sábado, 25 de noviembre de 2017

Michel Houellebecq

El amor,  el amor



En un cine porno, unos jubilados cascados
Contemplaban, escépticos,
Los retozos mal filmados de dos lascivas parejas;
No había argumento.
He ahí, pensaba yo, el rostro del amor,
El auténtico rostro.
Algunos son seductores, y seducirán siempre,
Y el resto sobrevive.
No existe ni el destino ni la fidelidad,
Sólo cuerpos que se atraen.
Sin sentir ningún apego ni, desde luego, piedad,
Uno juega, y después destroza.
Algunos son seductores y por lo tanto muy amados;
Sabrán lo que es un orgasmo.
Pero hay tantos otros cansados y sin nada que ocultar,
Ni siquiera un fantasma;
Si acaso, una soledad agravada por la impúdica
Alegría de las mujeres;
Si acaso, una certeza: «Eso no es para mí»,
Un oscuro y pequeño drama.
Con certeza morirán un poco desengañados,
Sin ilusiones poéticas;
Practicarán a conciencia el arte de despreciarse,
Será algo mecánico.
Me dirijo a todo aquel que nunca haya sido amado,
Que nunca supo gustar;
Me dirijo a los ausentes del sexo liberado,
Y del placer corriente.
No temáis, amigos, vuestra pérdida es mínima:
El amor no existe en ninguna parte.
Sólo es una broma cruel de la que vosotros sois víctimas,
Un juego de especialistas.


martes, 21 de noviembre de 2017

Hilde Domin (Alemania, 1909 - 2006)


Vademécum

El muerto es el único en quien se puede confiar.
Está en nosotros
acurrucado en sí mismo
como una bola suavecita
un embrión
o un pequeño animal
al que se mete en una caja con hoyos
y se la esconde en el bolso
solo que mucho más cómodo.
Él no ocupa casi espacio
no gasta en transporte
ni significa sobrepeso de equipaje
en los vuelos transcontinentales.
Él siempre está ahí.
Responde todas las preguntas
y no hace ninguna.
Nos ve cuando lo vemos
y da vuelta la cara si miramos para otro lado
no exige nada
no decepciona
apenas se queja
cuando un día lo olvidamos
o una semana.
Y cuando nos sentimos solos
y lo pensamos
brilla cálidamente de vuelta
como una estufa eléctrica.
El muerto no miente
ni será engañado
tampoco formará parte
de los acuerdos.
Él no vende
ni es mercancía
en las liquidaciones del miedo.
Si eres la mano
el brazo
el corazón
de otro ser vivo:
muere pronto.
Al muerto le es permitida la totalidad.
Apúrate en ser un muerto
al muerto
se le mantienen las promesas.



Vademecum Der Tote ist unser sichrer Verlass. / Er sitz in uns / in sich gerollt / wie ein geschmeidiges Knäuel / ode rein Embryo, / oder so wie ein kleines Tier, / das man in eine Büchse / mit Luftlöchern / in eine Tasche steckt, / nur viel bequemer. / Er verdrängt keinen Raum / und kostet keine Fahrkarte / und kein Extragepäck / In den transkontinentallen Flügen. / Er ist immer da. / Er beantwortet alle Fragen / und fragt nicht / er sieht uns an, wenn wir hinsen, / und dreht sich um, wenn wir wegsehen, / er verlangt nichts, / er enttäuscht nicht, / und er beklagt sich kaum, / wenn wir ihn einen Tag / oder eine Woche vergessen. / und wenn wir einsam sind / und ihn anstrahlen, / leuchtet er Wärme zurück / wie ein Radiator aus Nickel. / Der Tote lügt nicht / Und wird nicht belogen / Und nimmt nicht teil / An der Kompromissen. / Er ist nicht Verkäufer / Noch Ware / In der Ausverkäufen der Angst. / bist du die Hand, / bist du der Arm, / bist du das Herz / eines andern Lebenden, / stirbt schnell. / Dem Toten ist Ganzheit erlaubt. / Beeile dich ein Toter zu sein, / dem Toten / wird das Versprechen gehalten.
 
