sábado, 31 de octubre de 2015

Milosz


Oscar Wladislas de Lubicz Milosz, Lituania, 28 de mayo 1877 – Francia, 2 de mayo 1939
Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán


El viejo día

El viejo día sin meta quiere que vivamos
Y que lloremos y nos empapemos con su lluvia y su viento.
¿Por qué no quiere dormir siempre en el albergue de las noches
El día que amenaza las horas con su palo de mendigo?

Tibia es la luz en los dormitorios del hospital de la vida;
Queridos pensamientos forman el paciente blancor de los muros.
Y la piedad que ve que la dicha se aburre
Hace nevar el cielo vacío sobre los pobres pájaros heridos.

No despiertes la lámpara, el crepúsculo es nuestro amigo,
Nunca viene sin traernos un poco de buen viejo tiempo.
Si lo echases de nuestra habitación, la lluvia y el viento
Se burlarían de su triste manto gris.

Por cierto, ah, si existe dulzura aquí abajo
Sólo puede estar en los viejos cementerios graves y buenos
Donde ya no dice sí la debilidad, donde el orgullo ya no dice no,
Donde la esperanza no atormenta más a los hombres cansados.

Por cierto, ah, allá, bajo las cruces, cerca del mar indiferente
Que sólo piensa en el tiempo pasado, los que buscan
Hallarán por fin sus almas de sonrisas ansiosas por la espera
Y los seguros consuelos de las noches mejores.

Echa al fuego este alcohol, cierra bien la puerta,
Hay en mí pecho seres abandonados que tiritan de frío.
Se diría realmente que toda la música está muerta
Y las horas son tan largas.

No, no quiero verte más como mi amiga:
Sólo debes ser algo, créeme, sumamente grato,
Humo en el techo de una choza, en el ocaso:
Tienes el rostro de la buena jornada de tu vida.

Posa tu dulce cabeza otoñal en mis rodillas, cuéntame
Que hay un gran navío, muy solo, muy solo, mar adentro;
No olvides decirme que sus luces tienen frío
Y que sus ropajes de tela le dan risa al invierno.

Háblame de los amigos muertos desde hace largo tiempo.
Duermen en tumbas que no veremos nunca jamás,
Allá muy lejos, en un país color de silencio y de tiempo.
Si volviesen, ¡cómo sabríamos amarlos!

En la taberna junto al río hay viejos huérfanos
Que cantan porque el silencio de sus almas les da miedo.
De pie en el umbral de oro de la casa de las horas
La sombra hace el signo de la cruz sobre el vino y el pan.


 

jueves, 29 de octubre de 2015

Poema de Alberto Girri



Gato gris muerto

Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas.

Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,
eres el muerto más perfecto que yo he visto.
Pero cómo descubrir que la vigilia que te llega,
ya indiferente a cualquier invocación,
tu realidad verdadera de hijo del demonio,
de locatario esbelto de almas,
que estableció para tu antepasado africano
la voluntad miedosa de los clanes familiares
y confirmó la impar justicia de la magia.
Pronto vendrán hasta tu cuerpo abandonado
ladrones de velas,
y robarán las tibias, su recatada médula.
Porque es sabido que cuando tales huesos despierten
despertarán las almas en ellas internadas,
y en un pueblo lejano y caníbal,
hombres que trabajan y tienen amores,
instantáneamente se convierten en
estatuas.
Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas,
y arañar, si quieren, el corazón del huésped.





domingo, 25 de octubre de 2015

Enrique Molina

La casa



La casa está perdida en un jardín
o un jardín esconde en su garganta el hogar que
vivimos,
lenguaje elemental,
laberinto de piedra,
las ramas de los árboles que abrazan
a ese mundo herido en el costado.
A veces el jardín respira y deja ver
esas paredes que alguna vez fueron de luz.
A veces inventan un mundo sin saber
que no se entra jamás,
que hay que permanecer afuera de la Historia.
La casa está perdida en unos ojos que nunca más veré.
La casa está perdida en esa misma casa.
La casa es una pérdida constante
en cualquier jardín.
La casa es un jardín perdido
en el lugar de la memoria.

sábado, 24 de octubre de 2015

Oliverio Girondo (Buenos Aires, 1891 - 1967)



QUE LOS RUIDOS TE PERFOREN LOS DIENTES




Que los ruidos te perforen los dientes,
como una lima de dentista,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña;
que sólo puedas alimentarte de barajas usadas
y que el sueño te reduzca, como una aplanadora,
al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle,
hasta los faroles te corran a patadas;
que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte
ante los tachos de basura
y que todos los habitantes de la ciudad
te confundan con un madero.
Que cuando quieras decir: "Mi amor",
digas: "Pescado frito";
que tus manos intenten estrangularte a cada rato,
y que en vez de tirar el cigarrillo,
seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones;
que al acostarse junto a ti,
se metamorfosee en sanguijuela,
y que después de parir un cuervo,
alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto,
para que los espejos, al mirarte,
se suiciden de repugnancia;
que tu único entretenimiento consista en instalarte
en la sala de espera de los dentistas,
disfrazado de cocodrilo,
y que te enamores, tan locamente,
de una caja de hierro,
que no puedas dejar, ni por un solo instante,
de lamerle la cerradura.



viernes, 23 de octubre de 2015

Joao Cabral de Melo Neto (Brasil, 1920 - 1999)







Cosa de puntuación

 

La gente acepta que al hombre
le cabe puntuar su vida:
que viva en punto de exclamación
(dicen: tiene alma dionisíaca);

que viva en punto de interrogación
(fue filosofía, ahora es poesía);
que viva equilibrándose entre comas
y sin puntuación (en la política);

el hombre sólo no acepta del hombre
que utilice la puntuación fatal:
que use, en la frase que él vive,
el inevitable punto final.


João Cabral de Melo Neto (Recife, 1920-Río de Janeiro, 1999), versión de Eduardo Milán, Traslaciones. Poetas traductores 1939-1959, recopilación de Tedi López Mills, Fondo de Cultura Económica, México, 2011 [edición no bilingüe]



Questão de Pontuação 


Todo mundo aceita que ao homem
cabe pontuar a própria vida:
que viva em ponto de exclamação
(dizem: tem alma dionísica);

viva em ponto de interrogação
(foi filosofia, ora é poesia);
viva equilibrando-se entre vírgulas
e sem pontuação (na política):

o homem só não aceita do homem
que use a só pontuação fatal:
que use, na frase que ele vive
o inevitável ponto final

 

Agrestes, Nova Fronteira, Río de Janeiro, 1985

miércoles, 21 de octubre de 2015

E. M. Cioran


"Escribir sería un acto insípido y superfluo si uno pudiese llorar a discreción, imitar a los niños y a las mujeres presas de furor. En la materia de la que estamos amasados, en su más profunda impureza, se encuentra un principio de amargura, que sólo suavizan las lágrimas. Si cada vez que las penas nos asaltan, tuviéramos la posibilidad de librarnos por el llanto, las enfermedades vagas y la poesía desaparecerían. Pero una reticencia nativa, agravada por la educación, o un funcionamiento defectuoso de las glándulas lacrimales, nos condenan al martirio de los ojos secos. Y además, los gritos, las tempestades de reniegos, la automaceración y las uñas clavadas en la carne, con las consolaciones de un espectáculo de sangre, no figuran ya entre nuestros procedimientos terapéuticos. De aquí se sigue que estamos todos enfermos y que necesitaríamos un Sahara cada uno para aullar a gusto, o las orillas de un mar elegíaco y fogoso para mezclar a sus lamentos desencadenados nuestros lamentos más desencadenados todavía. Nuestros paroxismos exigen el marco de lo sublime caricaturesco, de lo infinito apoplético, la visión de una horca donde el firmamento sirviera de patíbulo a nuestras osamentas y a los elementos." 

Cioran, Breviario de podredumbre.

martes, 20 de octubre de 2015

Enrique Lihn (Chile)


Porque escribí

Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.

Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.

Pero escribí: tuve esta rara certeza,
la ilusión de tener el mundo entre las manos
—¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria—
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces.

De la vida tomé todas estas palabras
como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.

La especie de locura con que vuela un anciano
detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudarán
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
En su origen el río es una veta de agua
—allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
luego, al final, un mar que nadie ve
de los que están braceándose la vida.
Porque escribí fui un odio vergonzante,
pero el mar forma parte de mi escritura misma:
línea de la rompiente en que un verso se espuma,
yo puedo reiterar la poesía.

Estuve enfermo, sin lugar a dudas
y no sólo de insomnio,
también de ideas fijas que me hicieron leer
con obscena atención a unos cuantos psicólogos,
pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.

martes, 13 de octubre de 2015

Crhistian Bafomec (Perú)


///De cuando era un niño y me traumé con la poesía

Mi niñez fue áspera y conocí la poesía cuando me quemaron con agua hervida en las nalgas. En realidad dios me quemó mientras fingía ser un superhéroe. Y así con ampollas en mi potito y sin poder sentarme, boca abajo, miraba a las enfermeras cómo lamían las heridas de los infectados para desinfectarlos, y chupaban los penecitos de los recién nacidos para darles su luz, porque ellas eran la luz del nuevo mundo, porque ellas eran la tecnología del nuevo mundo, y el amor del nuevo mundo, y besaban a los asmáticos para devolverles el aliento, y se reían con los fracturados tomando café con leche y conversando del clima para suturar sus huesos, y se dejaban acariciar el sexo por los cancerosos porque en sus vellos púbicos estaba la gloria del Señor, y se dejaban penetrar por los sidosos para que sus fluidos les limpien hasta el alma. Pero a nosotros los quemados nos leían libros de poesía que te arañaban la piel como un serrucho romántico.
poesía que eran gusanos que ponían huevos en tu oreja y construían ciudades en tu cerebro,
poesía que eran hermosos dildos bailando en el agujero del culo,
poesía que era una máquina de cosquillas utilizada en los campos de concentración nazi,
poesía que era más caliente que el agua que nace en los volcanes y termina en tu piel de cebolla.
Poesía con clavos,
poesía rocoto,
poesía cuchillos,
poesía enfermedad mortal,
poesía humedad de la cosa,
poesía que te cogía del cogote y te quitaba toda tu plata,
poesía que te secuestraba por las noches y bebía contigo hasta el vómito,
poesía que era tu madre botándote de la casa por violador, por flojo, por ratero,
poesía que no se apiadaba de nadie y nunca daba limosnas,
poesía que te atropellaba sin Soat y se daba a la fuga,
poesía que lloraba como tu padre al no encontrar su casa,
poesía que era tu novia que te sacaba la vuelta,
poesía que creías que era tu novia descalza teniendo sexo con todos los poetas de Lima, pero que en realidad era tu novia mamándosela a su compañero de universidad,
poesía que era tu amigo diciéndote que a su novia no le vino la regla,
poesía que camina por una ciudad desierta con los ojos rojos y buscando un lugar dónde pasar la noche,
poesía que son tus abuelos hablando del ser, del estar, del morir, de la nada cosmopolita, de Kierkegaard, del chapulín colorado, del amor,
poesía que era la contaminación ambiental y el sida y la cárcel y las inundaciones,
poesía que era el fin de este planeta vulgarmente llamado Tierra,
poesía que es el big-bang de la nueva era tecnológica,
poesía que es el capitalismo,
poesía que es la quinta bomba atómica, la novena internacional y la enésima sinfonía de Beethoven,
poesía que me quitó la niñez de un susto, y yo lloraba porque el doctor me miraba con su jeringa, y las enfermeras que eran extraterrestres me regalaron un chupetín al terminar de leerme a Verástegui, para que no siga llorando.


