sábado, 27 de julio de 2024

Víctor Velázquez (Cuba)

 

Mi presión sube y me ordenan un eco, un dibujo sonoro de mi corazón.
Resulta que mi corazón es pequeño, apenas mayor que una pelota de golf, y tiene púas, algo que siempre sospeché. E incoherente, eso me dice el cardiólogo sombrío, "su corazón es incoherente y su alma, procariota".
 
Corazón:
Mientras los desgobiernos perfeccionan la oscuridad, yo sólo quiero los mismos anocheceres del patio y del aljibe. Y de la boina con borlas rojo vino entre los madroños en flor que tenía la forma adolescente de unas manos. Y la nube sobre el valle, desanudándose y cayendo.
 
Hecho de valvas, túbulos, crueldades, como una máquina despierta mi corazón va construyendo su propia soledad.
 
Soledad de carne muy vivida, de órgano maduro, que establece una individualidad plateada y disonante, de jilguero y carnívoro.
La luz le sopla por los huecos, igual que el aire de la vida, color de antigüedad, con momentos de pedrería y pólvora, y azules consecuencias de dolor como un pájaro equivocado de rama.
 
Puede ser una imagen de golf, campo de golf y texto

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario