sábado, 27 de diciembre de 2014

Un poema de Ernesto Cardenal


POEMA DE ERNESTO CARDENAL “HORA 0″


“He is a bandido”, decía Somoza, “a bandolero”.
Y Sandino nunca tuvo propiedades.
Que traducido al español quiere decir:
Somoza le llamaba a Sandino bandolero.
Y Sandino nunca tuvo propiedades.
Y Moncada le llamaba bandido en los banquetes
y Sandino en las montañas no tenía sal
y sus hombres tiritando de frío en las montañas,
y la casa de su suegro la tenía hipotecada
para libertar a Nicaragua, mientras en la Casa
Presidencial Moncada tenía hipotecada a Nicaragua.
“Claro que no es” —dice el Ministro Americano
riendo— “pero le llamamos bandolero en sentido técnico”.
¿Qué es aquella luz allá lejos? ¿Es una estrella?
Es la luz de Sandino en la montaña negra.
Allá están él y sus hombres junto a la fogata roja
con sus rifles al hombro y envueltos en sus colchas,
fumando o cantando canciones tristes del Norte,
los hombres sin moverse y moviéndose sus sombras.
Su cara era vaga como la de un espíritu,
lejana por las meditaciones y los pensamientos
y seria por las campañas y la intemperie.
Y Sandino no tenía cara de soldado,
sino de poeta convertido en soldado por necesidad,
y de un hombre nervioso dominado por la serenidad.
Había dos rostros superpuestos en su rostro:
una fisonomía sombría y a la vez iluminada:
triste como un atardecer en la montaña
y alegre como la mañana en la montaña.
En la luz su rostro se le rejuvenecía
y en la sombra se le llenaba de cansancio.
Y Sandino no era inteligente ni era culto
pero salió inteligente de la montaña.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Poemas de Fernando Pessoa


"La filosofía de Nietzsche (II)", de Fernando Pessoa

Fragmento



En todo el mundo son innumerables los discípulos de Nietzsche, habiendo algunos entre ellos que han leído al maestro.

La mayoría tan sólo acepta de Nietzsche lo que se encuentra en ellos, cosa que, en últimas, acontece con todos los filósofos de todos los filósofos. La minoría no comprendió a Nietzsche, y son esos pocos quienes siguen fielmente su doctrina.

La única gran afirmación de Nietzsche es que la alegría es más profunda que el dolor, que la alegría quiere profunda, profunda eternidad. Como todos los pensamientos culminantes y fecundos de los grandes maestros, esto no significa cosa alguna. Es por ello que tiene tanta influencia en los espíritus: sólo en el vacío absoluto puede colocarse absolutamente todo.

Lo que usted resalta sobre los deberes morales podría hacerse extensivo a los deberes inmorales. Hemos alcanzado un punto de la civilización en que son tales las exigencias de inmoralidad que dentro de poco toda la gente será decente por falta de espíritu de sacrificio.

“En fin, nada importa excepto a la manera en que nada importa. Que ella sea bella o, cuando menos, fútil, porque la futilidad tiene de común con la belleza la indiferencia ante la utilidad y la justicia. El resto es absolutamente vida...”





Manuscrito de 1915, aprox.







Traducción de Carlos Andrés Ciro V.

“El penúltimo poema”, de Alberto Caeiro






También sé hacer conjeturas.
Hay en cada cosa aquello que es lo que la anima.
En la planta está afuera y es una ninfa pequeña.
En el animal es un ser interior lejano.
En el hombre es el alma que vive con él y ya es él.
En los dioses tiene el mismo tamaño
Y el mismo espacio que el cuerpo
Y es la misma cosa que el cuerpo.
Por eso se dice que los dioses nunca mueren.
Por eso los dioses no tienen cuerpo y alma,
Sino tan sólo cuerpo y son perfectos.
Es el cuerpo que les es alma
Y tienen la conciencia en la propia carne divina.




"Predominio del sentido interior", de Fernando Pessoa




Era yo un poeta estimulado por la filosofía y no un filósofo con facultades poéticas. Me gustaba admirar la belleza de las cosas, descubrir en lo imperceptible, a través de lo diminuto, el alma poética del universo.

La poesía de la tierra nunca muere. Podemos decir que las eras pasadas fueran más poéticas, pero no podemos decir (...)

La poesía se encuentra en todas las cosas -en la tierra y en el mar, en el lago y en la margen de un río. Se encuentra también en la ciudad -no lo neguemos- es evidente para mí, aquí, como estoy sentado, hay poesía en esta mesa, en este papel, en este tintero; hay poesía en el barullo de los coches en la calle, en cada movimiento diminuto, común, ridículo, de un operario, que está pintando al otro lado de la calle.

Mi sentido íntimo predomina de tal manera sobre mis cinco sentidos que veo cosas en esta vida -creo- de modo diferente a otros hombres. Hay para mí -había- un tesoro de significado en una cosa tan ridícula como una llave, un pliegue en la pared, los bigotes de un gato. Hay para mí una plenitud de sugestión espiritual en una gallina con sus pollitos, atravesando la calle con aire pomposo. Hay para mí un significado más profundo del que tienen las lágrimas humanas en el aroma del sándalo, en las viejas latas, en una caja de fósforos caída en el suelo, en dos papeles sucios que, en un día de viento, ruedan y se persiguen calle abajo. Es que la poesía es espanto, admiración, como un ser caído de los cielos, al tomar plena conciencia de su estado, atónito delante de las cosas. Como alguien que conociese el alma de las cosas, y luchase para recordar ese conocimiento, recordando que no era así como las conocía, no sobre aquellas formas y aquellas condiciones, pero no se acuerda de nada más.





Sin datos editoriales





"Todos los días despierto ahora con alegría y pena...", de Alberto Caeiro





Todos los días despierto ahora con alegría y pena.
En otros tiempos me despertaba sin ninguna sensación: despertaba.
Tengo alegría y pena por perder lo que sueño
y porque en la realidad puedo estar donde está lo que sueño.
No sé lo que he de hacer con mis sensaciones.
No sé lo que he de ser conmigo a solas.
Quiero que ella me diga algo para despertar de nuevo.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Poemas de Leopoldo María Panero

La canción del croupier del Mississipi



«Fifteen men on the Dead Man's Chest.
Yahoo! And a bottle of rum!»