(Trad. Alejandra del Río)





lunes, 20 de noviembre de 2017

Washington Cucurto (Argentina 1973)


AMOR DE COLECTIVERO 
 
Así debe ser tu amor,
como el amor que siente el colectivero
cuando ve subir a la pendejita
de quince años.
Y no puede tocarla sus dedos no pueden
tocar nada mas que el volante
y sus ojos no pueden ver otra cosa
que no sea el vidrio sucio y empañado.
Así debe ser tu amor,
como todos los que aman en el Abasto
y sueñan con voltearse a esa pendejita
en los asientos traseros del 46;
mientras Papá va al volante.
Papá y sus ojos rojos y alcohólicos
de venitas blancas...
Papá y su vida volada
creyendo en el amor de Dios
en el Evangelio como única forma
de conciencia…

Joaquín Giannuzzi (Argentina)


"Lázaro

Los granos de trigo egipcio germinaron
después de cuatro mil años de sombra.
Esto puede parecer demasiado hermoso.
Pero si la energía de la vida
soñó largamente en medio de la muerte
unas pocas gotas de agua y de luz
bastan para que Lázaro mueva los párpados."


domingo, 19 de noviembre de 2017

Gerardo Deniz


1. Secreto
 
Ponderan mi memoria de cosas variadas
(—Tiene usted una memoria felicísima,
me dijo a mis diecisiete un viejo químico),
pero el secreto que sólo yo conozco
es que más y mejor recuerdo todo
lo que atañe a cierto olfato y cierto tacto
(no hablo de zonas erógenas pues son el cuerpo entero),
y que estos rastros mnémicos
me asaltan a mano armada en mil circunstancias.
De pronto mi órgano de Jakobson, mis manos y lo demás
despiertan, desvergonzados y simultáneos,
ante la estantigua de las ausencias,
quienes, por si fuera poco, cargan a la espalda
sentimientos, palabras, preguntas sin respuesta o respondidas,
más toda la tramoya necesaria
para seguir existiendo sin perder lo existido
que siempre concluyó de igual manera,
pero dejando todos los detalles tragicómicos.
Huellas dactilares, indicios de ADN,
parafernalia caduca, pero ello,
lo puedo asegurar, no tiene gracia ninguna.
 
 
 
2. Preparativos
 
Me preocupa (entre otras quisicosas) pensar,
ahora que me quede ciego,
qué voy a hacer con la mesa de billar que traigo dentro de la cabeza
cuando rueden por ella
(y a oscuras)
cisticercos, pezones lisos como caramelos chupados,
canicas, avellanas, vólvoces (gónadas), burbujas de chicle, oes
y hasta una que otra piedra de la locura.
 
(No) vamos a ver qué pasa.
 
 
 
3. Sintomatología
 
Esto va de mal en peor.
Hace unas horas te encontré en una pieza de Scriabin
que, por tanto, en adelante será tuya.
En mi poblacho habrá esta noche una luz
y en adelante continuarán siendo más, bien lo sé:
son las metástasis que sin querer desparrama tu existencia.
No sólo por el andar se denunció la diosa.
Es ello, estoy seguro.
 
 
 
 




sábado, 18 de noviembre de 2017

Osvaldo Lamborghini (Buenos Aires, 1940 - Barcelona, 1985)

