lunes, 30 de noviembre de 2020

Paulo Leminski (Curitiba, Brasil, 1944 - 1989)

 

 

Fragmento de "Catatau"

 

En la derrocada final derrumba la roca y se despeña junto. Darreboldan la amalgama tripambótica aterroriza el argumasiento cambalache. ¡Artipillerías contra Astralasgrado! Si parpadeara, no abro el ojo nunca más. Gracioso: si cayera en cuatro, no levanta, y sale pastando unos pastelitos de amargar. No, gracioso es hormiga sentada en la bacinica balanceando la patita. Gracioso también es macaco poniendo cara de embutido. Gracioso es incluso gallina poniendo defecto en el huevo. Calvo apañando lluvia. Batir en ciego por las espaldas. Brega de hoz en lo oscuro. Correo con zapato apretado. Robar y no poder cargar. Lechuza cercando pollo para no dejar el sol salir. Papagayo hablando polaco, gracioso es la única manera que yo hallo para no parar de reír cuando todo fue ya gozado. ¿Y al final para qué sirve eso? Para enfilar en la nariz de los curiosos presentes. ¿Para qué sirve eso? Martillar el dedo del carpintero. ¿Y eso? Pegarle al pie del tullido. ¿Eso? Dar bandera a los hombres. ¿Eso? Dar contra ¿Eso? Poner la cabeza en el lugar, entre los muslos. ¿Eso? ¡Largar áncora! ¿Eso? ¿Qué más? ¡Desgraciado, muchas gracias! Ora qué tristeza de escena para el aria de volumen tan alto… ¿Quién es el cínico que engullió el áncora y ahora nos estamos con una mano en la pulpa y la izquierda chupando la uña de la boca? Reyes croan en la caja, un puñado, un puñal bien pujado, un puñetazo acompañado de gestos de esparción, todo en mucha puridad que aquí casi todo es secreto de estado, secretóme un secretario haciendo shhh de dentro de la maleza. Entiendo que jandas son esas esfinjergadas: loción, poción, aguero, ojeado mal, todo sirve para mantener vivo el angodo esencial destos logradoros.

 

 

(Fuente: El Hombre aproximativo)

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