lunes, 30 de noviembre de 2020

Ana Enriqueta Terán (Venezuela, 1918 - 2017)

 

 

MÚSICA CON PIE DE SALMO

 
Distante bella lobezna desprendida de los bosques;
inmensa y sombría como el descenso de las águilas
en la soledad de los salmos;
guardadora de verdades y máscaras opuestas
al rostro común señalado de infinito;
sensorial y eterna como el paso de las razas
sobre la brillantez oscura de las piedras;
miserable y a veces púdica
cuando la adolescencia razona el otoño
frente a las naciones fugitivas;
indestructible y casi perfecta
donde el hombre eleva sus ramos fúnebres
sus tazas ojerosas definitivamente castas,
donde los que se amaron ilustran la avenida de cada recuerdo,
de cada estación construyendo su casa fresca,
oscura en las riberas del poniente.
Inacabada espléndida mía que ordena y fija sus aves
en las sagradas visiones, que azuza enormes ligeras flores
contra la locura, su implacable vigilia,
que anda en sueños como la primavera en las alturas de la patria,
que hace oscura la fragancia del mar
de la noche sobre el reposo de los hartos.
Esta es tu casa, tu fogón de hierba húmeda
sobre las brasas de mi carne,
tu casa aún no mancillada por la gloria.
Roe pues tu creencia, tu madero interno,
tu sobriedad y antiguo paño sobre el relampagueo de mis huesos
y deja que interrumpa una vez más tu girasol
para regresar a mi rostro
para develar y bruñir aún más la puerta sombría de mis actos,
la sagacidad de los mármoles espaciados en el futuro.
Inacabada espléndida mía que anda en sueños
como la primavera en las alturas de la patria.
 
 
___________________
en "Casa de hablas", Monte Ávila, Caracas, 1991.
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

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