martes, 24 de noviembre de 2020

Walter Curonisy (Perú, 1940 - Marruecos, 2012)

 

 

Una vida invisible
se adhiere a mi cuerpo
es una nueva piel
para entrar a la oscuridad
las personas de la noche son otras
comparten la común
conciencia del abismo
al que se vuelve todas
las noches por primera vez
el fondo del abismo atrae
como al niño un pozo profundo
en el que se refleja su rostro
que a la distancia ya no le pertenece
a la distancia ya no le pertenece a nadie
lo tienta la muerte
como una belleza ineludible
hay algo oculto en ella que lo atrae
dentre las arrugas del adulto
aparece la infancia
a reírse como en un espejo
deforme de feria
una vida invisible
se adhiere a mi cuerpo
es una nueva piel para
entrar a la oscuridad.

 

 

 

Ballena blanca tu cólera
está en su fase más oscura
vienes de salto en salto echando espuma
y un chorro de agua azul sobre tu cabeza
los miedosos retroceden ante ti
saben que siempre escaparás de nosotros
tras hacernos daños irreparables
cercenándonos piernas
una que otra mano mal usada
de arponero inexperto
desafiando redes
que otras criaturas de tu especie no eluden
con la rapidez que demuestras en cada cacería
haces interminable tu captura
ninguna de las horcas o de los monstruos marinos
escapa de nosotros
salvo tú ballena blanca
tu rostro horroroso se parece cada vez
más al mío
nos estamos transmutando uno en otro
los grumetes no saben a quien temer más
dicen que mi aliento a vez
es tan infernal que les recuerda al tuyo
amasijo de mar y azufre
de sustancias que hieden a fauces asesinas.

 

 

 En  Rehenes del tiempo

 

(Fuente: Vallejo & company) 


 

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