TAHIRASSAWICHI EN WASHINGTON.
En 1898 Tahirassawichi fue a Washington
"solamente para hablar de religión"
(como dijo al gobierno americano)
solamente para preservar las oraciones.
Y no le impresionó el Capitolio.
La Biblioteca del Congreso estaba bien
pero no servía para guardar los objetos sagrados
que sólo podían guardarse en su choza de barro
(que se estaba cayendo).
Cuando en el monumento a Washington le preguntaron
si quería subir por el ascensor o las escaleras
contestó: "No subiré. Los blancos amontonan piedras
para subir a ellas. Yo no subiré.
Yo he subido a las montañas hechas por Tirawa".
Y Tahirassawichi dijo al Departamento de Estado:
"La Choza de Tirawa es el redondo cielo azul
(no nos gusta que haya nubes entre Tirawa y nosotros)
Lo primero que hay que hacer
es escoger el lugar sagrado para habitar
un lugar consagrado a Tirawa, donde el hombre
pueda estar en silencio y meditación.
Nuestra choza redonda representa el nido
(el nido donde estar juntos y guardar a los hijitos)
En el centro está el fuego que nos une en una sola familia.
La puerta es para que cualquiera pueda entrar
y es por donde entran las visiones.
El azul es el color de la choza de Tirawa
y mezclamos tierra azul con agua de río
porque el río representa la vida que corre
sin parar, a través de las generaciones.
La olla de la pintura azul es la comba del cielo
y pintamos una mazorca, que es el poder de la tierra.
Pero ese poder le viene de arriba, de Tirawa
por eso pintamos la mazorca con el color de Tirawa.
Después ofrecemos a Tirawa humo de tabaco.
Antes no se fumaba por placer sino sólo por oración
los blancos enseñaron a la gente a profanar el tabaco.
En el camino saludamos a todas las cosas con cantos
porque Tirawa está en todas las cosas. Saludamos a los ríos:
desde lejos los ríos son una línea de árboles
y cantamos a esos árboles
más cerca vemos la línea de agua, y la oímos sonar
y cantamos al agua que corre sonando.
Y cantamos a los búfalos, pero no en las praderas
el Canto de los Búfalos lo cantamos en la choza
porque ya no hay búfalos.
Y cantamos las montañas, que fueron hechas por Tirawa.
A las montañas subimos solos, cuando vamos a rezar.
Desde allí se ve si hay enemigos. También si vienen amigos.
Las montañas son buenas para el hombre por eso las cantamos.
Y cantamos las mesetas, pero las cantamos en la choza
porque nosotros no hemos visto mesetas
esas montañas planas en la cumbre
pero nos han dicho que nuestros padres veían muchas mesetas
y recordamos lo que vieron allá lejos, en sus viajes.
Y cantamos a la aurora cuando sale el sol del oriente
y toda la vida se renueva
(esto es muy misterioso, les estoy hablando
de algo muy sagrado).
Cantamos al lucero de la mañana
el lucero es como un hombre y está pintado de rojo
el color de la vida.
Cantamos cuando se despiertan los animales
y salen de sus escondites donde estaban dormidos.
La venada sale primero, seguida de su venadito.
Cantamos cuando entra el sol en la puerta de la choza
y cuando llega al borde del tragaluz en el centro de la choza
y después en la tarde cuando ya no hay sol en la choza
y está en el borde las montañas que son como la pared
de una gran choza redonda donde viven los pueblos.
Cantamos en la noche cuando vienen los sueños.
Porque las visiones nos visitan más facilmente de noche.
Viajan más facilmente por la tierra dormida.
Se acercan a la choza y se paran en la puerta
y después entran en la choza, llenándola toda.
Si no fuera verdad que vinieran esos sueños
hace tiempo que habríamos abandonado los cantos.
Y cantamos en la noche cuando salen las Pléyades.
Las siete estrellas están siempre juntas
y orientan al que está perdido, lejos de su aldea
(y enseñan a los hombres a estar unidos con ellas).
Tirawa es el padre de todos nuestros sueños
y prolonga nuestra tribu a través de los hijos.
Con el agua azul pintamos el signo de Tirawa
(un arco y en su centro una recta que baja)
en el rostro de un niño
El arco en la frente y las mejillas
y la línea recta en la nariz
(el arco es la comba azul donde vive Tirawa
y la línea recta es su aliento que baja y nos da vida).
El rostro del niño representa la nueva generación
y el agua del río es el pasar de las generaciones
y la tierra azul que mezclamos es el cielo de Tirawa
(y el dibujo azul así trazado es el rostro de Tirawa).
Después hacemos al niño mirar agua de río
y él al mirar el agua ve también su propia imagen
como viendo en su rostro los hijos y los hijos de sus hijos
pero está viendo también el rostro azul de Tirawa
retratado en su rostro y en las fututas generaciones.
Nuestra choza les dije tiene forma de nido
y si suben a una montaña y miran alrededor
verán que el cielo rodea toda la tierra
y la tierra es redonda y tiene forma de nido
para que todas las tribus vivan juntas y muy unidas.
La tormenta puede botar el nido del águila
pero el nido de la oropéndola sólo se mece en el viento
y no le pasa nada. "
Tahirassawichi, supongo, para el Departamento de Estado
no ha dicho nada.
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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