VISITA POR LA TARDE
Entré en la casa y me quité el abrigo
para que mis amigos no supieran
cuánto frío tenía, pero ellos
dijeron: "Ven, entra en la cocina".
Y la madre hizo fuego para mí.
No he podido tener nunca mi fiesta
en paz como aquel día:
el vino en la madera; la mirada
de los niños; las palabras;
el resplandor del fuego...
Cuando llegó la noche, la mujer
sacó las manos del agua
y separó los cabellos esparcidos
sobre el rostro cansado.
Y vi el rostro.
Rostro cansado: amor.
Y sonreía.
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de "Blues castellano" (1961-1965, publicado en 1982), en "Edad. Poesía 1947-1986", Miguel Casado, ed., Cátedra, Madrid, 1989.
(Fuente: Jonio González)
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