde
lejos, desde el fondo, probablemente, o desde el principio,
y alrededor de cuyo centelleo, todos sus días,
que él se dice vivir, inútilmente, en dispersión,
como un milagro austero, para el oyente, se reúnen.
 
 
(Fuente: Daniel Freidemberg)

 

Al Purdy (Ontario, Canadá, 1918-North Saanich, Canadá, 2000)

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LA ÚLTIMA IMAGEN DEL MUNDO

 

Una forma inclinada y gris
enmarcada por hojas
con el agua del lago detrás
de pie en nuestra
pequeña punta de tierra
como un pequeño monje
en un monasterio verde
meditando
 
           casi una escultura
excepto que está viva
pensativa inmóvil inalterable
durante media hora
una garza azul
y se me ocurre
que si me muriera en este momento
esa imagen me acompañaría
a dondequiera que fuese
durante parte del camino.
 
 
 
______________________
en "Beyond Remembering. The Collected Poems of Al Purdy", Sam Solecki, ed., prólogo de Margaret Atwood, Harbour Publishing, Pender Harbour, 2000. Versión de Jonio González.
En la imagen, Al Purdy (Ontario, Canadá, 1918-North Saanich, Canadá, 2000) por Gliona D'Arcy (The Canadian Press).
 
 

THE LAST PICTURE IN THE WORLD

 

A hunched grey shape
framed by leaves
with lake water behind
standing on our
little point of land
like a small monk
in a green monastery
meditating
 
                 almost sculpture
except that it's alive
brooding immobile permanent
for half an hour
a blue heron
and it occurs to me
that if I were to die at this moment
that picture would accompany me
wherever I am going
for part of the way
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Hugo Giovanetti Viola (Uruguay, 1947)

 

(Caín & Co.)
 
 

Sólo te aceptan los que reconocen
el latido total de tu espesura
y se desvelan con tu desventura
y al corazón partido te lo cosen.
 
Y no te aman los huecos aunque posen
de festejantes de tu alta locura
porque no saben que la pena pura
reparte a Dios para que lo destrocen.
 
La tribu de Caín es la majada
de los lobos que muerden los balidos
desesperados y desposeídos
 
de los pobres que brillan porque nada
puede apartarlos de la fe blindada
y el universo es de los elegidos.
 
 
Puede ser una ilustración

 

Atila Luis Karlovich (Colombia, 1953)

 

DE LOS AEROPUERTOS
 
 

pesa la pena
pero más pesa la dicha
cuando te vas, cuando me voy.
 
(aeropuerto de techo,
madre de partituras y particiones,
en shannon y orly
berrea un bebé rumbo al exilio,
noche pegajosa de suave perfume
y daiquirí en pointe-à-pitre,
vómitos en pointe-à-pitre,
las horas que se hacen eternas en pointe-á-pitre,
aprisa un subrepticio romance en un baño de barajas,
una caricia más manifiesta en un recoveco de maiquetía,
el tiempo estanque,
el tiempo témpano y jaula de plomo,
el dorado,
implacable a mis ruegos y sordo a mis súplicas,
¡arráncame la vida pues!,
tantas veces kloten
y kloten siempre gris,
y tantas veces ezeiza,
trampa terminal del azar,
finis terrae,
esa garúa que cae
camino al matadero.)
 
cuerpos plegados,
almas en pelmaza,
los malqueridos del mundo entero
acuden para sufrir
los horarios sagrados,
los itinerarios incumplidos,
los cronogramas cancelados,
salen en la arbitraria madrugada
de vientres equivocados,
buscan la voz brasileira de jadeante cadencia
que anuncie su equívoco destino final
y mansos vuelven al cetáceo errado.
 
pocos salen como entraron,
casi ninguno entra como salió,
siempre queda algo enganchado,
trozos de tripa,
un brazo izquierdo,
anhelos desflecados,
trizas de alma,
souvenirs d'amour.
 
persiste, avanza, incide el reloj,
el cruel quirurgo, la meretriz engañera.
 
más allá
de ese vidrio ahumado
una cifra, una cicatriz,
un pájaro sin rumbo
surca displicente
el cielo tripartito
de endeble coraza.
 
pesa la dicha
pero más pesa la pena
cuando te vas, cuando me voy.
 
 
Puede ser una imagen de dirigible

Louise Bogan (Livermore Falls, EE.UU., 1897-Nueva York, EE.UU., 1970)

 

«El sueño»

Traducción de Luis Alberto Ambroggio



 
 
 
Oh Dios, en el sueño el terrible caballo comenzó
A patear en el aire, con sus coces quería alcanzarme.
El miedo quedó derramado en su crin durante treinta y cinco años.
Y una retribución igualmente vieja, o casi, respiraba por su nariz.

