Desconocida y sucia criatura que juegas delante de mi puerta
no te pregunto si me traes un mensaje de los símbolos.
Encuentro gracia en ti por no haberte visto antes,
y, naturalmente, si pudieras estar limpia serías otra criatura
que no vendría por aquí.
¡Juega en la polvareda, juega!
Considero tu presencia tan sólo con los ojos.
Más vale ver una cosa siempre por primera vez que conocerla,
pues conocer es como si nunca viéramos por primera vez,
y nunca haber visto por primera vez es sólo oír como lo cuentan.
El modo de estar sucia esta criatura es diferente del
modo que otras tienen de estar sucias.
¡Juega! Al coger una piedra que te cabe en la mano
sabes que te cabe en la mano.
¿Cuál es la filosofía que llega a alcanzar mayor certeza?
Ninguna, y ninguna podrá venir jamás a jugar ante mi puerta.
Pasó la diligencia...
Pasó la diligencia por el camino y fuése;
y el camino no se volvió más bello, ni siquiera más feo.
Así por esos mundos es la acción humana.
Nada quitamos y nada ponemos; pasamos y olvidamos;
y el sol siempre es puntual, todos los días.