lunes, 12 de octubre de 2015

Gillaume Apollinaire



Llueve

llueven
voces
de mujeres
muertas
hasta
para
el recuerdo
pero
oh
gotitas
ustedes
llueven
maravillosos
reencuentros
sobre
mi vida
y estas
nubes
encabritadas
se ponen
a relinchar
un universo
entero
de aldeas
auriculares
escuchá
cómo llueve
mientras
el dolor
el desdén
lloran
una
antigua
música
escuchá
caer
los hilos
que
te
sostienen
te
suben
y
te
bajan
sin
parar

sábado, 10 de octubre de 2015

Hugo Padeletti



No hacen falta discursos
las palabras
aisladas
son acopio. Plegadas,
desafían
la atención.
Cuando digo
“la hebra”
El mundo se devana.

Las palabras-semillas desarrollan
raíces, se despliegan
en árbol y florecen
de pie.
Vale la pena
contemplarlas.

Hay otras,
como gotas, que se alargan
en hilo, se convierten
en río y se confunden
con el mar.
Eran dulces
y son amargas.

Las que forman
cristales
te incluyen.
Lo que entra
ya no puede salir.

No queda nada
fuera.
Las herméticas
incuban lo que sientes.
No confirman
ni desmienten:
que sea
lo que es.

Las palabras se unen
de a dos, de a tres.
Y forman las guirnaldas
del tiempo.
Cuando acaban,
el tiempo se repliega
de nuevo.

¿Cuántas veces
atestiguan en contra?
No diríamos
“diversión”, “pasatiempo”,
ni en otro orden “éxtasis”, “transporte”,
si no fuera deseable
perderse:
cuando pienso
“nirvana”,
palabras y palabras y palabras
se anulan,
se desdicen,
y se abren
las trampas.
Este buda
te saluda.

de El andariego (poemas 1944-1980).

domingo, 4 de octubre de 2015

Blanca Varela (Lima 1926)

Primer baile  (frag.)

III


En ciertas ocasiones hay que colocarse al lado

del camino. Viene el cortejo, pasan las arañas,

luego los pulpos rojos e hinchados. Una espada

los persigue y les arranca los ojos que son

generosamente repartidos entre los acreedores.

Aplausos. El pueblo está contento porque se le

ha prometido que el día durará veinticinco horas.



Esto es la inmortalidad.

viernes, 2 de octubre de 2015

Allen Ginsberg


Palabras celestes


 
El alba encandila el ojo
Sirenas rasgan el cielo
Cláxones de los taxis retumban en la calle
Bocinas rotas de coches balan balan balan

El cielo está cubierto de palabras
El día está cubierto de palabras
La noche está cubierta de palabras
Dios está cubierto de palabras
La conciencia cubierta de palabras
La mente está cubierta de palabras
Vida y muerte son palabras
Las palabras están cubiertas de palabras
Los amantes están cubiertos de palabras
Los asesinos están cubiertos de palabras
Los espías están cubiertos de palabras
Los gobiernos cubiertos de palabras
Gas mostaza cubierto de palabras
Bombas de Hidrógeno cubiertas de palabras
«Noticias» del mundo son palabras
Las guerras están cubiertas de palabras
Policía secreta cubierta de palabras
Hambre cubierto de palabras
Huesos de madres cubiertos de palabras
Niños esqueléticos hechos de palabras
Los ejércitos están cubiertos de palabras
Dinero cubierto de palabras
Altas Finanzas cubiertas de palabras
Junglas de pobreza cubiertas de palabras
Sillas eléctricas cubiertas de palabras
La multitud que grita está cubiertas de palabras
Radios tiranas cubiertas de palabras
El Infierno televisado, cubierto de palabras.


