jueves, 16 de marzo de 2017

Wislawa Szymborska


  La feria de los milagros




Un milagro corriente:
que se produzcan tantos milagros corrientes.

Un milagro ordinario:
el ladrido de los perros invisibles
en el silencio de la noche.

Un milagro del montón:
una nube menuda y ligera,
capaz de tapar la luna llena y compacta.

Muchos milagros en uno:
un aliso que se refleja en el agua
y que se vea invertido de izquierda a derecha
y que crezca allá con la copa hacia abajo
y que no llegue al fondo
pese a la poca profundidad del agua.

Un milagro cotidiano:
vientos de ligeros a moderados,
borrascas en plena tormenta.

Un milagro cualquiera:
las vacas son vacas.

Otro milagro, quiérase o no:
este huerto y sólo éste,
de esta pepita y sólo de ésta.

Un milagro sin frac ni sombrero de copa:
palomas blancas en desbandada.

Milagro, porque cómo llamarlo si no:
hoy el sol ha salido a las tres catorce
y se pondrá a las veinte cero uno.

Un milagro que no sorprende lo debido:
una mano tiene menos de seis dedos,
pero tiene más de cuatro.

Un milagro, y basta con abrir bien los ojos:
el mundo omnipresente.

Un milagro tan adicional como adicional es todo:
lo impensable
se puede pensar.




De Hombres en el puente (1986)
en Paisaje con grano de arena (antología 1957-1993)
Traducción: Jerzy Sławomirski y Ana María Moix
Imagen: Tomasz Wiech

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