Curatoría
msrperformance23
DEFENSA DEL IDOLO.Lib1934 Ω
MANSIÓN DE ESPUMA
Con mi corazón, golpeándote,
oh sombra ilimitada,
apaciento los bríos absolutos de estas estampas perdurable;
huyendo de su vida, pienso, el que parte limpia el mundo,
y así le es dado reflejar su imagen dulcemente terrestre.
Un pueblo (Azúl), trabajosamente inundado.
Va a pasar la dura estación equilibrando sus paisajes,
Tiempo caído de los árboles, cualquier cielo podría ser mi cielo,
El blanco camino cruza su inmóvil tempestad.
Muda voz que habita debajo de mis sueños,
mi amiga me instruye en el acento desnudo de sus brazos,
junto al balcón de luz disciplinada, tumultuosa,
y desde donde se advierte la aún no soñada desventura.
Revestido de distancias, entre hombre a hombre-magro,
todo naufraga bajo el pendón de su postrer adiós;
dejé de existir, caí de pronto desamparado de mí mismo,
porque el hombre ama su propia y obscura vida solamente.
Idolo ignoto. ¿Qué he de hacer para besarlo?
Legislador del tiempo urbano, desdoblado, caudaloso,
confieso mi autocrimen porque quiero comprenderlo,
y en las rompientes de su alcohol de piedra despliego mis palabras
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)
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