Canción pirata

Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
Que este vaso de vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
—ginebra y cerveza, por ejemplo—
que es como la infancia, y no es
huida, ni evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud»
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont
caerse húmedo babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas
«Fifteen men on the Dead Man's Chest
Fifteen men on the Dead Man's Chest
Yahoo! And a bottle of rum!»




miércoles, 10 de diciembre de 2014

Poemas de Leopoldo María Panero


LA CUÁDRUPLE FORMA DE LA NADA



Yo he sabido ver el misterio del verso
que es el misterio de lo que a sí mismo nombra
el anzuelo hecho de la nada
prometido al pez del tiempo
cuya boca sin dientes muestra el origen del poema
en la nada que flota antes de la palabra
y que es distinta a la nada que el poema canta
y también a esa nada en que expira el poema:
tres son pues las formas de la nada
parecidas a cerdos bailando en torno del poema
junto a la casa que el viento ha derrumbado
y ay del que dijo una es la nada
frente a la casa que el viento ha derrumbado:
porque los lobos persiguen el amanecer de las formas
ese amanecer que recuerda a la nada;
triple es la nada y triple es el poema
imaginación escrita y lectura
y páginas que caen alabando a la nada
la nada que no es vacío sino amplitud de palabras
peces shakespearianos que boquean en la playa
esperando allí entre las ruinas del mundo
al señor con yelmo y con espada
al señor sin fruto de la nada.
Testigo es su cadáver aquí donde boquea el poema
de que nada se ha escrito ni se escribió nunca
y ésta es la cuádruple forma de la nada.
 
 
 

viernes, 5 de diciembre de 2014

Angel Guinda (Zaragoza, España, 1948)


Cajas


"Lo diría una indígena y tendría razón.
“Ustedes tienen la vida organizada en cajas.
Nacen y les depositan en una cajita,
su casa es una caja, y las habitaciones
son cajas más pequeñas.
Suben a la casa en una caja.
Bajan a la calle en una caja.
Viajan en una caja.
Duermen y hacen el amor sobre una caja.
A través de una caja ven el mundo.
Cambian de casa: lo meten en cajas.
Los Bancos y las Cajas hacen caja.
Y cuando mueren
los introducen también en una caja.”
Todo está hecho para que encajemos.
Nos encajan la vida.
Algunos no encajamos, y nos desencajamos."

jueves, 27 de noviembre de 2014

Jaime Gil de Biedma


JAIME GIL DE BIEDMA - APOLOGÍA Y PETICIÓN - POEMA


APOLOGÍA Y PETICIÓN

Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia.

De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza,
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde si que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de lo hombres
y no una metafísica, que España
debe y puede salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Porque quiero creer que no hay demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia,
son hombres quienes han vendido al hombre,
los que le han convertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.


Jaime Gil de Biedma
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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Poemas de leopoldo María Panero


-Las linternas de la luna:

«Tus ojos tienen la sed de los presos
y el amor de las salvas,
y caigo bajo la luna
que dibuja sola mi figura
en la celda del condenado a muerte
en la celda de la nada
donde los cuernos de un ciervo embisten a la razón».
«¿Qué hay en este bosque
además del esperma amarillo de los sauces?
La risa atormentada de los labios de una ninfa».
-El beso de los ahogados:
«Toco húmeda la vagina
en donde nadie me espera
oí tu voz una noche
en la cual los gatos hacían un collar de pétalos azules.
Luego había unas florecillas que olían a mierda
y una muchacha se recreaba
mirando el culo de una libélula,
era un 14 de febrero en Arrasate
mientras me mirabas el alfabeto
y el futuro yacía a los pies del desastre»

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Pablo Neruda


"Siempre", de Pablo Neruda





Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.

Y no se extinguirá la hora en que caísteis,
aunque miles de voces crucen este silencio.
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.

Mil noches caerán con sus alas oscuras,
sin destruir el día que esperan estos muertos.

El día que esperamos a lo largo del mundo
tantos hombres, el día final del sufrimiento.

Un día de justicia conquistada en la lucha,
y vosotros, hermanos caídos, en silencio,
estaréis con nosotros en ese vasto día
de la lucha final, en ese día inmenso.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Poema de César Seco


"Pessoa room", de César Seco





Todos vienen aquí puntuales
una vez ordenada la correspondencia
que legitima traslados de mercancía.
Aquí los recibo a todos
sin soñar por no poder dormir,
una vez hacen su entrada y ocupan
cada uno el espacio donde mejor
pueden avenirse al mobiliario
sus desteñidas siluetas.
Ellos son todo lo que me falta
y no he tenido, pero ninguno
es como soy, ninguno como aquel
que madre hubiese querido fuere:
casado, fútil, cotidiano y tributante.
Están todos aquí repartidos por igual
y en mí, diferentes.
Nada más punzante que todos ellos
mirándome sin hablar, sin proferir
un insulto siquiera, escrutando
al astro que la noche detiene
en el cielo de sus órbitas.
Alberto, Ricardo, Álvaro, Bernardo.
Me erijo en filtro de sus mudos latidos.
Me saco de ustedes, me vivo.
Hace un instante puse carta para Ofelia:
¡Oh! mi amor nada soy sin esto que hago
en torno a la espectral mesa de mármol.
A dónde iré, a dónde que no haya sido ya
el oscuro centro que me llama y escribe
esto.










a Hermes Vargas




domingo, 16 de noviembre de 2014

Tanaka Katsumi (*)


ENCUENTRO  CASUAL



En 1910 apareció el cometa Halley

(y yo nací al año siguiente) :

como su órbita es de setenta y seis años

y siete días, debe retornar en 1986 …




Eso leí, y mi corazón se deprimió.

Es improbable que alguna vez vea la estrella …,

y quizás eso mismo suceda con los encuentros

                    humanos.




Es tan poco frecuente hallar un espíritu comprensivo,

y tan raramente conquistamos un amor apacible …

Sé que mi verdadero amigo aparecerá después de

                    mi muerte,

y que mi amada murió antes que yo naciera.





(*) Versiones de Alberto Girri









jueves, 13 de noviembre de 2014

Cesare Pavese (Italia, 1908 - 1950)

 

 

Indisciplina



El borracho deja atrás las asombradas casas.
No todos se atreven a caminar borrachos
a la luz del sol. Tranquilo cruza la calle
y podría atravesar los muros, que los muros están ahí.
Sólo un perro se pasea de aquel modo, pero un perro se detiene
cada vez que siente a la perra y la huele con cuidado.
El borracho no mira a nadie, ni siquiera a las mujeres.

