domingo, 14 de diciembre de 2014

Poemas de Fernando Pessoa


"La filosofía de Nietzsche (II)", de Fernando Pessoa

Fragmento



En todo el mundo son innumerables los discípulos de Nietzsche, habiendo algunos entre ellos que han leído al maestro.

La mayoría tan sólo acepta de Nietzsche lo que se encuentra en ellos, cosa que, en últimas, acontece con todos los filósofos de todos los filósofos. La minoría no comprendió a Nietzsche, y son esos pocos quienes siguen fielmente su doctrina.

La única gran afirmación de Nietzsche es que la alegría es más profunda que el dolor, que la alegría quiere profunda, profunda eternidad. Como todos los pensamientos culminantes y fecundos de los grandes maestros, esto no significa cosa alguna. Es por ello que tiene tanta influencia en los espíritus: sólo en el vacío absoluto puede colocarse absolutamente todo.

Lo que usted resalta sobre los deberes morales podría hacerse extensivo a los deberes inmorales. Hemos alcanzado un punto de la civilización en que son tales las exigencias de inmoralidad que dentro de poco toda la gente será decente por falta de espíritu de sacrificio.

“En fin, nada importa excepto a la manera en que nada importa. Que ella sea bella o, cuando menos, fútil, porque la futilidad tiene de común con la belleza la indiferencia ante la utilidad y la justicia. El resto es absolutamente vida...”





Manuscrito de 1915, aprox.







Traducción de Carlos Andrés Ciro V.

“El penúltimo poema”, de Alberto Caeiro






También sé hacer conjeturas.
Hay en cada cosa aquello que es lo que la anima.
En la planta está afuera y es una ninfa pequeña.
En el animal es un ser interior lejano.
En el hombre es el alma que vive con él y ya es él.
En los dioses tiene el mismo tamaño
Y el mismo espacio que el cuerpo
Y es la misma cosa que el cuerpo.
Por eso se dice que los dioses nunca mueren.
Por eso los dioses no tienen cuerpo y alma,
Sino tan sólo cuerpo y son perfectos.
Es el cuerpo que les es alma
Y tienen la conciencia en la propia carne divina.




"Predominio del sentido interior", de Fernando Pessoa




Era yo un poeta estimulado por la filosofía y no un filósofo con facultades poéticas. Me gustaba admirar la belleza de las cosas, descubrir en lo imperceptible, a través de lo diminuto, el alma poética del universo.

La poesía de la tierra nunca muere. Podemos decir que las eras pasadas fueran más poéticas, pero no podemos decir (...)

La poesía se encuentra en todas las cosas -en la tierra y en el mar, en el lago y en la margen de un río. Se encuentra también en la ciudad -no lo neguemos- es evidente para mí, aquí, como estoy sentado, hay poesía en esta mesa, en este papel, en este tintero; hay poesía en el barullo de los coches en la calle, en cada movimiento diminuto, común, ridículo, de un operario, que está pintando al otro lado de la calle.

Mi sentido íntimo predomina de tal manera sobre mis cinco sentidos que veo cosas en esta vida -creo- de modo diferente a otros hombres. Hay para mí -había- un tesoro de significado en una cosa tan ridícula como una llave, un pliegue en la pared, los bigotes de un gato. Hay para mí una plenitud de sugestión espiritual en una gallina con sus pollitos, atravesando la calle con aire pomposo. Hay para mí un significado más profundo del que tienen las lágrimas humanas en el aroma del sándalo, en las viejas latas, en una caja de fósforos caída en el suelo, en dos papeles sucios que, en un día de viento, ruedan y se persiguen calle abajo. Es que la poesía es espanto, admiración, como un ser caído de los cielos, al tomar plena conciencia de su estado, atónito delante de las cosas. Como alguien que conociese el alma de las cosas, y luchase para recordar ese conocimiento, recordando que no era así como las conocía, no sobre aquellas formas y aquellas condiciones, pero no se acuerda de nada más.





Sin datos editoriales





"Todos los días despierto ahora con alegría y pena...", de Alberto Caeiro





Todos los días despierto ahora con alegría y pena.
En otros tiempos me despertaba sin ninguna sensación: despertaba.
Tengo alegría y pena por perder lo que sueño
y porque en la realidad puedo estar donde está lo que sueño.
No sé lo que he de hacer con mis sensaciones.
No sé lo que he de ser conmigo a solas.
Quiero que ella me diga algo para despertar de nuevo.

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