sábado, 23 de abril de 2016

Paz Busquet


CORRIDA

De chicas jugábamos
con máquinas viejas de cosechar,
tocábamos las cuchillas sin filo,
los fierros viejos que ya no servían.

Una tarde, de a poco
las vacas rodearon nuestro juego.
Quedamos atrapadas entre sus frentes.
Nos miramos. Las dos teníamos remeras rojas.
"¿Y si los colores fuertes enfurecen a las vacas?"
Entonces decidimos sacarnos la ropa.
Nos pareció más seguro
atravesar el campo,
desnudas.


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