Por la calle la gente, molesta al verlo, no ríe
y no quiere que esté el borracho, pero muchos tropiezan
por seguirlo con la mirada, de nuevo mirando al frente
maldiciendo. Tan pronto pasó el borracho,
todos en la calle se mueven más lento
bajo la luz del sol. Si alguien corre
como antes, ese alguien nunca será el borracho.
Los otros miran, sin distinguir, a las casas y al cielo
que continúan estando, aunque nadie los vea.

El borracho no ve ni cielo ni casas,
pero sabe que están, porque tambaleante camina un tramo
claro como las franjas en el cielo. La gente confundida
no comprende para qué están las casas
y las mujeres no miran a los hombres. Todos
tienen cierto miedo a que de repente la ronca
voz explote cantando y los persiga por el aire.

Cada casa tiene una puerta, pero es inútil entrar.
El borracho no canta, pero tiene un camino
donde el único obstáculo es el aire. Suerte
que de este lado no haya mar, porque el borracho
caminando tranquilo entraría en el mar
y, desaparecido, seguiría en el fondo el mismo camino.
Afuera la luz siempre sería la misma.


(Versión de Juan Carlos Villavicencio)




en Trabajar cansa, 1933








Indisciplina

L'ubriaco si lascia alle spalle le case stupite. / Mica tutti alla luce del sole si azzardano / a passare ubriachi. Traversa tranquilo la strada, / e potrebbe infilarsi nei muri, ché i muri ci stanno. / Solo un cane trascorre a quel modo, ma un cane si ferma / ogni volta che sente la cagna e la fiuta con cura. / L'ubriaco non guarda nessuno, nemmeno le donne. // Per la strada la gente, stravolta a guardarlo, non ride / e non vuole che sia l'ubriaco, ma i molti che inciampano / per seguirlo con gli occhi, riguardano innanzi / imprecando. Passati che c'è l'ubriaco, / tutta quanta la strada si muove più lenta / nella luce del sole. Qualcuno che corre / come prima, è qualcuno che non sarà mai l'ubriaco. / Gli altri fissano, senza distinguere, il cielo e le case / que continuano a esserci, se anche nessuno li vede. // L'ubriaco non vede né case né cielo, / ma li sa, perché a passo malfermo percorre uno spazio / netto como le striscie di cielo. La gente impacciata / non comprende più a cosa ci stiano le case, / e le donne non guardano gli uomini. Tutti / hanno come paura a un tratto la voce / rauca scoppi a cantare e li segua nell'aria. // Ogni casa ha una porta, me è inutile entrarci. / L'ubriaco non canta, ma tiene una strada / dove l'unico ostacolo è l'aria. Fortuna / che di là non c'è il mare, perché l'ubriaco / camminando tranquillo entrerebbe anche il mare / e, scomparso, terrebbe sul fondo lo stesso cammino. / Fuori, sempre, la luce sarebbe la stessa.


(Fuente: Descontexto)







martes, 11 de noviembre de 2014

Un poema de Gonzalo Rojas (Chile)


"Al silencio", de Gonzalo Rojas





Oh voz, única voz: todo el hueco del mar,
todo el hueco del mar no bastaría,
todo el hueco del cielo,
toda la cavidad de la hermosura
no bastaría para contenerte,
y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera,
oh majestad, tú nunca,
tú nunca cesarías de estar en todas partes,
porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.



en Contra la muerte, 1964














 


sábado, 8 de noviembre de 2014

Leopoldo María Panero (España, 1948 - 2014)


Yo, François Villon, a los cincuenta y un años,
gordo y corpulento, de labios color ceniza,
y mejillas que el vino amoratara,
a una cuerda ahorcado
lo sé todo acerca del pecado.

Yo, François Villon,
a una cuerda pendido
me balanceo lento, habiendo sido
peor que Judas, quien también murió ahorcado

Las viejas se estremecen al oír mis hazañas
pues no tuve respeto para la vida humana.

Que el viento me mueva, ya oigo las voces
de aquellos que mande a freir monas.
Me esperan en el Infierno
y alargan las manos
porque se ha corrido allí, del Leteo al Cocyto,
que al fin ¡Villon había muerto ahorcado!

Ya la luna aparece e ilumina la horca
dando a mi rostro el color de la sangre,
yo, que hice mal sabedor de que lo hacía
hasta que por fin he muerto ahorcado.

Ya los lobos ladran en torno al patíbulo
y los niños gritan parecidos a ratas:
¡Villon ha muerto ahorcado!

Que mis dientes sirvan
de jugo en tu caldera
bruja de los límites, tú a a quien admiro
sabedora de embrujos, de filtros y de hechizos
más poderosos que la fe y los apóstoles
de quienes se burló Simón el Mago, más apta que ellos
para conocer el dolor
de este ¡que un sepulcro merece!

Y que el viento diga, al amanecer, mañana
vanamente a ranas y a gusanos
Villon se ha hecho al fin celebre
pues al fin una horca dibuja su figura
¡Villón ha muerto ahorcado!

Y que de mi mano ajada caiga la rosa
que mis dientes estrujaron
pues ella supo mis crímenes
y fue mi confidente
y digalo ella al mundo, cayendo sobre el suelo:
¡Villón ha muerto ahorcado!

Pronto vendrá la canalla
a hozar en mi tumba
y orinarán encima, y los amantes
harán seguro el amor sobre mis huesos
y será la nada mi más escueto premio
para que ella lo diga,
no sé si nada o rosa:
¡Villón ha muerto ahorcado!

Sabrán de mí los niños
de edades venideras
como de un gran pecador
y asustados correrán a esconderse
bajo las sábanas cuando sus madres
les digan: ¡cuidado ahí viene!

Y será tal mi fama que prefiero el olvido
porque un día, mañana
de ese futuro que el hedor hace
parecerse al recuerdo, una mano
dejará caer, al oír mi nombre
el fruto del culo, el excremento
y mi vida, y mi carne, y todos mis escritos
¡promesa serán sólo para las moscas!

Leopoldo María Panero

William E. Henley (Reino Unido, 1849 - 1903)


El poema que le sirvió a Nelson Mandela para no desfallecer en sus 27 años de cautiverio. 



INVICTUS


Fuera de la noche que me cubre,
Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma inconquistable.

