Yo sé que no merezco el dinero del Estado, pero lo quiero, lo quiero, lo quiero
Y mi esperanza está relacionada
con la memoria y los
instintos sexuales,
la atención y la agresividad. Es decir: hago
arte.
No quiero comprender la diferencia
entre lo que pienso y lo que siento:
el cerebro reptílico es sólo el principio
del placer.
Y aún no han visto nada, contribuyentes lindos.
Hoy me siento magnánimo:
les doy aquel semáforo o esa jardinera
que aunque nunca funciona y hiede
a orines,
resulta que también salió de sus bolsillos.
(Fuente: El hombre aproximativo)
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