NO ERA FECHA RELIGIOSA
Me daba mucha vergüenza que mi papá se dejara puesta
la ropa de trabajo fuera de horario y anduviera
por ahí así vestido, la camisa, el pantalón azul de grafa,
yendo y viniendo por el barrio, tomándose colectivos
como si no supiera, o no se mereciera, usar otra cosa.
Una vez abrí la puerta de su pieza y lo encontré hablándole
de cerca
a un cuadro con la imagen de Jesús, colgada
sobre el respaldo de la cama.
Le hablaba en susurros, la cara
pegada al marco, le había puesto unas ramas de laurel.
No era fecha religiosa.
Me pregunto qué le decía, porque conmigo no hablaba.
No se dio cuenta de que yo estaba ahí.
Hasta jubilarse se levantó a las 4.30 de la mañana,
se calentaba leche
en una taza de loza mientras le pagaba una barrida
a la cocina.
A veces el ruido de las fibras de la escoba me despertaba
y lo miraba por la ventana esperando el colectivo para
irse a trabajar.
Recuerdo que hacia fuerza para que llegara rápido, así
no pasaba frío
o algo raro en la calle.
Se colgaba de torres para soldar, y los fines de semana
hacía changas:
revoques, pintura de interiores y frentes, arreglos
de cortinas.
En la cancha, en una final, le grité un gol en la cara
porque somos de equipos diferentes.
Alguna vez me dijo que yo le gustaba como era porque
me defendía
de lo que él no pudo.
Ahora gano más que su jubilación y me da una vergüenza
enorme.
Siempre me compró las mejores zapatillas, las mejores
ropas, la mejor gaseosa.
Hace poco fui a su casa y me llevé la camisa Ombú
que ya no usa,
me empezó a gustar la tela y el color.
En Tarda en apagarse
Luces de Gálibo : Poesía
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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