En las feroces garras de la circunstancia
Ni me he gemido ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Es inminente el Horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley

martes, 28 de octubre de 2014

Jorge Pimentel (Lima, Perú, 1944)


Muerte Ignorada

 

Qué clase de vida es esta
ulterior, posterior, media,
cuarta vida, enésima, vigésima,
infinitesimal, variada, altisonante,
borrosa, punitiva, tripoidal, prismática,
antológica, cromoidal, de primer turno,
de ínfima posibilidad, borrosa, constante, sonante,
milimétrica, para todo uso, cítrica,
con espejos, a sueldo, demencial,
barata, negativa, venga de donde venga,
vuelva otro día, lo siento, queda usted despedido,
agarre sus cosas y lárguese, parta de una vez
antes de que sea demasiado tarde,
gerencial, por poder, a cachetadas, direccional,
de poder a poder, de uso ocasional, correctiva, mística,
comprobada, rítmica, lóbrega, de espasmos violentos,
a la cuenta de, desesperada, de peso, con características
propias, de asesinato, de levitación, exagerando la nota
y caída con consecuencias mortales,
ajuste de cuentas, torrencial,
inalámbrica, de la boca para afuera
del estómago para adentro,
sin salida, a rayas, mantecosa,
con fe ciega, creyente al máximo,
de desfogue bilateral, de compromiso,
de suprema audiencia, silenciosa,
roja, azul , verde, honesta, pendenciera,
quijotesca, marsupial, venenosa, agreste,
bilingüe, aterrada, más te vale decir la verdad,
eléctrica, con comba y cachiporra, puro balazo,
a puñete y patada, a piconazo limpio,
servil, mediante decreto supremo, negra,
amarilla, con concha, brillante, intelectual,
cimbreante, quién da más de 3, de 20 años,
de 5, de 6, escupida, de susto, de una errada
versión de la inmaculada concepción,
de caridad nuestra en el nombre del padre,
del hijo, de rigor, con proyecciones ad infinitum,
de prédica ostentosa, predicha, fusiforme, chata,
pastiche, solapada, voluble, entrenada,
con todas las de la ley, aguerrida,
de espíritu noble, es suyo el puesto,
otrosí digo, de honda preocupación,
más vale decir la verdad,
más le cuesta, es excesivo el pago,
no es asunto mío, que mueve lo que no tiene
que vive lo que tampoco quiere, que tiene
que vivir lo que no USA,
que tiene que utilizar lo que no sabe, que miente,
que es arrogante y que sin embargo
el gusano ese quiso utilizarme, para después él,
de comprobante de pago, para uso exclusivo
con signos con visos con estadísticas, excesiva,
con molde, de amplios pergaminos,
de grandes caracteres, de excelsas virtudes,
con dólar, condolidamente con dolor,
sin condolerme con billetes grandes,
no condoliéndome con sencillo,
abigarrada, uniforme, multiforme,
de recibos, de abusivos, de impunidad,
me jodo, me jodes, me jodí,
razonada, volcánica, idílica,
constreñida, más claro no canta un gallo,
de pescuezo corto, de anchas caderas,
perseguida, granate, que pase el rey,
y que no ha de quedar, abre el cofre
y verás los contratos con las transnacionales,
de FMI, de imperialismo, desapropiada,
con canas, rabiosa, bondadosa
y en esta esquina, con barro, tutti fruti,
de archivo, más que mal, choza, barriada, insalubre,
a guantazo, de una vez por todas, equinoccial,
de acoso, de atosigamiento, sumergida,
tétrica, infernal, desproporcionadamente sí,
exageradamente no, sin posibilidad
aparente, visible, a plazos, enrevesada,
en desuso, misteriosa,
de hoyo hondo, sin mente,
fisiatura,
tuberada,
inflación,
mancomunada traición,
ajuste de cuentas,
tugurización,
esquematismo,
acomete la incomprendida,
aniquilamiento y devastación
poblacional, sin derechos,
masacres y amargura,
y precipicio y última fase,
facción de tiempo, pujanza,
interioridad, fracaso imborrable,
tenue, hosca, rota, injusta,
de quebrado beso, mierda
y hartazgo y miseria,
de vómito, de otra oferta,
1, 2, 10, treinta mil 200,  18,400
11’230,840,  20’187, mentada, chicle,
vitrola, puta, puerta, muere, occiso,
serpiente,
carajo, aquí estoy con la muerte, contesten.

***


Rimbaud en Polvos Azules

 

Rimbaud apareció en Lima un 18 de julio de mil novecientos setenta y dos.
Venía calle abajo con un sobretodo negro y un par de botines marrones.
Se le vio por la Colmena repartiendo volantes de apoyo a la huelga
de los maestros y en una penosa marcha de los obreros trabajadores
de calzado El Diamante y Moraveco S. A., reapareciendo en la plazuela
San Francisco dándole de comer a las palomas y en un cafetín donde rociaba
migajas de pan en un café con leche mientras entre atónito y estupefacto
releía un diario de la tarde. Las personas que lo vieron aseguran que denotaba
cansancio y que fumaba como un condenado cigarrillo tras cigarrillo.
Pálido como una hermelinda, de contextura delgada, entre las manos portaba
un libro de tapa gruesa. Luego hizo un ademán con la mano pidiendo la cuenta.
Pagó 13 soles y 50 ctvos. y luego partió y una muchacha al reconocerlo le tendió
la mano y le ofreció posada y su cuerpo a lo que él respondió invadiéndola
de luces anaranjadas. Llovía. Y las pocas personas que en esos momentos
contemplaban la escena -serían unas 15, de 20 no pasan- reunidos bajo el toldo
de la chingana armaron un tremendo barullo llamándolo Arturo, Arturo Rimbaud.
Y sus pasos fueron lentos mientras enrumbaba por el Jr. Leticia y la calle Caquetá
en el Rímac. Casi todos los que se encontraban reunidos coincidían en afirmar
que su aparición podría traer funestas consecuencias al sistema y al orden
establecido y que mejor era dar parte a la policía. Y la descripción que de él
dio un político coincidía con las que se dan para atrapar a un maleante.
La del empleado del Ministerio de Educación fue que en su abundante cabellera
pendía un turbante turco y una argolla de bronce aparecía en una de sus orejas.
A lo que un joven estudiante de San Marcos prorrumpió amenazadoramente aseverando
que todos ellos estaban alienados y que más bien había que cumplir
al pie de la letra la aseveración de Juan Nicolás Arturo Rimbaud “Hay que cambiar
la vida” para lo cual había que destruir todo un sistema inhumano injusto y atroz.
¡Linda manera de hacerse oír! terció la voz de un anciano, y un muchacho
de secundaria dijo ¡Buena, tío! y la muchacha que fue invadida de luces
anaranjadas extrajo un lápiz de labios de su cartera corriendo hasta llegar
a un muro donde inscribió esta significativa palabra
FIN
Madrid, 1973
jorge pimenteljorge pimenteljorge pimentel

martes, 7 de octubre de 2014

Antonio Cisneros (Perú, 1942 - 2012)


