Adivinanza del mirlo
A Flavia
Ni siquiera la palabra mirlo puede ser el silbido del mirlo,
ni siquiera la belleza, entre escombros, decirlo: mirlo,
no sólo esa cadencia en el balanceo de las ramas,
sino el silencio al oído que anida en el mirlo
para que el silbido sea solamente mirlo:
es el temblor de las sílabas únicas en los labios,
la claridad del aire como si sus alas me rozaran.
En El nombre revelado,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2016
(Fuente: Otra iglesia es imposible)
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