Sobre el imperio
Nos van a conocer por ser una cultura con pánico a la muerte y ansias de poder, que trató de abolir para unos pocos la precariedad y poco le importaron las penurias de la mayoría. Nos van a conocer por ser una cultura que enseñó e instó a acumular objetos, que dijo poco y nada sobre la calidad de vida de los otros (otra gente), de los perros y los ríos. El mundo, dirán ellos, es un bien de consumo. Dirán que a esta estructura la sostiene la política, y en efecto es así, y también van a decir que la política no es más que un dispositivo que regula lo que siente el corazón, y que en aquella época el corazón era una piedra dura llena de mezquindad.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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