Demasiado cobarde, me acosté y lloré en el suelo 
Cuando una poderosa criatura apareció, saltó a la rienda. 
Otra mujer, mientras yacía medio en un desmayo,
Saltó en el aire, y se aferró al cuero y la cadena.

Dale algo tuyo como un amuleto, dijo ella.
Tírale, dijo ella, algo pobre que sólo tú reclames.
No, no, lloré, él me odia; él está fuera para hacer daño, 
Y si cedo o no, es todo lo mismo.

Pero, como un león en una leyenda, cuando aventé el guante 
Sacado de mi sudorosa y fría mano derecha;
La terrible bestia, que nadie podría entender,
Vino a mi lado y agachó la cabeza con amor.



en Antología de poetas laureados estadounidenses (1937-2018), Vaso Roto, 2019


(Fuente: Descontexto)

 

Eli Tolaretxipi (San Sebastián, España, 1962)

 

  UN POEMA DE  EDGAR

 



 

 

 

BISHOP / POE

 

 

 

El nadador parece un juguete eléctrico

dirigido por una mano alejada de la bahía.

Su placer es mecánico.

Ella tiene las manos frías

y se las calienta en el pecho, bajo el brazo.

Siente el corazón.

No sé si el latido es automático

o lo produce el contacto.

Se le enciende una luz roja en los ojos

como un pequeño foco:

recorrido horizontal de luciérnaga

que se ilumina a sí misma,

que dice, estoy «aquí», «aquí», «aquí».

¿Es previsible el placer?

Bishop dijo que el placer era mecánico

y que la caída del amor hacia la tierra

era inevitable.

Hay una extensión líquida de tiempo,

clara, turbia, tibia

en constante transformación.

Hay cortinas, vaho, huellas,

sedimentos más delgados cada vez,

y lo elevado, lo que flota en el aire,

lo que aletea y nada

entre el fondo y la superficie.

 

 

 

Eli Tolaretxipi

Edgar

 

              Trea Poesía

              (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

Gilberto Owen (México, 1904 - 1952)

 Puede ser una ilustración

 
LA POMPA DE JABÓN
 

1
Aquel rostro, aquel libro, aquel paisaje,
y todo el iris y yo mismo, todo,
todo en tu agua sedienta
de imágenes.
 
2
Te saludan los pájaros, las cosas
todas afinan para ti
su mejor alba de sonrisas.
 
Y recuerdan tus viajes, cuando ibas
como un poco de río
redondo y frágil, por el cauce
innúmero del viento.
 
Y te recuerdan, Arca de Noé,
porque las regalabas a los niños,
transmutando en juguetería
de Noche Buena, el Mundo.
 
3
Y la vida niña soplándote,
oh pompa, oh árbol de cristal de alma,
por aquella raíz
que te ocultó en su seno Poesía,
y te era, en el cielo, rama en flor
y pájaro en la rama.
 
Y la vida, sin fin, soplándote,
sin fin, sin fin, burbuja de emoción,
hasta tu fin sin ruido ni violencias
-cuando mucho con un rocío amargo
y trémulo, como de lágrimas.
 
Y pensar, corazón...
 
¡Y pensar, conmovido corazón,
que algún día nefando, los gusanos
han de roerte tus orgullos vanos
y emponzoñar tu fuente de emoción...!
 
Saber la vida tránsfuga, y saber
el fracaso de todo en un minuto:
toda tu heroica fiebre de absoluto
(náufraga en unos labios de mujer)
 
y todo tu dolor, y tu sensual
podredumbre obcecada, y tu efusiva
devoción a la Amada primitiva
de alma jocunda y clara de cristal.
 
Aún no habrás logrado modelar
tu poema mejor, cuando la pálida
Intrusa llegue, y tu Poesía, inválida,
interrumpa su lírico volar
 
Saber que un día, trémulo rubí,
leal y atormentado, solamente
polvo inmóvil será tu carne ardiente,
sin nada de lo noble que hay en ti.
 
Cuánto mejor sería, corazón,
que te agotaras, trágico y canoro,
en este amor vernal de fuego y oro,
en una fervorosa combustión.
.....
 
