martes, 30 de agosto de 2016

Hugo Padeletti


Uno escribe poemas


porque está vivo. No se puede
enfriar el Ecuador o derretir
la Antártida; se puede

templar la voz. Las evasivas
palabras
se avienen al pautado molinete

del tiempo. Sin ponerse
fuera de sí - corpóreas,
consteladas -

son éxtasis. Leudante
es el sesgo innombrable
que se refracta: lo no dicho

produce clima, al pensamiento
le brotan yemas, un acento
de lenta languidez

de pronto es instrumento
de rebato. ¡Oh falacia
de ser ajeno, exiguo, vieja muda

que asfixia: la evidencia
despierta te descarta! ¿No es el arte
del plantío en la lluvia, su primicia

de verde dicha? Fugitivos
brillantes en las ramas, alegría
casi sin yo, toda sumida

en el objeto. Instante,
revelación. ¿De qué?
¿Para qué? No hay sujeto

que lo predique. Meta
del anzuelo en el agua
es presentarlo: a veces,

eso pica.



(De El Andariego)

No hay comentarios:

Publicar un comentario