domingo, 5 de mayo de 2024

Joaquín Valenzuela Bellocq (Dolores, Pcia. de Buenos Aires, 1971)

 

POR EL CENTRO

 

 

Trino que otro nombre no traiga
no haya pájaro
no se vista de domingo 
 
El paso a una plaza de sed por tanta piedra
donde al tranco dos fuentes (¿agua oída
por los niños del brazo de familias?) y en alto
las garras a pico resistencia
sujetos a lianas por la patas, laurel
rojo confite en martillazo vegetal que vaya
altura (pero el verde
se mide en su caída) 
 
salto en picada al colchón de pasto
se unen
¿en cuál bandada y versión del desayuno?
Era tan clara la noche cortándose en espuma 
 
Y cómo va dándose la luz contra la luz
que solo párpados de altura calcan
sin novedad ni calor de esquina a esquina
Cuando una campanada tiró del hombre
más trapecista que ella sola, que él
aparecido
de un cuarto sacristía
con alacena de comida, cama única
peine, una tetera y bautizado
en muestra de colonia (vacaciones...)
campaneando en el recuerdo (ya son
todos pajaritos…)
 
Le llega a la plaza entre carretas
un ovillo de tilos, taconeos
en el bronceado y badajo que va y viene
de la gente (se elevan como globos
en suelta, inflados, buenos días
ladridos guachos sin perros como horas
de dar al año otro año) y patios
y cocinas
donde harina espolvorea la pasta, espera
de un orearse tallarín
en el respaldo del almuerzo
Y ya no ruedan páginas, las hojas
que idas del olmo aliento, nubarrón
de los cordones: vean
el plano pinchado en cada espina
 
del rosedal de los vientos que la plaza
multiplica en soles prendedores
de paseo mientras tantas
estampitas o banderas… (y una foto
que aún se mueve en calesita)
 
 
(Fuente: Daniel Freidemberg)

 

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