lunes, 30 de septiembre de 2024

Delia Quiñónez (Guatemala, 1946)

 

"Dulcedumbre"


 
 
No supe que mi padre
tenía hojas en las manos,
hasta que verde vi
la plenitud lunar
de sus dedos
que troncharon, cotidianos,
la estrella - pan que nos alumbra
la boca y la garganta.

No supe de sus yemas jardineras,
hasta que florecí como llama angustiada,
anunciación, agua o frío,
como maíz o como miel tan sólo.

No supe que mi padre
tenía clorofilas
en sus diez uñas vegetales y firmes,
hasta que descubrí la igualdad
del rocío y el torrente,
el temblor de la rosa y sus espinas;
hasta que comprendí que nardo y pena
son un mismo binomio de ternura;
hasta que mordí,
con dentelladas de fulgor acaso,
el trabajo nutricio de las cosas,
los días o las horas.

Hoy,
cuando siento que sus manos
son más hoja, más árbol,
más flor que tiempo y carne,
pongo su semilla verde
en esta dura tierra
que me cubre las venas
por donde corre un insomne suspiro
de luz y llanto nuevo.
 
 

Delia Quiñónez en Barro pleno (1968), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

Juan Gabriel Jiménez (España)

 

Poemas de NATURALEZAS VIVAS

 

¡Qué graciosos son
los ratones de campo;
qué alegres me parecen.
El año pasado hubo uno
que se cogió un higo
de la cocina,
y se lo comió en el sillón!

No creo que haya nada
que pese más que mi cuerpo.
Mira que trabajo
descargando y cargando
furgones;
pues nada hay
que pese más que mi cuerpo.

Entiendo que la niña
en la playa,
no vio el peligro:
Vio a su padre dormido,
con la boca abierta,
y casi lo asfixia,
por llenársela de agua
con un cubito.

Tener hijos
es un rollo;
porque luego,
tendrás padres.
Jo,
si sólo pudiéramos
ser nada…

¿Acaso
cuando algo duele,
no absorbe eso
más que nada
y hace pensar
en la muerte?
Un esguince en la playa
es poco. Y aún así,
seguramente,
uno piense que se mata.

Era un vaso de cristal.
Sabía que lo podía romper.
Sabía que me podía cortar.
Lo rompí y me corté:
Era un vaso de cristal.

Uno se plantea
si existe una respuesta
que haga desaparecer
el dolor; una verdad
que sea más importante
que el dolor.

¿Qué puede pensar uno
de estar aquí? Por ejemplo:
Ese avión
que está tan lejos
y yo que salgo
a tirar a la puerta,
un vaso de agua sucia…
Es una locura
estas aquí:
Están brillando
en el cielo despejado
las estrellas y la Luna.
Y esta tarde,
a la puesta de Sol,
brillaban,
con mucha energía,
unas flores amarillas.

Me dice una chica:
¿”Cómo puedes vivir así”?
Y yo le digo:
He encendido el fuego,
he calentado agua
y me he dado una ducha.
No hay otra manera de vivir.

¿Querrá decirme algo
ese sapo en la puerta
de mi casa, así como está,
tan quieto, tan sereno,
sentado y con esos ojos
tan grandes; deslumbrado,
casi, con la luz del lápiz este
que es como una linterna y,
además mojándose?


Texto prólogo © Antonio Orihuela 2016
Poemas © Juan Gabriel Jiménez
Todos los derechos reservados

 

 (Fuente: babab.com)

Juangra Jiménez (España)

 

2 poemas de FUMAR ES POESÍA 


 



1

 

Se ha alegrado mucho

por la publicación

de mi libro,

Joaquín el Gitano:

Me dice,

“A ver si me das uno,

que yo luego te lo devuelvo…”

Pero yo sé

que si le digo,

que son cinco euros,

me compra el libro.

 

 

2

 

Qué alegría mi libro,

vaya que sí,

las Naturalezas Vivas…

Unas chicas,

me han enviado

una fotografía,

leyéndolo desnudas

en la orilla de un río.

 


Juangra Jiménez. Fumar es poesía. Puertabierta Ed. 2022

 

(Fuente: Voces del extremo)

 

Ángela Ramos Díaz (Gran Canaria, 1967)

 

UN POEMA DE FALTÓ LA PRIMAVERA

 






DESVELO



A oscuras,

solo soy una sombra entre las sombras,

una herida encogida en el hueco

de mis sábanas,

y un murmullo que recorre

las paredes de mis pasos.


