Me movía por la noche como un parásito.
Llevaba una corona de espinas.
Como si me fueran a crucificar.
¿Quién podría arrepentirse de algo así o para qué?
Yo soñaba con animales simples acostados en mi mente.
Usaba jabones naturales de frenesí o lavanda.
No sabía atacar.
Ni defenderme.
Me dediqué a la crianza de arañas.
Ellas me miraban con su cabeza roja. Imperial.
Hacían seda en las ventanas de mi casa.
Me implosionaba a cualquier hora por cualquier detalle.
¡Los detalles son todo!
Bebía mis membranas en tacitas con motivos florales.
Los sucesos pasaban como una gaviota sobre el agua no importa de que océano.
¿Puedo aclarar algo?
Si.
El naranja de su pico se destacaba como si esa fuera su razón principal. Su mejor trama.
Yo quería participar de mi casamiento. Pero estaba en Ámsterdam.
La finura era un espacio al que iba a pertenecer más tarde.
Cuando aprendiera a vivir en mi propia multiplicación.
Cosa que hice.
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Imagen by Romero Kio
(Fuente: Alicia Silva Rey)
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