POEMAS EN CRUDO - 44
(Fuente: Adriana Hoyos)
España debe de ser de los únicos lugares del mundo donde la gente agita una bandera para expresar que odia a la mayor parte del resto del país.
https://www.publico.es/tremending/2020/05/18
Sé qué bandera llevarme al partido de fútbol,
a los toros, a la manifestación de Vox,
a la visita del Papa, a la feria, al Rocío,
a la jura de la constitución de la princesa Leonor.
Sé qué bandera ponerme en la mascarilla, en el balcón,
y qué bandera ondear en Eurovisión.
¿Pero a la cola del hambre
qué bandera me llevo yo?
Antonio Orihuela. El fuego desde el otro lado. Ed. La tortuga búlgara, 2023
(Fuente: Voces del extremo)
Versión: Isaías Garde
Aquel primer Día, cuando me elogiaste, Dulce,
Y dijiste que yo era fuerte-
Y que podría ser poderosa, si quisiera-
Aquel Día -entre los Días-
Resplandece Central -como una Joya
Entre Oros Divergentes-
El Ínfimo -que brillaba detrás-
Y el más Vasto -el del Mundo.
J659 (1862)
That first Day, when you praised Me, Sweet,
And said that I was strong -
And could be mighty, if I liked -
That Day - the Days among -
Glows Central - like a Jewel
Between Diverging Golds -
The Minor One - that gleamed behind -
And Vaster - of the World's.
(Fuente: Zoon Phonanta)
Eliana Tomassini (Punta Alta, provincia de Buenos Aires, Argentina, 1988). Es egresada en Economía (UNMDP) y Magíster en Escritura Creativa (UNTREF). Publicó el poemario Algún recuerdo de intimidad (Alción Editora). Por su último libro inédito fue finalista de la III edición del Premio Internacional de Poesía de Fuente Vaqueros y fue elegida para realizar la residencia internacional de escritura creativa en Can Serrat, ambos en España.
Aliteraciones de la noche
I.
fumo y escribo
escribo y fumo
exhalo filamentos grises
que ágiles se deslizan
desaparecen en el aire negro
su cuerpo su forma
una fluidez de baile sentido
una destreza única para la huida
como este poema
mi garganta sabe
hoy entera la noche
abismo concentrado
solo cueva
énfasis
tinta
y tinto
II.
llega la noche
el día se queda
en alguna insistencia
algún insecto en la oreja en un
zumbido
la yema del pulgar repite su movimiento
suena el chasquido del encendedor
la llama por fin aparece
acerco el tabaco aspiro
el instante vivo
con su gracia de ser
y la astuta picardía
de nunca ser
poseído
III.
quién dijo que la oscuridad es
costumbre de la tristeza
si el mundo es evidencia
con su luz tanta
la crueldad no puede ser disimulada
tampoco los excesos de ausencia
si la infancia es la primera luz encendida
la misma que tanta se filtra
de a ratos ciega
y quema
(Fuente: Buenos Aires Poetry)
Ignacio Oliden (Buenos Aires, 1997) es poeta, traductor, y crítico literario. Es editor de La Piccioletta Barca y miembro del Comité Editorial de la revista y sello Buenos Aires Poetry. También ejerce la crítica literaria en el Suplemento de Cultura del diario Perfil. Editó y tradujo la antología Poetas del Renacimiento de Harlem (2023) junto a Juan Arabia. Sus poemas aparecieron en revistas y periódicos de diversos países, y fueron traducidos al inglés, griego, e italiano. Algunos de ellos fueron compilados en Mester de Juglaría (2024).
caminata nocturna
a la espera del semáforo
roncan desde las puertas los sueños pobres
pequeños en el umbral y envueltos
como orugas entre las espinas de un cactus
alguien irritado contra los que están a pie
los puso ahí
y los deja en reposo aparente
en el frío más frío de los últimos veinte años
frío que no deja ni apretar el puño con violencia
frío capaz de matar a mi perro viejo
el hambre no va a ninguna parte
más bien todo viene al hambre
como dijo porchia como el mañana
que también viene al hambre
el día es un bosque impenetrable para ellos
y esto es una bola
que cae
y que está rodando hacia los pies de todos nosotros
Poesía Argentina | Buenos Aires Poetry 2024
(Fuente: Buenos Aires Poetry)
Entre el humo caliente de los puestos de feria,
te encuentro deslizándote, delfín incandescente,
en el gesto fugaz de un hombre que no eres,
o en los ojos bellísimos de algún desconocido.