Esta noche los perros replican al viento

y se quejan.

Saben que tú te has ido

después de mucho tiempo.


Nadie duerme en La Laguna

en noches de luna llena.

Ni siquiera yo

que mañana tendré que repetir la rutina,

tomarme el amargo desayuno,

y correr por las calles con los libros bajo el brazo.


Luego

entrar en mis armarios

y pensar en cosas importantes:

en tus besos,

en las cosas que haré cuando te encuentre

y en las que quise hacer

después de haberte ido.




Ángela Ramos Díaz

Falto la primavera


Ediciones de Baile del Sol

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

Hector Berenguer (Rosario, 1948)

 

Pensamientos
de Arthur Rimbaud
 
 

Nunca he amado
al hombre,
solo amé
la sed que lo devora.
 
Túmulo
de arena y sangre
sin otro mandato
que el olvido.
 
No he visto otra cosa
que no sea desierto.
 
Una vez
tuve el improbable
anhelo de ser otro .
 
Amé también la sed
que penetra arrogante
las fauces de lo incierto.
 
En cada línea
de mis manos
ardió la llama del exilio.
 
Mi corazón
pústula herida
resistió detrás
de todos los adioses.
 
¿Quién impuso en mí
esta voluntad
de consumación y olvido ?
 
Muertos
tus bellos dones
juventud,
la tierra entera me fué inútil.
 
El mundo está herido
de finalidad.
 
Nadie ha resistido
como yo
la ardiente desmesura
de sus últimos límites.
 
Allí dónde la vida
acomete
y se agita sin tregua
y sin afanes.
 
Después
he malvivido.
Y me agoté sin piedad
en el vientre de todas las furias.
 
 

 

Roberto Raschella (Buenos Aires, 1930)*

 


Poema
 
 

Y fuera del tiempo, hay fiesta.
Ellos buscan sus cadáveres, ese tiempo.
La mujer en clausura
baja a los blancos patios.
Los espantajos no quieren levantarse, y se levantan.
En la brisa, en la líquida quietud,
un texto eterno el orden de la luz,
el grado de tristeza sobre la pestada sangre.
¿Por qué ocultaste hoy el temor al lamento?
Bulto de fabulosa Límina, bulto pleno
de un hombre solo. El hueso regresa al borboteo perdido.
Necesito la claridad de la sinovia estéril,
sus infi nitas variaciones, el arcano
de bisabuelos, que ya no tienen nombres.
Y rueda el sonido, la sanguina lenta.
Los coloquios mudos, las caricias de mente.
Atados, atados. Mi espejo carnal,
una desnuda paz de abandono.
El naranjo es hondo, la alegría ha muerto.
Ángeles arruinados se acuestan y arrastran
a siglos malados, a un rubio cafarnaum de pasiones,
a una ceguera violenta. El riacho corre,
el común telar está deshecho, yemas de ocaso
amenazante. Regular, asidua, entre ruinas,
la exhalación de las madres. Sentir frío, ser cubierto.
La duda que empieza y es silencio.
[Nos reconocemos. Ni siquiera entiendes la extrañeza
–¿pero no es así más extraño?–:
el pez nuevo y claro de la feria ignota. En los hornos,
junto al espíritu de las semillas]
Resplandecían las mañanas caprinas,
los ópalos de silbidos en las campañas.
La malva no envejece sobre los muros,
sobre los pálidos oráculos. El espectro se hunde por el
catarrato.
Un mismo silencio, de desesperados; el círculo se interrumpe.
Las plantas despilfarran vida:
suelo de octubre es, madre. Tus gufos llegan
a la ciudad destruida. Persiguen trópicos marinos y carnados.
Hilan tejidos secretos y un hastiado escribir,
resurrecciones, lejanas. [Sonaba el gloria en el harmonio,
y voces de campesinos oscurecidos, piedras lanzadas que
ensordecen de odio. Después granaba la tarde, la plaza,
los hombres, y saturados olivares desangraban]
Roen graves.
Descubrimos la verdad, la nada
de siempre por siempre. Apenas he vivido las leyendas.
Y alguien confi nado recoge la obstinada pobreza.
Meditar no es hacer.
 
