sábado, 27 de julio de 2024

Natalie Diaz (Needles, California, EEUU, 1978)

 

dos poemas










Aritmética estadounidense



Los indígenas norteamericanos son menos del
1 por ciento de la población de los Estados Unidos.
0.8 por ciento del 100 por ciento.
 
Oh, mi patria eficiente.
 
No recuerdo los días anteriores a Estados Unidos
—no recuerdo los días cuando todos estábamos aquí.
 
La policía mata nativos estadounidenses más
que cualquier otra raza. Raza es una palabra curiosa.
Raza implica que alguien ganará, [1]
implica, tengo tantas posibilidades de ganar como…
 
¿Quién gana la carrera que no es una carrera?
 
El 1,9 por ciento de los asesinatos policiales
son de nativos estadounidenses, un porcentaje más alto
[per cápita que el de cualquier otra raza
 
—a veces raza significa corre.
 
No soy buena en matemáticas —¿puedes culparme?
He tenido una educación estadounidense.
 
Somos estadounidenses y somos menos del 1 por ciento
de los estadounidenses. Nos sale mejor morir
a manos de la policía que existir.
 
Cuando nos estamos muriendo, ¿a quién debemos llamar?
¿A la policía? ¿A nuestro senador?
Por favor, que alguien llame a mi madre.
 
En el Museo Nacional del Indio Americano,
el 68 por ciento de la colección es de Estados Unidos.
Estoy haciendo lo posible para no volverme un museo
de mí misma. Estoy haciendo lo posible por inhalar y exhalar.
 
Estoy rogándoles: Déjenme estar sola pero no me hagan invisible.
 
Pero en un cuarto estadounidense de cien personas
soy nativa estadounidense —menos de una, menos que
completa— menos que yo misma. Sólo una fracción
de un cuerpo, digamos, soy sólo una mano
 
—y cuando la deslizo bajo la blusa de mi amante
desaparezco por completo.
———
[1] N. de la T: En inglés, la palabra race se utiliza para hablar de una etnia o raza pero significa, también, competencia o carrera.

~

La cura para la melancolía es tomar los cuernos




                    Alguna vez se pensó que el cuerno molido de unicornio curaba la melancolía. 
Lo que carga el daño no es nunca la herida
        sino el jardín encarnado que el cuerno borda
al retirarse —cuando ella se retiró. Estoy floreando
        rozagante ausencia —una alarma brillante.
 
Brodsky dijo, La oscuridad restaura lo que la luz no puede
        reparar. Me entusiasmaste —rasgada hasta la cresta.
Lo quiero todo —el toro de ébano y la luna.
        Vengo y de nuevo por el cuerno de melaza.
 
La reina Isabel intercambió un castillo por un solo cuerno.
        Yo atiendo el reino de mis manos
—un ejército de tacto que marcha por el alcázar de tus muslos
        en voz alta y brillante como cualquier cuerno de guerra.
 
Llego hasta ti —mitad bestia, half feast.
        Noche tras noche cosechamos el Iliac
Forest luxado, segamos la fruta oscureciente entibiada con
                                                                        [especias
        en nuestras bocas, separamos lo dulce de la espina.
 
Mi linternista. Tus manos, pabilo en la lámpara bronce
        de mi pecho. Rózame hasta sacar chispa
—tiémblame hasta el asombro. En tu regazo
        deja que recueste mis pesados cuernos.
 
Cumplí la profecía de tu garganta, suelta en ti
        el ala fabulosa de mi boca. Rojo fantasma
sagrado y rojo. Dejé mi cuerpo y hablé con Dios, volví
        angelada en serafina —con alas de cobre y cuernos.
 
Nuestros cuerpos no son sino lugares donde ser poseídas,
        como en, Dios, me tenía agarrada por el cuello,
por la cadera, por la luna. Dios,
        ella me lastimó con mis propios cuernos.

***

Versiones de Elisa Díaz Castelo
Zenda Libros
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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