sábado, 25 de marzo de 2017

Rainer María Rilke


En verdad que es extraño no habitar ya la tierra,
abandonar las costumbres apenas aprendidas,
y a las rosas, y a otras cosas a su modo promisorias,
no conferirles el sentido del porvenir humano;
no ser ya lo que se fue en manos de angustia
infinita
y desprenderse hasta del propio nombre
como un juguete hecho pedazos.
Extraño no seguir deseando los deseos.
Extraño
ver que todo lo que nos concernía revolotea
sueltamente en el espacio. Y penosa la tarea de
estar muerto,
penoso el recobrarse plenamente hasta llegar a
sentir poco a poco
un asomo de eternidad. Pero todos los vivos
cometen el error de querer distinguir
con demasiada nitidez.



Rainer Maria Rilke, "Elegías de Duino", 1923.

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