Hay un trigo batido, y un ocre,
y la niebla que cierra. La consangre.
Piénsanos, madre, hasta el alba final.
//
 
De La casa encontrada, poesía reunida, 1979-2010, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2010.

(*) Poeta, novelista, ensayista, guionista, crítico de cine y traductor.

 

(Fuente: Cecilia Pontorno)

Lêdo Ivo (Maceió, Brasil, 1924-Sevilla, España, 2012)

 

Puede ser una imagen de una persona y texto

 

 

REAPARICIÓN DE MI PADRE

 

 

Hoy, por casualidad, volví a ver a mi padre
en su mañana forense.
Traía un traje de casimir aunque fuera verano,
entraba y salía de los registros públicos
y atravesaba la calle del Comercio
con su portafolio marrón, anteojos de tortugay sombrero de fieltro. 
 
De vez en cuando mi padre se detenía en algún lugar:
En la Junta Comercial, en una ferretería, a la puerta de una zapatería.
Con su mirada miope contemplaba el rostro de Carole Lombard
en la marquesina del cine Floriano. 
 
Entraba en el bar Colombo para orinar.
Proseguía su camino
entre mendigos, subempleados y tinterillos
y se perdía en la oscuridad de un almacén de secos y mojados. 
 
Mi padre iba y venía por el centro de Maceió.
Yo me figuraba que estaba vivo.
Sólo me rendí a su muerte lenta
cuando pasó junto a mí y no me reconoció.
Entonces supe lo que es la muerte.
Y al mismo tiempo supe lo que es la vida:
el lugar donde hay sol y las personas se hablan.
 
 
 
_______________________________
de "Vento de mar" (2011) en “Alforja”, nº 34, otoño de 2005. Trad. de Eduardo Langane. En la imagen, Lêdo Ivo (Maceió, Brasil, 1924-Sevilla, España, 2012 / Instituto Moreira Salles)
 
 

REAPARIÇAO DO MEU PAI 

 

Hoje, por acaso, tornei a ver meu pai
na sua manhã forense.
Num terno de casimira embora fosse verão
ele entrava e saía dos cartórios
e atravessava a rua do Comércio
com a sua pasta marrom, óculos de tartaruga
e chapéu de feltro.
 
De vez enquando, meu pai parava num lugar:
Na Junta Comercial, numa loja de ferragens, à porta de uma sapataria. Com o seu olhar de míope contemplava o rosto de Carole Lombard no cartaz do Cinema Floriano.
 
Entrava no Bar Colombo para mijar.
Prosseguia o seu caminho
entre mendigos, biscateiros e desembargadores
e sumia na escuridão de um armazém de secos e molhados.
 
Meu pai ia e vinha no Centro de Maceió.
Eu presumia que ele estivesse vivo.
Só me rendi à sua morte lenta
quando ele passou por mim e não me reconheceu.
Então eu soube o que é a morte.
E ao mesmo tempo soube o que é a vida:
o lugar onde há sol e as pessoas se falam.
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Anna Świrszczyńska (Polonia, 1909 - 1984)

 Anna Świrszczyńska de revistaperiferias.wordpress.com

 
 
Lavo la camisa
 
 

Por última vez lavo la camisa
de mi padre que ha muerto.
La camisa huele a sudor. Me acuerdo
de ese sudor desde mi infancia,
tantos años
que lavé sus camisas y su ropa interior.
Las secaba en una estufa de hierro en el taller,
él se las volvía a poner sin planchar.
 
De todos los cuerpos del mundo,
animales, humanos,
sólo uno exudaba ese sudor.
Lo aspiro
por última vez. Al lavar esta camisa
lo destruyo
para siempre.
Ahora
sólo cuadros lo sobreviven
que huelen a aceites.
 
 
(Fuente: La Parada Poética)

 

Alice Notley (Bisbee, EE. UU., 1945)

Puede ser una imagen en blanco y negro de una persona

 

A MI PADRE

 

He querido decirte muchas cosas sobre mi vida,
& cada vez me he dado por vencida.
Soy extrañamente infeliz
                                 porque el patrón de mi vida
es complicado,
porque mi carácter es irremediablemente complicado;
& aparte de esto, a mi pesar, mi dolor por ti debe crecer.
Mi centro
                                 es siempre & eternamente
                                 un dolor terrible —
un dolor extraño y salvaje— una búsqueda
más allá de lo que el mundo contiene, algo
transfigurado & infinito— no lo encuentro,
no creo que pueda encontrarse.
 
