EL SECRETO DE TODOS
EL SECRETO DE TODOS
Yo creo que, en el fondo, saben todos
que el vientre primigenio nos espera
transfigurado en tierra.
Lo silencian aquellos que se aman,
con un terror preciso a que la senda
les bifurque el amor en dos negros abismos
y al fin caiga
cada cual en su vientre.
Lo calla la mirada lejana del que sueña
con llegar a horizontes que puedan palparse.
Lo calla el apocado en su coraza
entregando la flor de sus temores
a futuros otoños de manidas plegarias.
Mudez tras desengaño, lo callan los valientes
despreciando sus aras de locos oficiales.
Soslayo tras soslayo, los alegres,
porque saben de virus que atraviesan espejos
y marchitan sonrisas.
Callan los poderosos de rococós espejos
porque dentro del vientre habrá un rasero oscuro.
Callan los oprimidos, demasiado ocupados
escarbando en la tierra del dolor o del hambre.
Lo saben y lo callan hasta los asesinos,
los que acotan los cotos,
los que ensanchan vacíos,
todos los que torturan con el bozal del odio
y aquellos que amordazan o exterminan a verbos
cual verdugos de lenguas previamente amputadas.
Y aún calla más el tótem,
los dioses disecados
y las blancas lunitas en las lenguas,
no pueden decir nada, sólo el nombre
del pecado que inventan.
Y así vamos...
Vamos por esta senda silenciando
el vientre primigenio que mañana será
y ostentamos, a cambio, infinitos absurdos.
Pero el silencio es caro,
mantenerlo es jugarse monedas de futuro
en las timbas diarias de la evasión y el ansia,
cuando es muy bien sabido
que la derrota siempre está en la huída,
y que luego, las alegrías pasan
a lomos de las fechas,
como dardos veloces, como "flechicidades"
que se acaban clavando
en el árbol sin nombre del recuerdo.
¿Cómo ensanchar el tronco del ahora?
¿Cómo tensar con calma la sonrisa y su arco
sabiéndonos tan leves?
¿Cómo?
¿Resumiendo en un chiste que nos cuente el olvido
está fugacidad que nos empuja?
¿Usando la pueril estrategia
de pintar con sonrisas futuros esqueletos?
¿Lo sabrá la necrópolis?
¿Será que también calla?
¿Cultiva el vientre al polvo?
¿Se reciclan con viento nuestras huellas?
Dices que sí, sonríes, guiñas cómplice un ojo,
me imitas y me piensas, fugaz, callado, loco,
y después me remites
a los ojos amantes que me espían,
los que callan conmigo,
cada día,
el secreto de todos.
Ilustración Freepik
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