SORÉ, RESORÉ
 
I
Hay que cuidar la relación del doble con el cuerpo.
Tantos, por perder el doble
sin nada se quedaron, como la intención
de decir, o con esa intención.
Precisamente y vaga,
que nada hubiera fuera de eso,
de ese ras ras:
quitado el doble nada.
¿Caminaría yo por esas arenas de ardor?
Si no supiera de antemano
que hay una boca y que hay un jarro.
Esperando. Indiferentes. A quien llegue
o se eluda ad hoc. Señalando.
Señalando su distancia. Indiferencia,
fuera de todo teatro
acrado.
¿Caminaría yo?
Por esas arenas de ardor.
Hay que cuidar, es preciso.
Que el doble (él)
a cada rato venga con su certificado de presencia.
¡Yo he conocido mujeres
ya entontecidas de parir!
Cuidar incluso que esté en el ahijuna, en breve.
Sin desesperaciones por el gasto,
hasta cuidar incluso el gesto:
el terror nace, pare cuando se pega un salto violento
hacia atrás y él, doble, no está
(¡oh, te quiero ver!).
En Roma,
en el templete circular de Hermes Chano,
adoraban el ovo de la magnolia
el bien rallado sobre un vientre de mujer.
El doble (él) era un rayo de luz sangre,
púrpura se decía: “Un rayo luz
púrpura sangre”. Generalmente,
las máscaras consiguientes se ausentaban
para que él, doble, produjera intente
su laxo andar sobre la cal del muro.
Y sólo sobre la cal.
Y sólo sobre la cal.
Sobre la magra película cal.
Caminaba y acre,
y las máscaras yacían, pero no donde yo yazgo
sino refundidas como yo
sin el salto prudencial del rasgo
y en tanto el pincel, el pincel,
untado de azul
traza un color.
¿Caminaría yo por un César que me descabezara?
Se entiende que el rayo se efuminaba
tras la cal, sobre la cal
mas sin tallar el muro
ni atraparse para efigie del clam.
Yo lo he visto entre clavos de orgasmo.
Olor. Investidura.

II
Soré y Resoré, divinidades clancas de la llanura,
como vientos opuestos o en otro decir, encontrados,
otrora se posesionaban por entero de la atmósfera
y le imprimían su cadencia
(que ellas también como tejer
por tejer su brisa se les daba:
alguna vez la palabra erradicar).
Eran, Soré y Resoré, divinidades. Allá, oh allá,
como una sola copla andaban
gratoneando casi en un plano de delito,
entre ellas remirándose.
Y poseían el rallo.
Orei, no cabe la nostalgia.
Pero entonces cabe y entonces, vamos,
qué duda cabe.
Es un hueco en la esfera no del entendimiento.
Es un hueco.
Orei haría
haría,
falta toda una ciencia de suplir
que no tenemos, o tengamos. O un arte,
que tenemos, o.
Yo no he adivinado aún,
al menos,
las estatuas de Soré y Resoré,
Orei:
de la llanura clancas divinidades.
Están con sus compadres, los ecos.
Viven la vida intensa y eterna de las ratas
pero en una esfera externa donde la caña,
la pulpa misma del concepto
vanamente tratado de omitir,
nubla la mirada y añuda
a cada griego con su sabra
—no saber, ¡tan caray!—
y a cada orador con algo, con un halo.
Orei, ¿adivinar las estatuas,
los erigidos monumentos?
Pero dónde y cómo, mi amigo (sin nostalgia).
¡Si ésta es una llanura de lo más llana!
Si es el mesmo concepto desenrollado
como un despliego de la pulpa mesma
sin ninguna clase de prominencias.
Oh no, Orei:
“Naides es más que naides”.
Y nada se avizora,
a fuer de un comentario de barbijo.
Ni siquiera la llanura llana.
Idolillos que se van contaminados
y cunde el escenario
Y ahora el viento
Y ahora un dibujo guanaco
Para escupir la cara
Y ahora un heraldo mensajero amante enviado
a la ciudad de los patentes muros
(más paja aún que adobes),
descubre que soy nadie y no naides
o menos ni menos que naides.
Así andaba la cosa en el momento de poner
cuando al fin comprendía a mis compadres.
Estaba el hombre tras la reja del bar
con la tranquila copa en la mano.
Bebía seguramente su caña o su durazno y acrado
se partía en el lacre de un envío seguro,
seguro sin reenvío posible:
pero él era, o al menos estaba.
Y en la esfera no del entendimiento,
sin recordar bien (y menos pensar)
me acerqué con paso calmo,
intentando a lo sumo yo
entrenarme en los andares laxos:
ver y a ver
si podía revertirme, con un movimiento inverso,
en la misma condición del rallo.
Gritó
“¡Rayo!” acentuándolo. Y fuese
fuese redundante tras la bruma de la caña
(jamás he visto tan tranquilos pasos),
o disimulado por la sombra mal habida del durazno.
Y ésta es la reja del entrechocar:
lo mesmo.