Es como el amor apasionado por un fantasma.
A veces me enfurece,
                                  a veces me desespera,
es fuente de ternura & crueldad & trabajo.
 
 
 
________________________________
en "Phoebe Light", Big Sky Books, Peterborough, 1973. Versión de Jonio González. En la imagen, Alice Notley (Bisbee, EE. UU., 1945) por Alex Dupeux.
 
 

TO MY FATHER

 

I’ve meant to tell you many things about my life,
& every time the moment has conquered me.
I’m strangely unhappy
                             because the pattern of my life
is complicated,
because my nature is hopelessly complicated;
& out of this, to my sorrow, pain to you must grow.
The centre of me
                             is always & eternally
                             a terrible pain—
 
a curious wild pain—a searching
beyond what the world contains, something
transfigured & infinite—I don’t find it,
I don’t think it is to be found.
 
It’s like passionate love for a ghost.
At times it fills me with rage,
                              at times with wild despair.
It’s the source of gentleness & cruelty & work
 
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Silvina Ocampo (Buenos Aires 21.07. 1903 –14.12.1993)

 



.

Envejecer

 

Envejecer también es cruzar un mar de humillaciones cada día;
es mirar a la víctima de lejos, con una perspectiva
que en lugar de disminuir los detalles los agranda.
Envejecer es no poder olvidar lo que se olvida.
Envejecer transforma a una víctima en victimario.
Siempre pensé que las edades son todas crueles,
y que se compensan o tendrían que compensarse
las unas con las otras. ¿De qué me sirvió pensar de este modo?
Espero una revelación. ¿Por qué será que un árbol
embellece envejeciendo? Y un hombre espera redimirse
sólo con los despojos de la juventud.
Nunca pensé que envejecer fuera el más arduo de los ejercicios,
una suerte de acrobacia que es un peligro para el corazón.
Todo disfraz repugna al que lo lleva. La vejez
es un disfraz con aditamentos inútiles.
Si los viejos parecen disfrazados, los niños también.
Esas edades carecen de naturalidad. Nadie acepta
ser viejo porque nadie sabe serlo,
como un árbol o como una piedra preciosa.
Soñaba con ser vieja para tener tiempo para muchas cosas.
No quería ser joven, porque perdía el tiempo en amar solamente.
Ahora pierdo más tiempo que nunca en amar,
porque todo lo que hago lo hago doblemente.
El tiempo transcurrido nos arrincona; nos parece
que lo que quedó atrás tiene más realidad
para reducir el presente a un interesante precipicio.

 

(Fuente: Aire Nuestro)

 

Delmore Schwartz (Brooklyn, 1913-Nueva York, 1966)

 