Lawrence Ferlinghetti


La vida sin fin 



No tiene fin
la espléndida vida del mundo
no tiene fin su hermoso vivir
su hermoso respirar
sus hermosas criaturas sensibles
observando escuchando y pensando
riendo y bailando
suspirando y llorando
a través de las tardes sin fin
noches sin fin de amor y éxtasis
alegría y desesperanza
bebiendo y fumando
charlando cantando
en los Amsterdams sin fin
de la existencia
de animadas conversaciones sin fin
y de los cafés sin fin
en los cafés literarios de las mañanas de lluvia
sin fin las películas de la calle que pasan
en los automóviles en los tranvías del deseo
en las inagotables vías de la luz radiante
Sin fin el baile de las melenas
al ritmo sin aliento del punk rock
y de la música disco su aire en la cabeza
a través de las medianoches de la Vía Láctea
hasta los paraísos del amanecer
hablando fumando y pensando
de todo aquello que en la noche no tiene fin
en lo blanco de la noche la luz de la noche
Ah sí el vivir y amar no tienen fin
odiando y amando besando y matando
No tienen fin los latidos la respiración la procreación
la rueda de la vida de carnes
girando constantemente en el tiempo
Vida sin fin muerte sin fin
no tienen fin el aire y la respiración
Mundos sin fin
en los que los días nunca terminan
en las capitales del otoño
sus grandes avenidas de hojas en llamas
Sin fin los sueños y los cuerpos
en los que el sueño desovilla
las mangas tejidas de la ansiedad
los laberintos del pensamiento
las laberínticas ensoñaciones del amor
las espirales del deseo y su exageración
los innumerables finales de lo innombrable
Sin fin los cielos incendiados
sin fin el universo que gira
Mundo sobre una hoguera de hongos
No tiene fin el fuego que respira en nuestros cuerpos
tatuados comedores de fuego bailando en las plazas
tragando el aire incendiado de la gasolina
Valiente el corazón batiente de la vida llameante
sus pulsos compases y llamas apagadas
Sin fin los campos de los sentidos
los olores del deseo del amor
los maullidos de los gatos en celo
el aroma intenso de los sexos
El sonido de los que hacen el amor no tiene fin
el sonido de las camas chirriantes no tiene fin
el gemido de los amantes no tiene fin
escuchado en la noche a través de las paredes
Los gritos del éxtasis inacabables
las voces encendidas
en la última y perdida culminación
el ruido de las máquinas de música saltando
el fluir del jazz del esperma sus ritmos
difunden su energía en el paraíso
Y luego los intentos de fuga no tienen fin
huir de la náusea de Sartre
de las colinas peladas
donde se consumió la sensación
en el lento fuego del tiempo
de la alegría de vivir desesperanzada
de los barcos cargados de ilustración
de los barcos cargados de mierda
que aún flotan
en los infernales ríos de Caronte
codicias histerias paranoias
poluciones y perversiones
Sin fin l’homme revolté
en el anónimo rostro de la muerte
en las huellas del estado monstruo
No tiene fin sus visiones anárquicas
No tiene fin su alienación
No tiene fin su poesía alienada
tábano del estado
portador de la esencia de Eros
No tiene fin el sonido de la vida
del hombre que vive en la tierra
las audiciones radiales sin fin
las transmisiones de tv sin fin
No tienen fin
los rollos de papel en la rotativas
el fluir de las palabras y las imágenes
en las cintas de las máquinas de escribir
escritura automática y garabatos
sin fin los pòemes dictés por lo desconocido
sin fin los llamados telefónicos
hacia los confines de la tierra
y la espera de los amantes en las terminales
y el llanto de los pájaros en las terrazas
y el graznido constante de los cuervos en el cielo
y el multiplicado canto de los grillos
y los mares rugientes y las aguas gimientes
alzándose y cayendo sobre guijarros distantes
y las mareas lamedoras durante los Idus del otoño
beso salitroso de la creación
Infinitas las campanas del mar anunciándose
Más allá de las represas y los diques de la vida
y el repetido llamado de las campanas
en las iglesias vacías
en las torres del tiempo
Infinita la manifestación de calamidades
del barbado hombre santificado
