miércoles, 9 de marzo de 2016

Amelia Biagioni


Oh tenebrosa fulgurante

Oh tenebrosa fulgurante, impía        
que reinas entre cábala y quimera    
Oh dura poesía
que hiciste mi imprevista calavera.  

Por qué me diste huesos  
sí yo era, entre lenguas, "la que nombra
muriendo transparente", y entre besos,
"llovizna", desde el beso hasta la sombra;

Sí yo era la pálida costumbre            
de cruzar el otoño trashumante,
mientras tú suavemente, ave de lumbre      
alta volabas y constante.

Por qué bajaste oscura. Mis despojos
creas, desencadenas mi esqueleto.
Devoraste mis párpados, mis ojos  
mi corazón secreto.  

Oh sacrílega maga que ceñiste      
la gracia en hambre, alazo, pico y garra
por qué en tu salamandra convertiste
a mi tristísima cigarra.      

Por qué. Pero me ofrezco y apaciento
mis huesos, y mi cara se acostumbra
a ser tan sólo profecía y viento
Come, cuerva. Y relumbra.


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