dos poemas










El conocimiento del verano



El conocimiento del verano no es la veracidad del invierno,
ni la del otoño, ni su fruición, visión o reconocimiento:
no es la gracia de mayo, joven y echando hojas verdes,
radiante con sus hojas blancas,
no es la astucia ni el conocimiento del dorado otoño
ni la oscura madurez del viñedo,
tampoco es la atormentada, empapada y lluviosa ciencia del nacimiento,
abril, o sus dolores de parto,
ni la ciencia en las convulsiones del útero, o en las enmarañadas arterias
rotas y abiertas, raíces que se abren paso desde la oscura marga:
la agonía de la primera muestra de dolor es peor que la muerte,
o peor que pensar en ella:
sin amapolas, sin preparativos, sin iniciación o ilusión,
solo el comienzo, tan lejos de todo conocimiento o cualquier conclusión,
de toda indecisión o cualquier apariencia.
El conocimiento del verano es verde, campestre,
es la sabiduría de crecer y el reconocimiento flexible
de la plenitud, corpulencia y redondez de la madurez,
es la inteligencia del ave y la erudición que los árboles adquieren
cuando la savia asciende hasta la hoja, hasta la flor, hasta el fruto,
esos que la raíz nunca ve y que se imagina en la oscuridad
y en la ignorancia de la sabiduría invernal.
-La sabiduría de la fruta no es la misma que posee la raíz
en sus indómitas tinieblas de ambición, ese estado de fe más allá de concebir
una experiencia o la satisfacción que ofrece la fruición.
El conocimiento del verano no es una imagen del saber
tampoco es el conocimiento de la tradición o el aprendizaje.
No es la sabiduría adquirida en las altas serranías,
no es la imagen del jardín, de manantiales ocultos
en las lejanas montañas.
No es la mirada fija en un marco de oro,
no son las deliberadas y atesoradas frases de los sentimientos;
es la inteligencia del gato, del ciervo, del consumado follaje,
la flor de nieve y la fruta redonda.
Es lo que sabe el fénix de la vid y la uva al final del verano,
cuando la uva se hincha y la manzana enrojece:
es la ciencia de la manzana madura, avanzando hacia la plenitud
de ese momento en que cae en la podredumbre y muerte.
Pues el conocimiento del verano es tanto el de la muerte como el del nacimiento,
es tanto el de la muerte como el del suelo
de toda esa abundante, floreciente llama del renacimiento.
Es el conocimiento de la veracidad del amor y la del crecimiento:
el conocimiento antes y después del conocimiento:
pues, en cierta forma, el conocimiento del verano no es absoluto:
es instintivo, la naturaleza consumada, un nuevo nacimiento
una nueva muerte para renacer, inmensamente surgir de las llamas
del cambiante octubre, del ardiente noviembre,
las imponentes y decadentes llamas
creciendo cada vez más vívidas y altas
en el consumo y aniquilación del fuego otoñal.

~

Cuando observas tras la ventana acuarela



Cuando observas vanamente desde la ventana acuarela
todo y nada están allí, y es muy claro, sin exagerar.
También es clara la pulcra impresión  de un verdadero libro
marchando tal si fuera a una auténtica conclusión,
a cosechar del ilimitado, inmenso azul del cielo
la noche de los vivos y el día de los muertos.
 
Conduzco toda una noche
hacia la manzana que ha cosido la luz del sol.
Mi simple yo no es más que un discurso
suplicando el desbordamiento de esa enorme taza,
mi  oscurecido cuerpo, la mente quieta como un friso.
El resto son solo conceptos tan complejos como una enfermedad.

***

Versiones de Allain Pallais
Círculo de Poesía

/

Summer knowledge



Summer knowledge is not the winter’s truth, the truth of fall,
the autumn’s fruition, vision and recognition:
It is not May knowledge, little and leafing and growing green,
blooming out and blossoming white,
It is not the knowing and the knowledge of the gold fall and
the ripened darkening vineyard,
Nor the black tormented, drenched and rainy knowledge of birth,
    April, and travail,
The knowledge of the womb’s convulsions, and the coiled cord’s
    ravelled artery, severed and cut open,
    as the root forces its way up from the dark loam:
The agony of the first knowledge of pain is worse than death,
or worse than the thought of death:
No poppy, no preparation, no initiation, no illusion, only
the beginning, so distant from all knowledge
and all conclusion, all indecision and all illusion.
Summer knowledge is green knowledge, country knowledge,
the knowledge of growing and the supply recognition
of the fullness and the fatness and the roundness of ripeness.
It is bird knowledge and the knowing that trees possess when
The sap ascends to the leaf and the flower and the fruit,
Which the root never sees and the root believes in the darkness
and the ignorance of winter knowledge
—The knowledge of the fruit is not the knowledge possessed
by the root in its indomitable darkness of ambition
Which is the condition of belief beyond conception of
experience or the gratification of fruition.
Summer knowledge is not picture knowledge, nor is it the
knowledge of lore and learning.
It is not the knowledge known from the mountain’s height, it
is not the garden’s view of the distant mountains of hidden fountans;
It is not the still vision in a gold frame, it is not the
measured and treasured sentences of sentiments;
It is cat knowledge, deer knowledge, the knowledge of the
full-grown foliage, of the snowy blossom and the rounding fruit.
It is the phoenix knowledge of the wine and grap near
summer’s end, when the grape swells and the apple reddens:
It is the knowledge of the ripening apple when it moves to the
fullness of the time of falling to rottenness and death.
For summer knowledge is the knowledge of death as birth,
Of death as the soil of all abounding flowering flaring rebirth.
it is the knowledge of the truth of love and the truth of growing:
it is the knowledge before and after knowledge:
For, in a way, summer knowledge is not knowledge at all: it is
second nature, first nature fulfilled, a new birth
and a new death for rebirth, soaring and rising out
of the flames of turning October, burning November,
the towering and falling fires, growing more and
more vivid and tall
In the consummation and the annihilation of the blaze of fall.