"Nunca tuve el menor entusiasmo"





Nunca tuve el menor entusiasmo
por una vida breve aunque gloriosa.
Frecuentar ansío mis potajes
(agridulces y fuertes) todo el tiempo
posible. Amar también
sin mucho esfuerzo). Ser amada
como si fuese el único animal
deseable en el planeta. Aburrirme.
Maldecir. Desesperarme
hasta pedir la muerte / conociendo
que el infarto no acude por llamado
(¿o sí?). Entonces te detesto
chiquilla coronada con laurel
o varas de apio fresco, lloriqueada
en tierno funeral
antes de los mareos y el bochorno
del primer embarazo.
Gloriosa tú. Yo en cambio
llevaré esta belleza inevitable
(¿cuánto más todavía?) que me ocupa
como el relleno a un pavo.
Huiré (sin excesos)
del trato con la parca. Deseo
(con fervor) un par de nietos
sanos y presentables. Poco importa
que los lustros me vuelvan
triste o necia. Una carga
(así suelen decir) para mis hijos.
Poco importa.
Es tarde de tormenta. El jardín
luce bajo la lluvia como los pelos
de una rata mojada. Hoy cumplí
los treinta años de edad.
He ganado (supongo) en experiencia
y hasta en sabiduría. Mas la madre
del llamado cordero (mala madre)
está en estos pellejos
que me sobran. las lonjas de jamón
no comestible creciendo
aún con disimulo. menos mal)
entre mis muslos, mis caderas.
mi vientre (la barriga)
plegándose en mi pubis.
Nunca tuve el menor entusiasmo
por nosotras. Ni por ti.
Ni por mí.



en Monólogos de la casta Susana y otros poemas, 1986










Fotografía original de Consuelo Vargas

















viernes, 3 de octubre de 2014

Poemas de Efraín Huerta (México)


Mansa hipérbole

Los lunes, miércoles y viernes
Soy un indigente sexual;
Lo mismo que los martes,
Los jueves y los sábados.
            Los domingos descanso.
29-V-69



Tango

Hoy
Amanecí
Dichosamente
Herido
De
Muerte
Natural



Ay poeta

Primero
Que nada:
Me complace
Enormísimamente
Ser
Un buen
Poeta
De segunda
Del
Tercer
Mundo

miércoles, 1 de octubre de 2014

Poemas de Jorge Pimentel (Perú)


Balada para un Caballo

Por estas calles camino yo y todos los que humanamente caminan
por esencia me siento un completo animal, un caballo salvaje
que trota por la ciudad alocadamente sudoroso que va pensando
muy triste en ti muy dulce en ti, mis cascos dan contra
el cemento de las calles. Troto y todo el mundo trata
de cercarme, me lanzan piedras y me lanzan sogas
por el cuello, sogas por las patas, me tienden toda clase
de trampas, en un laberinto endemoniado donde los hombres
arman expediciones para darme caza armados de perros policías
y con linternas, y cuando esto sucede mis venas se hinchan
y parto a la carrera a una velocidad jamás igualada
por los hombres, vuelo en el viento y vuelo en el polvo.
Visiones maravillosas aparecen ante mis ojos. Y vuelo
y vuelo. Mis extremidades delanteras ejercen presión
sobre las traseras y paralelamente y a un mismo ritmo
antes de asentase en el polvo retumban en la tierra.
Relincho. Y mi cuerpo va tomando una hermosísima elasticidad
me crecen pelos en el pecho y es un pasto rumoroso
el que se ondea y es una música y es un torbellino
de presiones que avanzan y retroceden en mi vuelo. Atrás
van quedando millares de kilómetros y sigo libre. Libre
en estos bosques dormidos que despierto con el sonido
de mis cascos. Piso la mala hierba y riego mis orines
calientes, hirviendo en una como especie de arenilla.
Descanso a mis anchas, bebo el agua de los ríos, muerdo hierba
tallos, rumio. Mis mandíbulas se ejercitan. Muevo mi larga cola
espantando a los mosquitos. Los guardacaballos vigilan
desde la copa de los árboles. Caen las hojas secas.
Los días se suceden y suelo dar suaves galopes hacia la vida.
En invierno los senderos se hacen tortuosos; el fango todo lo invade.
Para el frío utilizo cabañas abandonadas, cuevas en los cerros
que me resguarden de las tormentas. Yo observo la lluvia
desde mi cueva. Cae la lluvia y todo lo moja. Con este tiempo
suelo galopar poco cuidándome de un desgarramiento.
Muchas veces me siento solo y llego hasta los helechos
de los ríos para pensar muy dulce en ti muy triste en ti
y voy galopando bordeando el río añorando alguna yegua
que llegó a correr en pareja conmigo. A veces los niños
que vagan sueltos por las campiñas mientras sus padres
realizan tareas de recolección o labranza me montan a pelo
y solemos recorrer ciertas distancias, ganando los años,
aumentándolos. De ellos sí recibo algún trozo de azúcar.
En el verano el sol se pone rojo y se hace presente con su alegría
y los habitantes de los bosques y campos suelen saludarme
con el sombrero y con la mano. Yo les contesto con un relincho
parándome en dos patas. Y con la luz solar que todo lo invade
suelo dar galopes hacia la vida. Allí
donde mi presencia es esperada me hago realidad.
Allí donde ni un sueño se revela me hago realidad
me hago realidad en esos ojos que están cansados
de ver las mismas cosas. Y es en verano cuando la vida
se enciende y mis cascos recogen la hermosura de la tarde
y asciendo a las cumbres donde diviso extensiones
de mar de cielo de tierra.
Mi figura domina la naturaleza.
Cruza por el cielo un escuadrón de tórtolas.
Cae la noche.
Mi sombra se recobra.
Las ramas crujen.
Y por un instante pensé muy triste en ti muy dulce en ti.
Cae la noche en estos bosques, pareciera que la tierra
se difunde con la noche se propaga se manifiesta.
Y toda la noche he ido creciendo. Y crecía y crecía
aún más aún más ¿hasta dónde crecerás?
¿No tienes miedo? No, contesté. Soy libre.
El día, el nuevo día como algo fresco se anuncia solo.
Por esta época del año suelen cruzar manadas
de caballos ahuyentados y en busca de nuevos campos.
Recuerdo que logré darles alcance y me contaron
que lograron salvarse de una cacería emprendida
contra ellos para mandarlos a vivir a un potrero
y que luego de ser sometidos al cubo de agua
y a la alfalfa son obligados en los hipódromos
a correr distancias de 1,000, 2,500, 5,000 mts.
y no eres libre de correr sino que te dopan te colocan
descargas eléctricas, te manosean, te latigan
con una fusta despellejándote. Y así durante
un buen tiempo mientras ves acumuladas alforjas
de oro y plata. Hasta que llegue el momento de ser
sometido a la reproducción arrinconándote a una yegua
a la vista y paciencia de todos, sin intimidad
en una mañana de tinieblas y poca luz y luego
te separarán de tu yegua y potranco y pasarás
tus años inmisericorde como padrillo viejo y cuando
manques te dispararán un balazo en la sien. Ya
había galopado un buen trecho con la manada
que huía despavorida y me dijeron que probablemente
para el invierno pasarían por aquí para ir más
al norte. Y se alejaron a la carrera. Yo sabía
lo que le sucede a un caballo en la ciudad. Y
por ello me mantengo alejado de ella. Pero a veces
me interno y sucede lo que tiene que suceder. Pero si yo
me rebelo y persisto y amo terriblemente mis posibilidades
de realizarme en un medio donde la civilización se mata
y permanecen odios, prefiero ser caballo. Mojaré
la tierra con mis orines calientes hirviendo con estas ganas
inmensas de vivir y me uniré a las manadas para galopar
hacia la vida, para mantenernos unidos y vencer,
para no estar solos, para volvernos verdes-azules-amarillos
anaranjados-rojos y trotar hacia el nuevo aire fresco
y el campo sin límites.
Seré libre así y al menos mis guardacaballos cuidarán de mí
y de mi yegua
y de mi potranco.
***

