jueves, 19 de diciembre de 2019

Hugo Padeletti (Rosario, Argentina)


PRIMAVERA EN BERNA 


A Miss Moore le hubiera gustado
una ciudad como ésta.
Paraíso Terrestre – Edad Media – New York

escala humana. La herradura
de Aar (literalmente
turquesa líquida), la secuencia

de los puentes, las laderas
en flor, ¡qué acicalarse
de la mente!

Y el Botanischer Garten y los otros
jardines:
la historia natural (el pithecantropus

erectus),
Bach, Brecht y los oráculos
del libro: AUSGEWÄLTE

GEDICHTE. Para colmo, en la fosa
medieval, tienen osos (´virtuosos
en su ejemplaridad´), el ingrediente

de la bestia.
Ando (y no me canso)
por las recovas. Llueve

y no me mojo. Ritmos
de arcadas y de fuentes
y escaparates: discos

y números de DU
y quinqués y grabados
de plantas (FRAGARIA

VESCA), y cuántas
antigüedades vivas
y modernas preguntas

y respuestas: altas
finanzas, alta
cultura, altas

arboledas seguras. ¿No hay
pobreza?
Pero hay infancia. Todo, extrañamente,

conmemora la infancia. Esta es la torre
del Reloj, el juguete mimado. Aquí jugaba
Klee. Entre tan vívida evidencia

aprendió a ‘hacer visible’:
las onduladas hojas art nouveau
de los robles, los brotes

de los abetos, los cuajados
arcoíris de savia en las orillas
rampantes, duplicados

en el río. Y ahora, en la Klee-Stiftung,
la irrupción
de los cuadrados mágicos, la grave

melodía soñada
del Arabisches Lied, la cicatriz
de Pathos, el rotundo canto llano

del fin. ¡Qué numerosa
natura naturata
para un empeño. DILIGENTE

CULTIVO,
y humano, aunque nos cueste!
Como ahora, entre el cielo

que chispea y el césped
que destella,
la danza (verde-rojo, azul-naranja)

del cuerpo juvenil y la pelota
de la mente. ¿Partido
perdido? ¿La energía

del hombre es la energía
mental pero la mente
la abraza? ¿Es la pelota

quien juega al jugador?
Más lejos, entre bosques
profundos como el mar,

nos acuna
con su ‘tonada lenta’, la sembrada
meseta, los pezones

de leche y miel,
de cereales, de frutas, de hortalizas
de relojes y de química.

Adentro inmaculada
limpieza, dobles puertas
y edredones guardados por la abuela
para otro invierno.




(Fuente: Hablar de poesía)

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