~

Out of the watercolored window, when you look 



When from the watercolored window idly you look
Each is but and clear to see, not steep:
So does the neat print in an actual book
Marching as if to true conclusion, reap
The illimitable blue immensely overhead,
The night of the living and the day of the dead.

I drive in an auto all night long to reach
The apple which has sewed the sunlight up:
My simple self is nothing but the speech
Pleading for the overflow of that great cup,
The darkened body, the mind still as a frieze:
All else is merely means as complex as disease!
 
 
(Fuente: La comparfecencia infinita)

 

Claribel Alegría (Nicaragua, 1924-2018)

 

"No preciso conceptos..."

 


 
 
No preciso conceptos.
No más divagaciones
ni teólogos discursos
que anestesien mi herida.
Tus palabras preciso,
la imagen de tu rostro
entre las sábanas,
tu último estertor
en mis oídos.
 
 

Claribel Alegría, incluido en Poetas latinoamericanas. Antología crítica  (Escuela de Estudios Literarios, Universidad del Valle, Colombia, 2009, selec. de Carmiña Navia Velasco).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)


 

William Carlos Williams (Rutherford, EE.UU., 1883-1963)

 

Estas

 

son las semanas desoladas, oscuras
en las que la naturaleza iguala
en su aridez la estupidez del hombre.

El año se hunde en medio de la noche
y el corazón se hunde
más hondo que la noche

en un lugar vacío, surcado por los vientos
sin sol, luna o estrellas,
sino una luz particular como de un pensamiento

que hace crepitar un fuego oscuro –
tras arremolinarse sobre su propia llama,
en el aire glacial, se enciende

para hacer que un hombre se dé cuenta
de nada que ya sepa, ni siquiera la misma
soledad – ni siquiera un fantasma

al que abrazar –vacío
desespero – (Pasan silbando) 
entre los fogonazos

y el estruendo de la guerra;
casas en cuyos cuartos
hace un frío que excede lo pensable,

las personas que amábamos, ausentes,
las camas despobladas, los sillones
húmedos, y las sillas sin usar –

Hay que esconderlo en algún lado
fuera de la mente, que eche raíces
y que crezca, lejos de los oídos

y los ojos celosos – para sí.
En éste que yo tengo vienen a hurgarlo – todo.
¿Será éste el recibo por la música

más dulce? La fuente de poesía que
al ver que se paró el reloj declara:
el reloj se paró

¿ese que ayer andaba lo más bien?
y oye el rumor del agua del lago
que salpica – que ahora es piedra.
 
 
 Traducción de Ezequiel Zaidenwerg 

 

domingo, 29 de septiembre de 2024

Emma Villazón Richter (Santa Cruz, Bolivia, 1983 - El Alto, Bolivia, 2015)

 

 

 De "Lumbre de ciervos"



 
 
Anuncio de ciervos

Ubica la hija el cuerno
lo tañe distribuye peces en tono alto
el grave es mudo se desbarranca de sus axilas
muerto por caparazón muy blando u opaco
Palmas hace y continúa angurria revuelve
tórax alza penacho y la expulsa a bambúes
al aire escaso donde esperaba allá más
del claustro allá más de virtud en techo
y no emergían ni sus ojales

Ubica la que amanece el cuervo
lo blande y en lumbre nace su espada
en caótico cauce para extremar ovejas
o furor que desmenuce lo plano
De aquí para allá a cortar empieza
paredes vasos umbilicales cordones
de hojas atadas a nombres con amor
no manso Nuevas formas ebria imagina
de procrear ciervos: que la madre duerma
sin croar ni quebrarse por años:
que los hijos colgados no sean
en cruz ni pedidos: que esa vieja trama
renazca más cerca de libélulas o barro

Ubica la rauda el trueno lo acoge
se dedica a raspar y raspar con él
en lo seco hasta que avizora
incendios emanaciones sin letra
flores dobles: un río alzado en la voz que no cesa