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Nicanor Parra (Chile, 1914 - 2018)


Fragmento de Carta a Tomas Lago

[...]chico Oyarzum acaba de regresar a Londres: llegó el Sábado, hoy es Lunes, mientras yo te escribía esta carta cuya redacción tuve que suspender con el objeto de dedicarme a festejarlo. Se ve algo envejecido y corpulento, dentro de ciertos límites. Estuvimos a punto de disgustarnos ayer tarde por cuestiones políticas; declaró que en caso de refiega entre Rusia y Occidente, él se alistaría al lado de las democracias. No sé por qué llegamos a tocar este punto doloroso. En general nuestra entrevista fue un éxito. El chico se ha adherido a mis nuevas convicciones estéticas. Si hay que darle algún crédito a sus palabras es necesario mirar a mis últimas poesías como hacia una ciencia literaria nueva. El chico tiene toda la razón. No piensas tú lo mismo? Por favor Tomas, lee sin prejuicio La Víbora y La Trampa y conviértete a esta cruzada. La poesía egocéctrica de nuestros antepasados en que ellos tratan de demostrar al lector cuan estimable es el ser humano, cuan inteligentes y sensibles son ellos, cuan dignos de admiración son los objetos de este mundo, debe ceder el paso a una poesía más objetiva de simple descripción de la naturaleza del hombre. Hasta cuando seguimos echándonos la tierra a los ojos. El bohemio pálido y emocionado debe quemar su sombrero de una vez por todas; el individuo no tiene importancia en la vida moderna sino como objeto de análisis psicológico; hablando en términos muy generales nuestros poetas románticos son cantores de ópera, buenos, malos o excelente a veces, geniales algunos como nuestro común amigo Pablo, pero de todas maneras gentes que poseen una noción restringida y finiquitada del trabajo artístico. Los más despejados de ellos creyeron haber terminado con el “cisne de nevado plumaje”, pero en realidad no es así. La generación anterior a nosotros no hizo otra cosa que terminar con el argumento convencional en la poesía, con la anécdota, sin preocuparse de revisar los principios mismos de la ciencia poética. Ellos se conformaron con lograr los mismos resultados que nuestros antecesores aunque con medios diferentes. La solemnidad y la gravedad dogmática del arte del siglo diecinueve siguió viva en ellos a pesar de las enseñanzas de Picasso y de Dalí. Me parece que el arte no puede ser otra cosa que la reproducción objetiva de una realidad psicológica y ese fin no se consigue tratando de mostrar solo aquello que se considera rebestido de cierta dignidad. Un poema debe ser una especie de corte practicado en la totalidad del ser humano en el cual se vean todos los hilos y todos los nervios, las fibras musculares y los huesos, las arterias y las venas,los pensamientos, las imágenes, las asociaciones, etc, etc, no se trata de preparar un pastel mas o menos facil de tragar; estoy en contra de los tristes y de los angustiados, de la misma manera como estoy en contra de los bufones, estilo Huidobro. También me revelo en contra de los profetas y en contra de los pensadores proféticos estilo T.S.Eliot. Estoy convencido de que el poeta no tiene el derecho de interpretar sino simplemente de describir fríamente; él debe ser un ojo que mira a través de un microscopio en cuyo extremo pulula una fauna microbiana; un ojo capaz de explicar lo que ve; esto es aproximadamente el asunto, dicho a toda carrera. No sé por qué me he embarcado en esta perorata absurda. Hace un día hermoso y como la belleza no ha dejado de airearme voy a despedirme para salir a dar un paseo. Te aseguro que mi próxima carta será mucho más ortodoja. Hasta Luego Querido Tomas.
Nicanor, 30 de Noviembre de 1949

Manifiesto

Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.
Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.
A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.
Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.
Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.
Este es nuestro lenguaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todo estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.
Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.
No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.
Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.
Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.
Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
“Libertad absoluta de expresión”.
Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.
¡Qué lo van a asustar con poesías!
La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.
Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.
Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo.

Soliloquio del Individuo

Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado.
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos,
Buscar peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca,
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella,
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida.
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar,
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas,
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos,
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo yo, dije entonces,
¿Habéis visto por aquí una tribu,
Un pueblo salvaje que hace fuego?
De este modo me desplacé hacia el oeste
Acompañado por otros seres,
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían,
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la oscuridad,
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días,
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho,
En una barca que navegó cuarenta días,
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías,
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas,
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas,
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.