Por apresarte, entonces, no me importa besarte
en otros labios, darme a un cuerpo que te evoca.
Por estrecharte un cerco, oficio extraños ritos
y adoro a extraños seres como tú masculinos.
Pienso que la insistencia por fuerza ha de vencerte,
que una noche serás de verdad tú el que llegue
en medio de los ruidos y los rancios olores.
Y, aunque nunca te he visto, voy a reconocerte.
(Fuente: Life vest under your seat)
Las palabras no pueden decir la verdad
la verdad no es decible
la verdad no es lenguaje hablado
la verdad no es un dicho
la verdad no es un relato
en el diván del psicoanalista
o en las páginas de un libro.
Considera, pues, todo lo que hemos hablado tú y yo
en noches en vela
en apasionadas tardes de café
―London, Astoria, Arlequín―
sólo como seducción
en el mismo lugar que las medias negras
y el liguero de encaje:
estrategias del deseo.
Cristina Peri Rossi
Estrategias del deseo
Lumen
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
Insensible o discreto, a su puerta se agolpan las pasiones que buscar ingresar. Reúne las distintas estaciones mohosas y con sangre revuelta entre las nubes. El futuro es un mapa cuando se cierra el párpado. Es un reflejo y es una matriz. El derecho, el izquierdo: indistinguibles.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
Cuál es la risa leve cubierta de espuma
Cuál es la risa leve cubierta de espuma
Que anuncia el amor
Cuál la túnica desvanecida que oculta
Los lentos puñales ciegos del amor
Cual el momento en el cual aparece indudable
Benévolo golpe de sangre sobre la arboleda
Y los trozos de un cuerpo en estado de putrefacción
Aún se hacen visibles sobre la muralla de mármol.
El mar en la ciudad
¿Es éste el mar que se arrastra por los campos,
Que rodea los muros y las torres,
Que levanta manos como olas
Para avistar de lejos su presa o su diosa?
¿Es éste el mar que tímida, amorosamente
Se pierde por callejas y plazuchas,
Que invade jardines y lame pies
Y labios de estatuas rotas, caídas?
No se oye otro rumor que el borboteo
Del agua deslizándose por sótanos
Y alcantarillas, llevando levemente
En peso hojas, pétalos, insectos.
¿Qué busca el mar en la ciudad desierta,
Abandonada aun por gatos y perros,
Acalladas todas sus fuentes,
Mudos los tenues campanarios?
La ronda inagotable prosigue,
El mar enarca el lomo y repite
Su canción, emisario de la vida
Devorando todo lo muerto y putrefacto.
El mar, el tierno mar, el mar de los orígenes,
Recomienza el trabajo viejo:
Limpiar los estragos del mundo,
Cubrirlo todo con una rosa dura y viva.
He dejado descansar tristemente mi cabeza
He dejado descansar tristemente mi cabeza
En esta sombra que cae del ruido de tus pasos
Vuelta a la otra margen
Grandiosa como la noche para negarte
He dejado mis albas y los árboles arraigados en mi garganta
He dejado hasta la estrella que corría entre mis huesos
He abandonado mi cuerpo
Como el naufragio abandona las barcas
O como la memoria al bajar las mareas
Algunos extraños sobre las playas
He abandonado mi cuerpo
Como un guante para dejar la mano libre
Si hay que estrechar la gozosa pulpa de una estrella
No me oyes más leve que las hojas
Porque me he librado de todas las ramas
Y ni el aire me encadena
Ni las aguas pueden contra mi sino
No me oyes venir más fuerte que la noche
Y las puertas que no resisten a mi soplo
Y las ciudades que callan para que nos aperciba
Y el bosque que sé abre como una mañana
Que quiere estrechar el mundo entre sus brazos
Bella ave que has de caer en el paraíso
Ya los telones han caído sobre tu huída
Ya mis brazos han cerrado las murallas
Y las ramas inclinado para impedirte el paso
Corza frágil teme la tierra
Teme el ruido de tus pasos sobre mi pecho
Ya los cercos están enlazados
Ya tu frente ha de caer bajo el peso de mi ansia
Ya tus ojos han de cerrarse sobre los míos
Y tu dulzura brotarte como cuernos nuevos
Y tu bondad extenderse como la sombra que me rodea
Mi cabeza he dejado rodar
Mi corazón he dejado caer
Ya nada me queda, pata estar más seguro de alcanzarte
Porque lleva prisa y tinieblas como la noche
La otra margen acaso no he de alcanzar,
Ya que no tengo manos que se cojan
De lo que está acordado para el perecimiento
Ni pies que pesen sobre tanto olvido
De huesos muertos y flores muertas
La otra margen acaso no he de alcanzar
Si ya hemos leído la última hoja
Y la música ha empezado a trenzar la luz en que has de caer
Y los ríos te cierran el camino
Y las flores te llevan en mi voz
Rosa grande ya es hora de detenerte
El estío suena como un deshielo por los corazones
Y las alboradas tiemblan como los árboles al despertarse
Las salidas están guardadas
Rosa grande ¿no has de caer?
