Instantáneas de una nuera (1-3)
1.
Tú, antaño una beldad en Shreveport,
con cabellos teñidos de henna,
la piel como un capullo de melocotón,
aún te haces vestidos copiados de aquella época,
y tocas un preludio de Chopin
del que Cortot dijo: «Deliciosos recuerdos
fluyen como perfume a través de la memoria».
Tu mente ahora,
desmoronándose como una tarta nupcial,
cargada de experiencias inútiles, rica
en sospechas, rumores, fantasías,
rompiéndose bajo el filo del cuchillo
de la realidad. En la plenitud de tu vida.
Excitada, colérica, tu hija
seca las cucharas, crece de otra forma.
2.
Golpeando la cafetera en el fregadero
oye a los ángeles recriminándola, y mira hacia fuera
más allá de los jardines rastrillados, al sucio cielo.
Hace sólo una semana le dijeron: No seas paciente.
La vez siguiente fue: Sé insaciable.
Luego: Sálvate a ti misma; no puedes salvar a otros.
A veces deja que el agua del grifo le escalde el brazo
que una cerilla arda hasta quemarle la uña del pulgar,
o mantiene la mano sobre el escape de la tetera
justo sobre el denso vapor. Son ángeles probablemente,
ya que a ella ya nada le duele, excepto
la arenilla que cada mañana se le mete en los ojos.
3.
Una mujer que piensa duerme con monstruos.
Se convierte en el pico que la agarra. Y la Naturaleza,
ese arcón de tempora y mores,
con tapas alabeadas, todavía útil,
se atiborra con todo ello: las mohosas flores de naranjo,
las píldoras femeninas, los tremendos senos
de Boadicea bajo lisas cabezas de zorro y orquídeas.
A través del cristal tallado y la mayólica
oigo gritar a dos atractivas mujeres, enzarzadas en una discusión,
las dos orgullosas, agudas, sutiles,
como Furias arrinconadas lejos de su presa:
el discurso ad feminam, te clavo
todos los viejos cuchillos que se han oxidado en mi espalda,
ma semblable, ma soeur!
Trad. María Soledad Sánchez Gómez
Snapshots Of A Daughter-In-Law (1-3)
1.
You, once a belle in Shreveport,
with henna-colored hair, skin like a peachbud,
still have your dresses copied from that time,
and play a Chopin prelude
called by Cortot: “Delicious recollections
float like perfume through the memory.”
Your mind now, moldering like wedding-cake,
heavy with useless experience, rich
with suspicion, rumor, fantasy,
crumbling to pieces under the knife-edge
of mere fact. In the prime of your life.
Nervy, glowering, your daughter
wipes the teaspoons, grows another way.
2.
Banging the coffee-pot into the sink
she hears the angels chiding, and looks out
past the raked gardens to the sloppy sky.
Only a week since They said: Have no patience.
The next time it was: Be insatiable.
Then: Save yourself; others you cannot save.
Sometimes she’s let the tap stream scald her arm,
a match burn to her thumbnail,
or held her hand above the kettle’s snout
right in the woolly steam. They are probably angels,
since nothing hurts her anymore, except
each morning’s grit blowing into her eyes.
3.
A thinking woman sleeps with monsters.
The beak that grips her, she becomes. And Nature,
that sprung-lidded, still commodious
steamer-trunk of tempora and mores
gets stuffed with it all: the mildewed orange-flowers,
the female pills, the terrible breasts
of Boadicea beneath flat foxes’ heads and orchids.
Two handsome women, gripped in argument,
each proud, acute, subtle, I hear scream
across the cut glass and majolica
like Furies cornered from their prey:
The argument ad feminam, all the old knives
that have rusted in my back, I drive in yours,
ma semblable, ma soeur!
(Fuente: Ada lírica)
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