Nicanor Parra

lunes, 8 de septiembre de 2014

Poemas escogidos por Vicente Narioh

 

Un poema de Ramón Plaza



En mi balcón
hay una planta
de la cual no sé el nombre,
ni qué lugar ocupa en el discurso
botánico.
Nos hemos conocido allí,
en el balcón.
De modo que si bien
sé con quien trato, no sé quien es.

Su flor es gigantesca. Una sola.
Amarilla y en forma de corola.
Un picaflor la visita,
la liba, la chupa, la cuerpotea,
la relame, la lenguotea, la usa
como mujer.

Luego vienen otros y otros.
Esta planta labura en mi balcón,
y es la casa de putas
de todos los picaflores.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El estado de los Cantos

(Juan Sasturain)

Con usura / dijo y dice el viejo Ezra / libérrimo poeta y
equívoco fascista subido a su precario
banquito de tres patas en el exilio de Rapallo /
Con usura / cantó en los Cantos con el dedo
(y no la mano) en alto,
las uñas sucias de tierra italiana pisada por
cien siglos de legiones / condottieros y
Papas empapados en incienso /
en alcohol y acciones de la banca.
Con usura / dijo Pound de una vez y
para siempre / por los alemann, los medicis, los
rotschild, los menem, los griesa, los cavallo, los
distintos medios distantes e inmediatos /
con usura –explicó el Viejo en el canto XLV–
ningún hombre tiene una casa de buena piedra /
cada bloque pulido bien encajado /
de manera que el diseño decore la fachada /
con usura ninguna pintura es hecha para
durar ni para vivir con ella
sino que es hecha para venderla /
y venderla pronto / con usura /
Así dijo / dice aún / el loco peligroso /
Ezra / el Internado Incontrolable
que solía salirse de la fila / de los versos
para cantar los Cantos / ante las ventanillas
de los padres / de los ladri / fundadores
de los Fondos / bancadores de los Bancos.
Con usura / la jaula de barrotes
calientes / expuesta a la lluvia y al sol
de Pisa / sigue abierta.
Con usura / dice y digo / no calzan los zapatos
brasileños en pies criollos / con usura /
el vendedor de todo por tus pesos
no entiende el texto multilingüe
del muñeco hecho en Malaya
vendido / con usura / en La Salada.
Con usura / el pibe se baja del
potrero para subir al avión que
vía Qatar Airlines / conexiones
lo deposita en los aeropuertos del
glamour y el cattenaccio. Con usura /
la cacerola middle class
dura sólo dos paquetas protestas
y hay que tirarla, abollada.
Con usura / los maestros se comen
la tiza / los tamberos tiran la leche
y se meten –como Brando–
la manteca en el recto. Con usura /
Rivadavia / Roca / Krieger & Co
siguen cobrando / nos hacen pagar
las cintas de French y Beruti
–importadores autorizados–
los tejidos de Manchester / los goles
ajenos de un Agüero
for export y por tevé.
Con usura / dijo / dice aún
el Versero Impresentable /
el tallador es alejado de su piedra /
el tejedor alejado de su telar / con usura /
no viene lana al mercado / la oveja no da ganancia / con usura
usura es una peste / mella la aguja en la mano de la doncella /
frena el ingenio del hilador
Con usura / los poemas se mueren
de vergüenza en librerías
cerradas por melancolía.
Los últimos libros tapan a
los nuevos / y pasan / y se enfilan
ladrillos de una pared inexpresiva
con fecha veloz de vencimiento.
Con usura / no se necesita
a Hitler para quemar los libros:
basta el mercado.
Con usura / el Viejo Ezra espera
usado impecable / entre bestsellers /
en los estantes devaluados de Corrientes.
Con usura / un ejemplar de los Cantos
–el tomo primero, edición de Cátedra
entorpecido por las notas de prolijos gallegos–
cuesta cerca de quinientos pesos.
Con usura, en democracia,
Ezra Pound está prohibido.

miércoles, 13 de agosto de 2014

César Vargas (Buenos Aires, 1953)



CONSUELO GARCÍA*

 
“Ningún fusilador resbalará en mis jugos”
C. G. pupila del prostíbulo La Catalana
 
 
Dame un himno sin triunfo
Consuelo
puta mía,
consuélame del viento
bala a bala.
Aquí en el sur del mundo
la dignidad alzó su escoba,
apretó las rodillas, dijo NO.
Dame tu NO
tu valentía,
consuélame, Consuelo,
madre puta,
dueña del esperma de cada fusilado,
dispara sobre el mundo
desde el fragor de tus riñones.
 
Dispara sobre el frío
sobre los uniformes
de esta patria maldita.
No dejes de disparar
tu NO, tus escobazos,
que el crimen retrocede
ante la furia de tu sexo, que resucita 
el aire, la justicia,
enséñame a ser hombre
puta mía,
dame el amor
dame la risa
y quítame las armas
de las manos.


César Vargas

* Consuelo García, una de las putas de San Julián,
en Santa Cruz, que se negaron a recibir a los soldados
del Ejércio Argentino que habían asesinado a  1500
peones rurales.

domingo, 27 de julio de 2014

Charles Bukowski - La Danza de la Vida


"El área que divide el cerebro y el alma
se ve afectada en muchos sentidos por la
experiencia.
Hay quienes pierden la mente por completo para ser alma:
locos.
Hay quienes pierden el alma por completo para ser mente:
intelectuales.
Hay quienes pierden ambos para ser:
aceptados"


Charles Bukowski - La Danza de la Vida

miércoles, 9 de julio de 2014

Martín Adán (Perú, 1908 - 1985)


Poemas Underwood

 

