11 poemas
BUNA*
Llagados pies y tierra maldecida,
Larga la fila en la mañana gris.
Mil chimeneas en la Buna humean,
Un día como todos nos espera.
Temibles en el alba las sirenas:
«Eh, multitud de rostros apagados,
Sobre el horror monótono del barro
Ha nacido otro día de dolor».
Exhausto amigo, veo tu corazón,
Leo tus ojos, amigo dolido.
Hay en tu pecho hambre frío nada
Y roto llevas el último valor.
Gris compañero, eras hombre fuerte,
A tu lado caminaba una mujer.
Compañero vacío ya sin nombre,
Hombre desierto que no tienes llanto,
Tan pobre que no sientes ya el dolor,
Tan fatigado que no sientes miedo,
Hombre apagado, fuiste un hombre fuerte:
Si algún día nos viésemos de frente
En lo dulce del mundo bajo el sol,
¿Qué mirada tendrían nuestros rostros?
*Es el nombre de la fábrica en donde trabajé durante mi encierro
Shemà*
Vosotros que vivís tranquilos
En vuestras cálidas casas.
Vosotros que, al entrar la noche,
Encontráis humeante alimento y rostros amigos:
Considerad si esto es un hombre,
Quien trabaja en el fango
Quien no tiene quietud
Quien lucha por un trozo de pan
Quien muere por un sí o un no.
Considerad si esto es una mujer,
Sin cabello y sin nombre
Sin fuerza para recordar
Vacías miradas y fríos regazos
Como una rana en el invierno.
Meditad en que esto sucedió:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Ya en casa ya en la calle,
Al dormir y al despertar:
repetidlas a vuestros hijos.
O se derrumbe vuestra casa,
Os aniquile la enfermedad,
Os vuelvan la espalda vuestros descendientes.
*Significa «¡Escuchad!» en hebreo. Es el primer vocablo de la oración fundante del judaísmo en el que se asienta la unidad de Dios
25 de febrero de 1944*
Quisiera creer algo distinto
Y no que la muerte te venció.
Quisiera poder expresar la fuerza
Con la que entonces deseamos,
Ya caídos,
Poder caminar, una vez más, juntos
Y libres bajo el sol.
*Cfr. La Commedia, Inf. III, 57, Purg, v, 134
y T. S. Eliot, The Waste Land: «I had not thought death had undone so may»
Lunes
¿Qué hay más triste que un tren?
Que parte a su hora,
Que sólo tiene una voz,
Que sólo tiene una vía.
Nada hay más triste que un tren.
Tal vez un caballo de tiro.
Bajo el gobierno de las riendas,
Ni siquiera mira de lado.
Su vida es caminar.
¿Y un hombre?, ¿no es triste un hombre?
Si vive largo tiempo en soledad
Si piensa que ha llegado su hora
También un hombre es una cosa triste.
Ostjuden*
Padres nuestros de esta tierra,
Mercaderes de versátil ingenio,
Sagaces sabios de numerosa prole
Que Dios disemino por el mundo
Como el loco Ulises en los surcos la sal:
Os he encontrado por todas partes,
Infinitos como los granos de arena del mar,
Vosotros, pueblo de altiva cerviz,
Pobre tenaz semilla humana.
* Denominación oficial utilizada en la Alemania nacionalsocialista
para identificar a los judíos polacos y rusos
La bruja
Por mucho tiempo bajo los cobertores
Estrechó contra el pecho la cera
Hasta volverla cálidamente blanda.
Nace ahora, y con dulce cuidado,
Con amorosa paciente mano
rehace la efigie viva
del hombre que llevaba en el corazón.
Al terminar, lanzó al fuego
Hojas de roble, de vid y olivo,
Y la imagen, para que se consumiera.
Sintió morirse de pena
Por el efecto del hechizo,
Y sólo entonces pudo llorar.
Espera
Es tiempo de relámpagos sin truenos,
Es tiempo de voces no escuchadas,
de sueños inquietos y vanas vigilias.
Compañera, no olvides los días
De prolongados fáciles silencios,
De amables calles nocturnas,
De meditaciones serenas,
Antes que caigan las hojas,
Antes que el cielo se vuelva a cerrar,
Antes que de nuevo nos despierte,
Percibo, frente a nuestra puerta,
Una férrea persecución de pisadas.
