domingo, 21 de febrero de 2016
Emily Dyckinson
Tráeme el atardecer en una copa
Tráeme el atardecer en una copa,
examina los frascos de la mañana
y dime cuánto rocío hay;
y dime hasta dónde se movió la mañana,
dime a qué hora duerme el tejedor-
que urdió la amplitud del azul.
Consígname cuántas notas componen
el nuevo éxtasis del petirrojo
entre las ramas asombradas-
cuántos viajes emprende la tortuga-
cuántas copas comparten las abejas,
libertinas del rocío.
Y también, quién alzó los pilares del arco iris,
y quién conduce las dóciles esferas
con cuerdas de azul flexible.
Qué dedos sujetan las estalactitas-
quién lleva las cuentas de la noche,
para saber si alguno queda en deuda.
Quién construyó esta cabaña
y cerró sus ventanas de tal modo
que mi espíritu no es capaz de ver.
Quién me permitirá salir, algún día de fiesta,
breve pompa,
con aparejos de vuelo.
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