Prosa dura y magnífica de las calles de la ciudad sin inquietudes estéticas.
Por ellas se va con la policía a la felicidad.
La poesía gafa de las ventanas es un secreto de costureras.
No hay más alegría que la de ser un hombre bien vestido.
Tu corazón es una bocina prohibida por las ordenanzas de tráfico.
Las casas rumian sus paces de buey.
Si dejaras saber que eres un poeta, irías a la comisaría.
Límpiate de entusiasmos los ojos.
Los automóviles te soban las caderas, volviendo la cabeza.
Cree tú que son mujeres viciosas. Así tendrás tu aventura y tu sonrisa para después de la cena.
Los hombres que tropiezan tienen la carne encallecida de oficina.
El amor está en cualquier parte, pero en ninguna está de otro modo.
Pasaban obreros con los ojos resentidos con la tarde, con la ciudad y con los hombres.
¿Por qué había de fusilarte la Checa? Tú no has acaparado sino tu alma.
La ciudad lame la noche como una gata famélica.
Y tú eres un hombre feliz, quizá el único hombre feliz.
Tienes camisa y no tienes grandes pensamientos de ninguna clase.
Ahora siento cólera contra los acusadores y los consoladores.
Spengler es un tío asmático, y Pirandello es un viejo estúpido, casi un personaje suyo.
Pero no he de enfurecerme por pequeñeces.
Mil cosas han hecho los hombres peores que sus culturas: las novelas de Víctor Hugo, la democracia, la instrucción primaria, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera.
Pero los hombres se empeñan en amarse los unos a los otros.
Y, como no lo consiguen, acaban por odiarse.
Porque no quieren creer que todo es irremediable.
La polis griega sospecho que fue un lupanar al que había que ir con revólver.
Y los griegos, a pesar de su cultura, fueron hombres felices.
Yo no he pecado mucho, pero ya sé de estas cosas.
Bertoldo diría estas cosas mejor, pero Bertoldo no las diría nunca. Él no se mete en honduras –y está viejo, quiere paz y hasta apoya a los moderados.
El mundo no está precisamente loco, pero sí demasiado decente. No hay manera de hacerle hablar cuando está borracho. Cuando no lo está, abomina de la borrachera o ama a su prójimo.
Pero yo no sé sinceramente qué es el mundo ni qué son los hombres.
Sólo sé que debo ser justo y honrado y amar a mi prójimo.
Y amo a los mil hombres que hay en mí, que nacen y mueren a cada instante y no viven nada.
He aquí mis prójimos.
La justicia es unas estatuas feas en las plazas de las ciudades.
Ninguna de ellas me gusta ni poco ni mucho -no son diosas ni mujeres.
Yo amo la justicia de las mujeres sin túnica y sin divinidad.
En punto a honradez, no soy de los peores.
Como mi pan a solas, sin dar envidia a mi prójimo.
Nací en una ciudad, y no sé ver el campo.
Me he ahorrado el pecado de desear que fuera mío.
En cambio deseo el cielo.
Casi soy un hombre virtuoso, casi un místico.
Me gustan los colores del cielo porque es seguro que no son tintes alemanes.
Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi nada hombre.
No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser como los otros. No quiero ser feliz con permiso de la policía.
Ahora en las calles hay un poco de sol.
No sé quién se lo ha llevado, qué mal hombre, dejando manchas en el suelo como un animal degollado.
Pasa un perrito cojo –he aquí la única compasión, la única caridad, el único amor de que soy capaz.
Los perros no tienen Lenin, y esto les garantiza una vida humana pero verdadera.
Andar por las calles como los hombres de Pío Baroja –(todos un poco perros)–.
Mascar huesos como los poetas de Murger, pero con serenidad.
Pero los hombres tienen posvida.
Por eso dedican su vida al amor del prójimo.
El dinero lo hacen para matar el tiempo inútil, el tiempo vacío…
Diógenes es un mito –la humanización del perro.
El anhelo que tienen los grandes hombres de ser completamente perros. Los pequeños hombres quieren ser completamente grandes hombres, millonarios, a veces dioses.
Pero estas cosas deben decirse en voz baja –siento miedo de oírme a mí mismo.
Yo no soy un gran hombre –yo soy un hombre cualquiera que ensaya las grandes felicidades.
Pero la felicidad no basta a ser feliz.
El mundo está demasiado feo, y no hay manera de embellecerlo.
Sólo puedo imaginarlo como una ciudad de burdeles y fábricas bajo un aletazo de banderas rojas.
Yo me siento las manos delicadas.
¿Qué soy, qué quiero? Soy un hombre y no quiero nada.
O, tal vez, ser un hombre como los toros o como los otros.
Tú no tienes las ojeras demasiado grandes.
Yo quiero ser feliz de una manera pequeña. Con dulzura, con esperanza, con insatisfacción, con limitación, con tiempo, con perfección.
Ahora puedo embarcarme en un trasatlántico. E ir pescando durante la travesía aventuras como peces.
Pero ¿a dónde iría yo?
El mundo me es insuficiente.
Es demasiado grande, y no puedo desmenuzarlo en pequeñas satisfacciones como yo quiero.
La muerte es sólo un pensamiento, nada más, nada más…
Y yo quiero que sea un largo deleite con su fin, con su calidad.
El puerto, lleno de niebla, está demasiado romántico.
Citeres es un balneario norteamericano.
Los yanquis tienen la carne demasiado fresca, casi fría, casi muerta.
El panorama cambia como una película desde todas las esquinas.
El beso final ya suena en la sombra de la sala llena de candelas de cigarrillos. Pero ésta no es la escena final. Pero ello es por lo que el beso suena.
Nada me basta, ni siquiera la muerte; quiero medida, perfección, satisfacción, deleite.
¿Cómo he venido a parar en este cinema perdido y humoso?
La tarde ya se habría acabado en la ciudad. Y yo todavía me siento la tarde.
Ahora recuerdo perfectamente mis años inocentes. Y todos los malos pensamientos se me borran del alma. Me siento un hombre que no ha pecado nunca.
Estoy sin pasado, con un futuro excesivo.
A casa…
martín adán

 Martín Adán (1908 – 1985): Su verdadero nombre fue Rafael de la Fuente Benavides. Vivió en Barranco y estudió en el Colegio Alemán. Según dice el propio Adán, el nombre se lo recomendó Jose Carlos Mariátegui relacionando el génesis con la teoría darwiniana. Sin embargo, también existe otra versión en donde dice que el nombre se lo puso para entrar en el círculo literario de Eguren y no le discriminen por su apellido aristocrático. Una de las anécdotas más famosas es su encuentro con Allen Ginsberg, cuando Martín Adán le pregunta: “¿Por qué escribe usted porquerías?” y Ginsberg atento a su olfato le responde: “ Yo, al menos, me baño todos los días y a mí no me huelen los pies“, “No me huelen a arañas muertas“. Algunas de sus posteriores obras son: La rosa de la espinela(1939), Travesía de extramares(1953), La mano desasida (1964) y La piedra absoluta (1966).