Gilberto Owen
(mexicano, del grupo Los Contemporáneos, 1904-1952)

 

(Fuente: Daniel Freidemberg)

Ólga Vótsi (El Pireo, 1922-Atenas, 1998)

 

de las fuentes













 
 
Todos quieren beber de las fuentes.
Uno empuja al otro al abismo
y el ansia secreta brilla como un cuchillo en la noche.
Todos han arrojado
a los pozos a alguien vivo
y han tapado con las manos el horror.
Deseos intactos que no salen a la luz.
Sólo el sueño libera la boca
y escuchamos los ladridos del bosque,
nos detenemos en sus lindes
y temblamos.

***

Versión de Horacio Castillo
Otra iglesia es imposible
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

Bengt Berg (Torsby, Suecia, 1946)

 

Dos poemas


 
 
 
 
Lo que nos enseña el camino 
 

Entre tres pueblos transcurre la mañana-
el paseo: pasa delante de una mina de arena,
a lo largo un pequeño riachuelo y sube
una cuesta. Donde
se sienta una liebre, sumida
en su propia sombra. Entonces
me ve, se recobra, toma un par de saltos
a través de la carretera.
Y vuelta a la colina,
paso dos amapolas,
se agitan levemente los tallos, llego a la cima
y miro más de 75 hectáreas
de agricultura francesa subvencionada.
Como un granero en una película soviética, aún más grande,
Europa está a la espera de otra cosecha
y más allá: el otoño.



¿Por qué se quiere un idioma?
 

¿Por qué se quiere un idioma
del cual sólo entiende de los lagos?
O el atardecer a finales de agosto
cuando el aire todavía es demasiado claro,
todo demasiado sensato
y se viaja a lo largo de un anhelo
dentro de un vehículo llamado coche
y lo que habla no es una boca sino un abedul,
un idioma hacia afuera del verano
 
 

 Periódico de Poesía, n° 75/Diciembre 2014-Enero 2015, México
Versiones de Hebert Abimorad

---
Foto: Sveriges Radio
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

Susana Arévalo (Argentina, 1952)

 

"Malabar 4"

 


 
 
 
A la deriva del lenguaje.
Atrapada en mí misma
como si caminara alrededor de un íncubo
como si mi destino no fuera el tuyo
Dédalo: piélago
              ápice
              espejismo.
Guiada por el rumor de la sangre
a tientas
entre glorietas y cenotafios.
Sin relieve
sin sujeto
sin aliento.
Me abrí paso en el mapa del dédalo
en la abrupta geografía de la ficción
en la mazmorra de mi temperamento.
No es poesía lo que aquí se busca
sino lo arcano
el dédalo después de la tormenta
el mascarón de proa
el desdoblado boceto del infierno.
Del comercio con los ángeles
me viene este escozor en los genitales.
La máscara interroga al rostro.
No es poesía lo que aquí se busca sino la busca.
No es poesía lo que aquí se busca es un oráculo.
No es poesía
lo que aquí se busca es un atajo.
Dédalo es mi autobiografía.
Del Pop al Zen
clamo por "la degollación de los epítetos".
Por la regurgitación.
Por el esplendor de la carne.
Por lo que hay en mí de perdurable, Amén.
Al comercio entre lo Moderno y Post
y a sensibilidad tan aviesa
debo tu atribulada geometría.
Ábrete
          entre resuellos y soflamas
                                                   Sésamo.
El pecho escaldado por el romanticismo,
apuraré de un sorbo esta agonía breve.
Moderna Musa de la Inclemencia:
yo te revelaré, yo te escanciaré
un veneno más dulce que tus ascuas.
Los prismáticos apuntan al Apocalipsis.
Mi voto es la indigencia.
Después de la orgía
Después de la pureza
Después de la utopía
Después del después.
Sigilo e indolencia son mis votos.
Galimatías del Verbo.
Coros del Hazmerreír.
Un tubo de píldoras jamás abolirá el azar.
No hay sarcasmo.
El azar azar abolirá.
Si lo he soñado todo.
La carne es triste y ya vi todas las películas.
La dicha es ciega y yo estoy hecha de ojos.
 
 

Susana Arévalo en Dédalo (1999), incluido en Poetas argentinas (1940-1960) (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006, ed. de Irene Gruss).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

Walt Whitman (West Hills, EE. UU., 1819 – Camden, EE. UU., 1892)

 

Pasé una vez por una ciudad muy populosa

 

Pasé una vez por una ciudad muy populosa, grabando en mi 
cerebro, para uso futuro, sus espectáculos, su arquitectura, sus 
costumbres y sus tradiciones;
y, sin embargo, ahora, de toda esa ciudad, recuerdo solamente a 
una mujer que por casualidad conocí allá, que me detuvo con su 
amor por mí;
todos los días y todas las noches estuvimos juntos; de todo lo 
demás ya me olvidé hace tiempo;
y digo que recuerdo sólo a esa mujer que con tanta pasión se 
aferró a mí;
otra vez deambulamos, nos amamos, nos separamos otra vez;
ella otra vez me toma de la mano y no me puedo ir.
La veo junto a mí, con labios silenciosos, triste y trémula.

