Mi doble erótico
Me dice que hoy no tiene ganas de trabajar. Da igual. Acá en la sombra tras la casa, amparado del ruido de la calle puede uno revisar toda suerte de viejos sentimientos, tirar algunos, guardar otros. El intercambio de palabras ingeniosas entre los dos se vuelve muy intenso cuando hay menos sentimientos que puedan confundir las cosas. ¿Otra pelea? No, pero siempre las últimas cosas que se te ocurren para decirme son encantadoras, y me rescatan antes de que lo haga la noche. Flotamos sobre nuestros sueños, en una balsa hecha de hielo, atravesados por preguntas y fisuras por las que se cuela la luz de las estrellas, que nos tiene despiertos, y pensamos en los sueños mientras suceden. Qué ocurrencia. Lo dijiste vos. Lo dije pero igual puedo ocultarlo. Pero elijo no hacerlo. Gracias. Sos muy amable. Gracias. Vos también.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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