YO ME REFIERO

(no soy el Regente / de Taller / pues /
lo importante, y potente / en este fiero /
y perdulario / Psicopathos de enfermero /
con bajo Fondo Social, que no es /
la Comedia del arte Literario. / Y así
como el Vestuario / incluye en su catálogo /
el hábito Desnudo / oh una Lucerna bajo el lago /
al vuelo solo aludo / inocente /
(pero ya sabe) /pluma con fecha infechable /
¿QUE sentencia el cuerpo del ave? /
sin acento, como quien
y a nada /en otra Estela / —igual va a Bruselas— /
-Para” escribe en la portada / “Paul Verlaine” /
((Mea lago —ya lo ven— en mi mal gusto— P.C. a mi peluca
de pocas pelas — y a miasma / objeto, que se derrumba con mi
busto —

OTRA
Otra, tal vez, otra rima:
Dala a la pérdida por perdida.
Un ladrido al que no hay
perro que lo exprima.
En la boca chula de Adonai
así se llamaba la vida:
—“Mal que no se halla contra”—
No le tengas, gas, grima
a la gloria roja
del homicida:
de su matriz se la despoja
más la crin (lacrima) de una potra.
La grima íntima intimida
y sin música sonroja.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Tito Manfred (Chile)


ATTENTION PLEASE, ÉSTA ES LA POLICÍA
Haga inmediato abandono del recinto
No intente nada extraño, el edificio está sitiado
No hay escapatoria alguna, salga con las manos en alto
Hínquese en el piso caliente donde hombres de verdad
Fríen huevos y se los comen
Tiene derecho a guardar silencio
Cualquier cosa que diga
Puede y será usada en su contra
En un tribunal de la república
Para la continuidad de estas escrituras
Es necesario que no vuelva a meter sus narices
En estas instalaciones
No nos mire con esos ojos, hablamos en serio
Lo que le decimos responde a la necesidad
De asegurar el normal funcionamiento de la economía
No nos obligue a usar la fuerza
Esta construcción es para usted, pero es inútil
Hemos tendido puentes con la peor ingeniería
De la que los hombres fueron capaces
Hola, te invito a abandonar estos poemas
Que escribí para ti


jueves, 9 de noviembre de 2017


José Ángel Leyva
(México, 1958)
                                                 
Nagual 10:
Poeta
       
Al final uno se convierte en lo que escribe
o no con mano propia
Quién habrá de creer en tu nagual
si no olfatea el temblor de la imagen aterida
muerta de miedo ante los ojos que la observan
Chorro de sombras sin control
en busca de lo nuevo
La desmemoria pone al corazón en una trampa
No volamos ni anduvimos con las branquias puestas
En el papel desierto
uno recuerda la forma de cazar la liebre
de hacer sandalias con piel de los reptiles
de mudar por dentro antes del alba
Levantas la tapa y ves tu propia muerte
Bulle el gusanero de letras debajo de un título y de
otro
Parecen luces de neón cubiertas de ceniza
Tu máscara y tu nombre ocupan el lugar
de esa persona que no llegaste a ser
Un día cualquiera la ahogaste con la almohada
Algo de ti quedó en su testamento
Acabas de nacer
Alguien te lee

De su libro Agujas
 
 
 

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Frank O'Hara


        PARA JOHN ASHBERY
 
          No puedo creer que no haya
          otro mundo donde nos sentemos
          a leernos poemas nuevos
          al viento en lo alto de una montaña.
          Vos podés ser Tu Fu, yo Po Chü-i
          y la Mujer Mono estará en la luna,
          riéndose de nuestras cabezas desproporcionadas
          mientras vemos la nieve posarse en una rama.
          ¿O nos habremos ido de veras? ¡este
          no es el pasto que veía de joven!
          y si la luna, esta noche
          cuando salga, está vacía: mal augurio,
          significa: “Se irán, como los pimpollos”.

       
        TO JOHN ASHBERY


          I can’t believe there’s not
          another world where we will sit
          and read new poems to each other
          high on a mountain in the wind. 
          You can be Tu Fu, I’ll be Po Chü-I
          and the Monkey Lady’ll be in the moon,
          smiling at our ill-fitting heads
          as we watch snow settle on a twig.
          Or shall we be really gone? this 
          is not the grass I saw in my youth!
          and if the moon, when it rises 
          tonight, is empty —a bad sign,
          meaning “You go, like the blossoms.”
       
