Precaución. Está usted entrando en un espacio textual de signo
poético, debe regular su modo de lectura y ajustarlo a los
rigores interpretativos y activar otros vectores generalmente
desatendidos: paladee los sonidos, los ritmos, las pausas y los
acentos, déjese llevar por los cortes versales y su danza con los
quiebros sintácticos, goce con las novedades léxicas y los
emparejamientos imposibles, entréguese sin reservas al modo
subjuntivo, y paladee en cada palabra -a un tiempo- su música y
su etimología. Entrénese en la aceptación del azar y reclame su
ración de incertidumbre.
Y recuerde: lea poesía con moderación, su salud es lo primero.
(Fuente: Daniel Freidemberg)
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