PRINCIPIO DE LA INDETERMINACIÓN
Como la liebre paralizada frente a la inminen-
cia de los faros.
Frente a un mundo indemostrable, entre el vi-
sionario torbellino del temor y las umbrosas
ruinas de lo transcurrido; frente la exigencia de
tener que incrustar el tiempo en el frágil recinto
del acontecer.
Como la liebre frente a la inminencia de los fa-
ros, te enfrentas a la vida que requiere ser rea-
lizada.
Entre lo venidero que requiere ser encontrado y
lo sucedido que requiere ser resuelto.
Y resistes. A mitad de camino, resistes con la
poca convicción de las víctimas, con la inmovi-
lidad de las víctimas. Con su pasmo.
Sobre la trampilla amenazadora del presente,
anclándote en una culpable e irrevocable inde-
cisión, sigues mintiéndote seguridad.
Aplazando la huida.
Esperando que el desastre sobrevenga.
En la noche, frente a la inminencia de los faros.
como la liebre.
En ‘Deudas contraídas, Editorial La Bella Varsovia
(Fuente: Aire nuestro)
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