Parlamento

No se aleja quien nunca se va,
sale por la puerta real o irreal
y se despide en tono de lluvia ascendente o pájaro.
Nadie parte fácilmente y quizás nunca del todo
de instancias mayores, sobre todo
del lugar del origen, de esa torre ambigua
y amenazadora, siempre hambrienta de sueños idénticos.
No hay quien no requiera tiempo y fricción
para alcanzar la corrida en pos de su lengua.
El punto de tensión entonces
no reside en la cantidad de escenas y abrazos que aletean
o qué ciudad a mediodía se abandona, sino con qué
perfiles, llaves, piernas de sombra y cielos plegables
se parte, con qué
                 gigantes en sonrisas

                       —dijo aquella que se va
                                en la intersección del pájaro


Tu a y tu e

Cuando nace un ruido o pensamiento
no se desvanece el otro, el antiguo;
ambos se juntan en gimnasia oleosa,
se sostienen y fluctúan para darse cabida
en los días y hacer un vivo tiempo medio preso.
Botones los días tejen tu abrigo de pasado y mañana.

Así el niño con manos maternas jala al joven,
y veo de tantos seres estar llena tu boca,
una pecera con prolíficos trémulos estambres.
De tantas alegrías y ahogos bailar llena tu luz
y tu a tu e aperturantes en el poema desnudo
que vos, vos nunca podrías tener un Único nombre
                              ni alguien


Autopista de febrero

cada vez más lejos cada vez
más cerca, en la búsqueda,
asentían los ojos, jalando hacendosos
las velas de las nubes que huían

sobre metros de cemento cada vez más lejos
de cierto origen, más cerca, encandilaba la joven
morte, encrespada, precipitada
–el ansia de agarrar el cuerpo
con un dedal y soltarlo, fugaz–

cada vez desde más lejos, más
cerca danzaba el secreto obvio
en las humildes capillas del camino

cada vez, en ese paisaje, deslumbraba más
tu mano en el volante, hablaba, da-
ba un haz de posibles mar-
avillosos, una vasija
de pócima cósmica

—de tu mano cerca, íbamos a la lejanía  



En  Lumbre de ciervos, Grupo Editorial La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia, 2013 / Ultramarinos, Barcelona, 2019

---
Foto: Diccionario Cultural Boliviano/La Razón, La Paz
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

José Baroeta (Venezuela, 1942 - 2006)

 

TODOS HAN MUERTO 
 
 

Todos han muerto.
La última vez que visité el pueblo
Eglé me consolaba
y estaba segura, como yo,
de que habían muerto todos.
Me acostumbré a la idea de saberlos callados
bajo la tierra.
Al comienzo me pareció duro entender
que mi abuela no trae canastos de higo
y se aburre debajo del mármol.
En el invierno
me tocaba visitar con los demás muchachos
el bosque ruinoso,
sacar pequeños peces del río
y tomar, escuchando, un buen trago.
No recuerdo con exactitud
cuándo empezaron a morir.
Asistía a las ceremonias y me gustaba
colocar flores en la tierra recién removida.
Todos han muerto.
La última vez que visité el pueblo
Eglé me esperaba
dijo que tenía ojeras de abandonado
y le sonreí con la beatitud de quien asiste
a un pueblo donde la muerte va llevándose todo.
Hace ya mucho tiempo que no voy al poblado.
No sé si Eglé siguió la tradición de morir
o aún espera.
 
 
Poema del libro Arte de anochecer (1975)
 
 
(Fuente: Enrique Hernández D Jesús)

Ernest Dowson (Londres, Reino Unido, 1867 - 1900)

 

«Restos»

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




 
 
Se apagó el fuego y se ha perdido su calor,
(¡Este es el final de toda canción cantada por el hombre!)
se ha bebido el vino predilecto, quedan los restos,
amargos como el ajenjo y salados como el dolor;
y es que la salud y la esperanza han seguido el camino del sufrimiento
hacia el deprimente olvido de las cosas ya perdidas.
Los fantasmas nos acompañan hasta el fin;
esta era una amante, este, tal vez, un amigo.
Con ojos pálidos, indiferentes, nos sentamos y esperamos
a que baje el telón y la puerta se cierre:
Este es el final de todas las canciones cantadas por el hombre.




en Decorations: in Verse and Prose,1899













Dregs

The fire is out, and spent the warmth thereof, / (This is the end of every song man sings!) / The golden wine is drunk, the dregs remain, / Bitter as wormwood and as salt as pain; / And health and hope have gone the way of love / Into the drear oblivion of lost things. / Ghosts go along with us until the end; / This was a mistress, this, perhaps, a friend. / With pale, indifferent eyes, we sit and wait / For the dropped curtain and the closing gate: / This is the end of all the songs man sings.