Hacia el valle
Arrancan los furgones hacia el valle,
Se estanca el humo glauco y amargo de las ramas secas,
Una abeja, la última, ronda los cólquicos;
Lentas, túrgidas de agua, se derrumban las tierras.
La niebla avanza ligera entre los alerces, como invocada:
En vano la seguí con mi grave paso carnal,
Pronto descenderá de nuevo en lluvia: la estación terminó,
Nuestra mitad del mundo navega hacia el invierno.
Y pronto todas nuestras estaciones acabarán:
¿Hasta cuándo habrá de obedecerme este cuerpo amable?
Es tarde ya para vivir y amar,
Para penetrar el cielo y comprender el mundo.
Es tiempo de descender
Hacia el valle, con los rostros cerrados y mudos,
Ampararnos a la sombra de nuestros cuidados.
Fila oscura
¿Podríamos elegir camino más absurdo?
En el corso San Martino hay un hormiguero
A medio metro de las vías del tranvía,
Y justo donde se encuentra el retorno
Nace una larga fila oscura,
Se palpan así las hormigas,
Indagan su rumbo y destino.
En fin, estas tontas hermanas,
Obstinadas lunáticas laboriosas
Han excavado su ciudad en la nuestra,
Trazado su vía sobre la nuestra,
Y en ella se enfilan seguras
Incansables detrás de su menudo comercio
Sin preocuparse de
No lo quiero escribir,
No quiero escribir sobre esta fila,
No quiero escribir sobre ninguna fila oscura.
Autobiografía
Un tiempo ya fui niño y niña, arbusto
pájaro y mudo pez saltando desde el mar
(Empédocles)
Yo, que os hablo, soy tan viejo como el mundo.
En los oscuros comienzos
Trajiné en las ciegas fosas del mar y anhelando la luz
Cuando yacía aún en el podrido fondo.
Tragué sal para mil minúsculas gargantas;
Fui veloz viscoso pez. Eludiendo emboscadas,
Mostré a mis crías las sesgadas sendas del cangrejo.
Más alto que una torre, ultrajé al cielo,
Al choque de mi paso temblaban las montañas
Y mi pesada mole obstruía los valles:
Las rocas de vuestro tiempo llevan aún
La marca increíble de mis escamas.
He cantado a la luna el líquido canto del sapo,
Y paciente, mi hambre, ha perforado la madera.
Ciervo impetuoso y tímido
He corrido por bosques hoy cenizas, gozoso de mi fuerza.
Fui cigarra embriagada, tarántula astuta y horrenda,
Y salamandra y escorpión y unicornio y áspid.
He padecido el látigo
Y el calor y el hielo y la desesperación del yugo,
El mudo vértigo del asno en la molienda.
Fui doncella, sin decidirme a danzar…
Agrimensor, investigué el secreto del círculo
Y los dubitativos caminos de nubes y vientos:
Conocí el llanto la risa y muchos luceros.
Por tanto, no os moféis de mí, hombres de Agrigento,
Si este viejo cuerpo está lleno de extrañas marcas.
A los amigos
Queridos amigos, aquí digo amigos
En el sentido amplio de la palabra:
Esposa, hermana, camaradas, parientes,
Compañeras y compañeros de escuela,
Personas a quien vi sólo una vez
O amistades de toda una vida:
Si al menos por un instante, entre nosotros,
Se hubiera tendido un segmento,
Una cuerda bien definida.
Hablo por vosotros, compañeros de un camino
Denso, no sin fatiga,
Y también para vosotros, que habéis perdido
El alma, el ánimo, el deseo de vivir.
O ninguno, o alguno, o tal vez uno sólo, o tú
Que me lees: recuerda el tiempo,
Antes de endurecerse la cera,
Cuando cada uno era como un sello.
Cada uno de nosotros lleva la huella
Del amigo encontrado en el camino;
En cada uno la impronta del otro.
Por el bien o el mal
En la sabiduría o en la locura
Todos llevamos el sello de todos.
Ahora que el tiempo apremia,
Que las tareas han terminado,
A todos vosotros auguro, quedo,
Que el otoño sea largo y templado.
Primo Levi nació en Turín, Italia, el 31 de julio de 1919. En febrero de 1944, el campo fue tomado por los alemanes, quienes pusieron a Levi y otros prisioneros en un tren hacia Auschwitz. El 11 de abril de ese mismo año, Primo Levi se suicidaría, en su casa en Turín.
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