         
        POESÍA

          La única manera de quedarse callado
          es ser rápido, así que te asusto
          con torpeza, o sorprendo
          con una puñalada. La mantis
          religiosa conoce el tiempo más
          a fondo que yo y es
          más informal. Los grillos usan
          el tiempo de acompañamiento
          a su inocente tic. La cebra
          corre en sentido antihorario.
          Todo eso quiero.
          Ahondarte con mi rapidez
          y encanto como si
          tuvieras lógica y certeza,
          pero seguir callado como si
          estuviera habituado a vos; como si
          nunca fueras a dejarme
          y fueses el inexorable
          producto de mi propio tiempo.
         
         
        POETRY


          The only way to be quiet 
          is to be quick, so I scare
          you clumsily, or surprise
          you with a stab. A praying
          mantis knows time more
          intimately than I and is
          more casual. Crickets use 
          time for accompaniment to
          innocent fidgeting. A zebra
          races counterclockwise.
          All this I desire. To
          deepen you by my quickness
          and delight as if you
          were logical and proven,
          but still be quiet as if
          I were used to you; as if
          you would never leave me
          and were the inexorable
          product of my own time

domingo, 5 de noviembre de 2017

Fernando Pessoa

 

La epantosa realidad de las cosas



La espantosa realidad de las cosas
es mi diario descubrimiento.
Cada cosa es lo que es,
y es difícil explicarle a nadie cómo me alegra esto,
y cuánto me basta.

Basta existir para sentirse completo.

He escrito muchos poemas.
He de escribir muchos más, naturalmente.
Cada poema mío lo dice,
y todos mis poemas son distintos,
porque cada cosa es una manera de decir esto mismo.

A veces me pongo a mirar una piedra.
No me pongo a pensar si siente.
No me extravío llamándole hermana mía.
Pero me gusta por ser una piedra,
me gusta porque no siente nada,
me gusta porque no tiene ningún parentesco conmigo.
Otras veces oigo pasar el viento,
y me parece que sólo para oír pasar el viento vale la pena haber nacido.

No sé qué pensarán los demás cuando lean esto;
pero me parece que esto debe estar bien porque lo pienso sin esforzarme,
ni idea de que nadie vaya a oírme pensar;
porque lo pienso sin pensamientos,
porque lo digo como lo dicen mis palabras.

Una vez me llamaron poeta materialista.
Y me extrañó, porque yo no pensaba
que se me pudiese llamar nada.
Yo ni siquiera soy poeta: veo.
Si lo que escribo tiene algún valor, no soy yo quien lo tiene:
el valor está allí, en sus versos.
Todo esto es absolutamente independiente de mi voluntad.


Alberto Caeiro: Poemas inconjuntos, 1913-1930. Traducción de Ángel Crespo.


A espantosa realidade das cousas

A espantosa realidade das cousas
É a minha descoberta de todos os dias.
Cada cousa é o que é,
E é difícil explicar a alguém quanto isso me alegra,
E quanto isso me basta.

Basta existir para se ser completo.

Tenho escrito bastantes poemas.
Hei de escrever muitos mais. naturalmente.
Cada poema meu diz isto,
E todos os meus poemas são diferentes,
Porque cada cousa que há é uma maneira de dizer isto.

Às vezes ponho-me a olhar para uma pedra.
Não me ponho a pensar se ela sente.
Não me perco a chamar-lhe minha irmã.
Mas gosto dela por ela ser uma pedra,
Gosto dela porque ela não sente nada.
Gosto dela porque ela não tem parentesco nenhum comigo.
Outras vezes oiço passar o vento,
E acho que só para ouvir passar o vento vale a pena ter nascido.

Eu não sei o que é que os outros pensarão lendo isto;
Mas acho que isto deve estar bem porque o penso sem estorvo,
Nem idéia de outras pessoas a ouvir-me pensar;
Porque o penso sem pensamentos
Porque o digo como as minhas palavras o dizem.

Uma vez chamaram-me poeta materialista,
E eu admirei-me, porque não julgava
Que se me pudesse chamar qualquer cousa.
Eu nem sequer sou poeta: vejo.
Se o que escrevo tem valor, não sou eu que o tenho:
O valor está ali, nos meus versos.
Tudo isso é absolutamente independente da minha vontade.