lunes, 4 de septiembre de 2017

John Ashbery (EEUU, 1927 - 2017)


Un tren saliendo del mar"

© Traducción de Juan Carlos Villavicencio


(1927-2017)



Está escrito en el Libro de los Minutos Utilizables
que todas las cosas tienen su centro en su propia muerte,
que cada una es discreta y diáfana y
ha orientado su proa muy lejos de la arena por el próximo trillón de años

después de que podamos ser amigos,
reconociendo en cada uno los precedentes que nos vuelven seres sociales
            de verdad.
¿Oyes el viento? No está muriendo.
Está cantando, tejiendo una canción sobre el presidente
            que elogia la confianza,

el pasado en cada uno de nosotros, hasta que tanta memoria
            se convierte en institución,
a través de su peso absoluto, su persistencia, no,
no la persistencia: eso lo hace parecer un deliberado acto
de perdurar, demasiado deliberado para hacer parecer este ingenuo ser

como una era que se niega a llegar a fin o a nacer de nuevo.
Necesitamos más noche para el cielo, más azul para la luz del día
que inunda nuestros comentarios antes de que podamos hacerlos
llevándose cada vez un poco de nosotros

para ser depositado en otra parte
en lugar de nuestra complicidad
con el corazón que este año trajo un florecimiento excesivo
de puestas de sol enormes y grandes brisas

que te hicieron sentir demasiado simple
como una isla apenas alejada de la orilla, una de tantas, que nadie
nota, aunque tenga cierto uso, aunque sea abstracta y
construida para evitar que seas remolcado hasta la orilla.






Julio 1967













Train Rising Out of the Sea

It is written in the Book of Usable Minutes / that all things have their center in their dying, / that each is discrete and diaphanous and / has pointed its prow away from the sand for the next trillion years // after that we may be friends, / recognizing in each other the precedents that make us truly social. / Do you hear the wind? It’s not dying. / It’s singing, weaving a song about the president saluting the trust, // the past in each of us, until so much memory becomes an institution, / through sheer weight, the persistence of it, no, / not the persistence: that makes it seem a deliberate act / of duration, much too deliberate for this ingenuous being // like an era that refuses to come to an end or be born again. / We need more night for the sky, more blue for the daylight / that inundates our remarks before we can make them / taking away a little bit of us each time // to be deposited elsewhere / in the place of our involvement / with the core that brought excessive flowering this year / of enormous sunsets and big breezes // that left you feeling too simple / like an island just off the shore, one of many, that no one / notices, though it has a certain function, though an abstract one / built to prevent you from being towed to shore.



(De Descontextos)






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