Traducción de Ezequiel Zaidenwerg

 

miércoles, 30 de octubre de 2024

Atila Luis Karlovich (Colombia, 1953)

 

ULISES Y PENÉLOPE
 
 

la urdimbre:
ausencia del andariego,
décadas de desvelo.
profusa señal de cenizas.
 
tejedora destejedora
del sueño intermitente
de la paciencia,
de la fidelidad.
 
ulises regresa.
nostalgia
de la patria ausente.
su precaria presencia:
señal de sangre,
trama pasajera.
 
otra vez
el escurridizo enarbola el mástil,
abandona la sombra de la amada,
navega
los húmedos senderos,
las dilatadas estancias del insomnio,
plagadas de mujeres,
amargas parcas,
sirenas mutiladas,
erinias hilanderas.
 
¿quién ha de ser?
un hombre y una mujer,
decía tirso.
 
que penélope concluya,
desurda,
destrame
los viejos hilos:
 
señora de los senderos,
 
que invierta antiguos rumbos de sangre,
trace nuevos destinos de fuego.
 
 
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Rodolfo Edwards (Buenos Aires, 1962)

Rodolfo Edwards: “Al peronista que se dedica a la cultura se ...

 

TRASNOCHO AURORA GRUNDIG

 

trasnochar
es saltar un cerco
trasnochar
es pasar del otro lado del espejo
y hablar en francés con un gato
trasnochar
es ver a maniquíes jugando un picado
trasnochar
es pasear por ciudades invisibles
pobladas de fantasmas
que leen todos los pensamientos
trasnochar
es ensayar la muerte propia
sin saber cuándo será el estreno
 
 
 

EN LA RECOVA

 

envuelta en las sombras de la Recova
golpeó la puerta prohibida
y por todo inventario de arte
hubo la luz de un velador
y el cuadrito mortecino de unas flores viejas
el olor a alcanfor que venía del río
arrastraba llantos y risas confundidos
en un engrudo místico y venial
 
 
 

UNA MUCHACHA DEBAJO DE LA PARRA

 

había una muchacha
debajo de la parra
desde el balcón
escuchaba su voz
entreveía su pelo
a través de las hojas
cuando el sol
como una guadaña
abría un claro de luz
hasta la tierra
repito:
había una muchacha
debajo de la parra
 
 
 

MALABARES DE GUILLE

 

«tengo diez años
me llamo Guille
y vengo a hacerles
algunos malabares»
ALERTA ROJO SEÑORES
hay un niño en la calle
alerta rojo señores
y dos monedas de dos
ALERTA ROJO SEÑORES
y quisiera regalarle
un pedazo de mi infancia
mis frituras de vinilo
todas mis canciones de fortuna
girando en el cielo de los salvos
ALERTA ROJO SEÑORES
hay un niño en la calle
y no hay nada que pueda
contra tanto dolor que se junta
alrededor de su imagen
como un aura maldita
ALERTA ROJO SEÑORES
y de nada sirven
esas vidrieras decoradas
las frivolidades del té y del café
ALERTA ROJO SEÑORES
hay un niño en la calle
y es de varón
escribir llorando
 
 
 

EL CIELO

 

uno mira el cielo
buscando una explicación
y las nubes entonces
empiezan a hacer
raras contorsiones
tratan se formar letras
símbolos y caritas
pero nunca se llega
a entender nada
 
 
 

MODELO 72

 

cuánto daría
por meterme
en la panera
modelo 72
a espiar
las circunstancias
de la mesa del domingo
y ver otra vez
cómo aterriza la picada
y enseguida se le suman
el cinzano y el fernet
más tarde vendrá
la carne estofada
los ravioles de ricota
que humean
como mensaje de indio
y el vino popular
en el pingüino
que me guiña un ojo
mientras un rayito de sol
se cuela por la ventana
el reloj marca
la una y veinte
y estamos todos vivos
 
************
 
de "El campeón del baile suelto" - Buenos Aires
Ediciones Lamás Médula - 2019
Fuente: 0p.Cit Poesía (Web)
 
(Fuente: Oscar Vicente Conde)