No tiene fin
La cuerda del corazón del mundo
desenroscándose
resplandeciente en el tiempo
brillando a través del espacio
No tienen fin los cruceros turísticos
atravesándola
barquitos pequeños en los canales infinitos
millones de ventanas en llamas en el atardecer
la ciudad quemándose con las sobras de la luz
los distritos de faroles rojos brillan y danzan
con pijas porno pijas de neón
y los vibradores que vibran sin descanso
en las piezas de edificios a medio derruir
Sin fin el movimiento de las mandíbulas
masticando las carnes de los sandwiches del deseo
los jugosos bifes anchos del amor
Sin fin los sueños y los orgasmos
ritos de fertilidad ritos de pasaje
y el vuelo de las aves fértiles
sobre los techos de las casas
y los huevos que caen en los nidos
en las vaginas sin fin
los intentos y tentaciones de la carne
en las habitaciones por hora del amor
donde canta la paloma golpeada
No tiene fin el nacimiento de las criaturas
en los sitios donde el amor y el deseo
han tomado aposento
Sin fin el dulce nacimiento de la conciencia
y sus amargas muertes en vano
Sin fin el marchitamiento
de las pieles las frutas efímeras fugaces
y las sirenas de neón
cantando unas a otras en alguna parte
Sin fin las leves variaciones
de lo absolutamente familiar
los fuegos de la juventud
las brasas de la ancianidad
la furia del poeta renacido
No tiene fin toda creación
en la danza muda de las moléculas
Todo se transmuta todo cae en el silencio
y todo gime llora una y otra vez
Sin fin la espera interminable
Dios y Godot
nunca terminan de llegar
No tienen fin las acciones los planes
los dilemas y las demoras
Absurda la espera que anula la acción
y desea que ya no existan las guerras
y desea la desaparición de los estados
Es inútil la espera que niega la acción
No tiene fin la lucha entre el bien y el mal
las cabriolas del destino los viajes del odio
sin fin la energía nuclear
la energía interna de la tierra
las reacciones en cadena sin fin
del fogonazo final
que fallan en sus intentos
mientras las Blancas Bicicletas de la protesta
circulan lentamente a su alrededor
Pues algún día estos dioses con rostros caninos
que calzan zapatos a la moda escarpines de Gucci
botas tejanas y sombreros de latón
y viven en bunkers
con muchos botones e interruptores
a su alcance
desaparecerán les llegará el fin
Pues lo que nunca tendrá fin
es la esperanzadora posibilidad
de elegir en nuestras encrucijadas
elección que aún no ha sido realizada
elegiremos
la iluminación de las mentes oscuras
los senderos de la gloria
los verdes gigantes de la casualidad
los anzuelos de la esperanza
en los pantanos del desaliento
las colinas en la distancia
los pájaros en los arbustos
los arroyos de la luz oculta
las melodías desconocidas
las sesiones del pensamiento dulce y silencioso
y las muertes felices de los corazones todos los días
y las pijas de barro
y los pies enfundados en zapatillas
recorriendo la bahía
Y es más
son infinitas las puertas
de la percepción que aún deben ser abiertas
y los potentes chorros de luz
en el elevado espíritu del hombre
en el espacio exterior muy dentro nuestro
en el Amsterdam del Ying y del Yang
Sin fin las rubaiatas sin fin las beatitudes
sin fin los shangrilas sin fin los nirvanas
sutras y mantras sin fin
satoris y sensaras sin fin
Bodhiramas y Bodisatvas
Karmas y Karmapas
Sin fin las Shivas cantando danzando
en los humeantes vientres del éxtasis
Brillos trascendencia
penetrando la cristalina noche del tiempo
en el silencio sin fin del alma
en la larga y altisonante historia del hombre
en el sonido y la furia sin fin
significando todo
con sus alucinaciones sin fin
adoraciones e iluminaciones
y destrucción total
y erecciones e exhibiciones
fascismo y machismo
circos de las almas extraviadas
parques de diversión de la imaginación
Coney Islands
del poema sin mente sin fin
dictado por la voz individual
del inconsciente colectivo
ciego en las huellas
del tiempo
En los últimos días de Alejandría
El día que precede a Waterloo
Los bailes prosiguen
En la noche se escuchan
los sonidos de una fiesta bulliciosa.