POR EL PLACER DE MORIR
Los tormentos del infierno son implacables,
sus llamas arden fieras.
Sin embargo, los buitres, encaran el viento con
mayor
belleza que las gaviotas planeando
a la fresca luz del sol, o que abanicos en manicomios
ahuyentando un espejismo de destino en favor
de una esperanza que jamás se aventuró tan
arriba como la decepción vital, a horcajadas sobre el
vuelo del buitre.
Si la muerte puede volar, sólo por el placer de volar,
¿Qué no podría hacer la vida por el placer de morir?
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