sábado, 23 de abril de 2016

Jorge leónidas Escudero


Mi anciano hijo



Mi hijo es viejo y tiene eso raro
de sentarse nun banco la plaza
y estarse solitario hasta el amanecer.
No es por insomnio, me dijo,
sino en cómo hacer para dejar de pensar
y entrar directamente en el saber.
Algunos dirán que es estúpido
eso de dejar que el tiempo transcurra lúcido
por fuera del pensamiento propio;
pero allá él, mi hijo es así.

Tiene un impulso que lo alienta a correr
detrás de lo difícil,
pero como le falta agilidad en los pies
se siente en un banco de la plaza.
Para colmo aspira a ser alquimista
y quiere fabrica4r oro con la mente.
Tampoco entiende por qué se le corren los mocos
sin estar refriado y le brotan lágrimas
sin estar triste.
Le aconsejo m´hijito acuestesé,
descanse ´n la cama, ya todo está hecho;
pero él no me escucha,
va a la plaza y se amanece.


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