Contribución a Dscntxt de Alejandra Zangla



(Fuente: Descontexto)

 

Gerardo Burton (Buenos Aires, 1951)

 

Puede ser una imagen en blanco y negro de sombrero, barco y océano

XXIX

 

las desgracias
no son naturales, no
las catástrofes
tampoco
a los muertos no los mató la lluvia
a los torturados
no los sometió la electricidad pura
la pereza de mirar subyuga
y así
ondean las banderas del enemigo
fabricando
cementerios a su paso
hay que buscar una victoria
recordar
las batallas ganadas hace tiempo
volver
a ganarlas, a pelearlas
aun cuando
las bombas lluevan, los vientos rasantes
sobre la culpa
pudran
el alma
no hay fiesta en ello
no hay gozo, sólo miedo
porque tener deudas
es terrible, mirás y
algo falta, algo muere
por eso
la victoria debe ser recordada
su raíz, cuidada, y de a poco
convertida en dura, alegre memoria resistente
no existe, dicen los que viven
más amor, mejor amor
que la vida
que pasa de uno a otro a otra
a una a otro y así
así
interminable
amor
inter
mi
na
ble
amor
 
*****
En "Cantares de junio".
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

 

Daniel Quintero (Parque Chas, Buenos Aires, 1957)

 

Parque Chas cumple 99 años
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Morir en Parque Chas
 
 

Voy a quedar para
semilla de la República
un viejo poblador
de esta calle que
fue triángulo espejo
beso flor silla de mimbre
 
guardaré para las venas
como si tuviera que
ponerme a circular
entre antiguas tormentas
 
desearía perder la brújula
llegar a deshora
a todos los muelles
que las tablas enmohecidas
que las herrumbres
chillen con su verbo
de papel de ausencias
 
¿qué diferencia hay
entre un mar y esta esquina?
 
pierdo el rumbo entonces
viejas cartas tristes
revuelven la arena
de las plazas
rastrean en vano
los pasos que di
mi infancia mi prepotencia
esta situación será
insuficiente como el tiempo
 
salgo de la vereda que
me vio en otras luchas
las paredes donde supe
pintar los nombres de
quienes hoy son mis muertos
 
sólo permiten olvidar
las pequeñas cosas
imperdonable desconocer
el dedo del poeta Luchi
ordenando su corazón de exilio
desde el otro lado del océano
 
yo tuve mejor suerte
dejé mi barrio
por una bahía al sur
la ergástula fue llamada
la cárcel desde donde
se fundó Ushuaia
 
evoco ciudades europeas
esas luces que fueron
la persecución de todo
sueño y carnaval
 
jamás despertaría si
me duermo ahora
jamás podré volver
a entrar por Cádiz
que sería lo correcto
como para mantener
el derrotero de los Chas
ver otras caras
auténticos fantasmas
mi sombra entre
las fogatas de San Juan
santiguarme desde
La Sagrada Familia
hasta San Alfonso
 
desde que hicieron a
Triunvirato un viaje de vuelta
ya no se puede entrar al barrio
sin atender el sentido
desquiciado del tránsito
 
por Gándara no se sabe
de entusiasmo
de lado a lado
no se gana ni
para semáforos
 
ya no es lo mismo
ni mi calle es mía
ni la muerte me espera
 
pero podrán deslizar
el féretro con toda poesía
por el entubado
de la calle Ballivián
cuando haga río
a mitad de la navegación
me verán caminar
sobre el agua
levantando la vida
desde los bronces
de mi ataúd
será como resucitar
con la esperanza de
llegar a la rambla
de Barcelona y agradecer
tanto laberinto. 
 
 

de "De gorrión sentimental"
/poemas de Parque Chas
inédito 2020