La mañana alza el río
La mañana alza el río la cabellera
después la niebla la noche
el cielo los ojos
me miran los ojos del cielo
despertar sin vértebras sin estructura
la piel está en su eternidad
se suaviza hasta perderse en la memoria
existía no existía
por el camino de los ojos por el camino del cielo
qué tierno el estío llora en su boca
llueve gozo beatitud
el mar acerca su amor
teme la rosa el pie la piel
el mar aleja su amor
el mar
cuántas barcas
las olas dicen amor
la niebla otra vez otra barca
los remos el amor no se mueve
sabe cerrar los ojos dormir el aire no los ojos
la ola alcanza los ojos
duermen junto al río la cabellera
sin peligro de naufragio en los ojos
calma tardanza el cielo
o los ojos
fuego fuego fuego fuego
en el cielo cielo fuego cielo
cómo rueda el silencio
por sobre el cielo el fuego el amor el silencio
qué suplicio baña la frente el silencio
detrás de la ausencia mirabas sin fuego
es ausencia noche
pero los ojos el fuego
caricia estás los ojos la boca
el fuego nace en los ojos
el amor nace en los ojos el cielo el fuego
el fuego el amor el silencio
Andando el tiempo
Andando el tiempo
Los pies crecen y maduran
Andando el tiempo
Los hombres se miran en los espejos
Y no se ven
Andando el tiempo
Zapatos de cabritilla
Corriendo el tiempo
Zapatos de atleta
Cojeando el tiempo
Con errar de cada instante y no regresar
Alzando el dedo
Señalando
Apresurado
Es el tiempo y no tiene tiempo
No tengo tiempo
Mostrar la libreta
Todo en orden
Por aquí a la aventura silencio cerrado
Por allá a la descompuesta inmóvil móvil
Ya llega y tarda
Y se olvida
Por acá con boca falsa y palabras de otra hora
El pañuelo nuevo y pronto
Para el adiós
Adiós y no ha llegado
Ésta es la señal
El tiempo
Casi no es niño
Pero flor no es
Casi
Cuando está sobre un árbol
Se divisa el paisaje la estrella
Los zapatos
Osamentas de pescado
Y el ojo llena el horizonte
El tiempo
Aunque cojee y se hiera y se lamente
Prohibido
No te hagas tan silencio
La nube sabe de otro lugar
Son las escaleras que bajan
Porque nadie sube
Porque nadie muerde la nuca
Sino las flores
O los pies llagados
Andando y sangre de tiempo
Gotas de lluvia el torrente
La mano llega
Éste es su destino
Llegar el tiempo
Se devuelve y usted sabe más
Estaba junto al silencio
Estaba con ojos pequeños
La mano a lo desierto
El pie a lo ignorado
Indudable
Los huesos prestados podían ser míos
Si un leve signo no dijera
Y no decía
Alzada levantada
Me doy a tu más leve giro
Al amor de las pestañas
A lo no dicho
Vértigo
Te temía sin noche y sin día
Aunque no regreses
Por la marcha de mis huesos a otra noche
Por el silencio que se cae
O tu sexo
(Fuente: Zenda libros)