Muerte Ignorada
Qué clase de vida es esta
ulterior, posterior, media,
cuarta vida, enésima, vigésima,
infinitesimal, variada, altisonante,
borrosa, punitiva, tripoidal, prismática,
antológica, cromoidal, de primer turno,
de ínfima posibilidad, borrosa, constante, sonante,
milimétrica, para todo uso, cítrica,
con espejos, a sueldo, demencial,
barata, negativa, venga de donde venga,
vuelva otro día, lo siento, queda usted despedido,
agarre sus cosas y lárguese, parta de una vez
antes de que sea demasiado tarde,
gerencial, por poder, a cachetadas, direccional,
de poder a poder, de uso ocasional, correctiva, mística,
comprobada, rítmica, lóbrega, de espasmos violentos,
a la cuenta de, desesperada, de peso, con características
propias, de asesinato, de levitación, exagerando la nota
y caída con consecuencias mortales,
ajuste de cuentas, torrencial,
inalámbrica, de la boca para afuera
del estómago para adentro,
sin salida, a rayas, mantecosa,
con fe ciega, creyente al máximo,
de desfogue bilateral, de compromiso,
de suprema audiencia, silenciosa,
roja, azul , verde, honesta, pendenciera,
quijotesca, marsupial, venenosa, agreste,
bilingüe, aterrada, más te vale decir la verdad,
eléctrica, con comba y cachiporra, puro balazo,
a puñete y patada, a piconazo limpio,
servil, mediante decreto supremo, negra,
amarilla, con concha, brillante, intelectual,
cimbreante, quién da más de 3, de 20 años,
de 5, de 6, escupida, de susto, de una errada
versión de la inmaculada concepción,
de caridad nuestra en el nombre del padre,
del hijo, de rigor, con proyecciones ad infinitum,
de prédica ostentosa, predicha, fusiforme, chata,
pastiche, solapada, voluble, entrenada,
con todas las de la ley, aguerrida,
de espíritu noble, es suyo el puesto,
otrosí digo, de honda preocupación,
más vale decir la verdad,
más le cuesta, es excesivo el pago,
no es asunto mío, que mueve lo que no tiene
que vive lo que tampoco quiere, que tiene
que vivir lo que no USA,
que tiene que utilizar lo que no sabe, que miente,
que es arrogante y que sin embargo
el gusano ese quiso utilizarme, para después él,
de comprobante de pago, para uso exclusivo
con signos con visos con estadísticas, excesiva,
con molde, de amplios pergaminos,
de grandes caracteres, de excelsas virtudes,
con dólar, condolidamente con dolor,
sin condolerme con billetes grandes,
no condoliéndome con sencillo,
abigarrada, uniforme, multiforme,
de recibos, de abusivos, de impunidad,
me jodo, me jodes, me jodí,
razonada, volcánica, idílica,
constreñida, más claro no canta un gallo,
de pescuezo corto, de anchas caderas,
perseguida, granate, que pase el rey,
y que no ha de quedar, abre el cofre
y verás los contratos con las transnacionales,
de FMI, de imperialismo, desapropiada,
con canas, rabiosa, bondadosa
y en esta esquina, con barro, tutti fruti,
de archivo, más que mal, choza, barriada, insalubre,
a guantazo, de una vez por todas, equinoccial,
de acoso, de atosigamiento, sumergida,
tétrica, infernal, desproporcionadamente sí,
exageradamente no, sin posibilidad
aparente, visible, a plazos, enrevesada,
en desuso, misteriosa,
de hoyo hondo, sin mente,
fisiatura,
tuberada,
inflación,
mancomunada traición,
ajuste de cuentas,
tugurización,
esquematismo,
acomete la incomprendida,
aniquilamiento y devastación
poblacional, sin derechos,
masacres y amargura,
y precipicio y última fase,
facción de tiempo, pujanza,
interioridad, fracaso imborrable,
tenue, hosca, rota, injusta,
de quebrado beso, mierda
y hartazgo y miseria,
de vómito, de otra oferta,
1, 2, 10, treinta mil 200, 18,400
11’230,840, 20’187, mentada, chicle,
vitrola, puta, puerta, muere, occiso,
serpiente,
carajo, aquí estoy con la muerte, contesten.
***
Rimbaud en Polvos Azules
Rimbaud apareció en Lima un 18 de julio de mil novecientos setenta y dos.
Venía calle abajo con un sobretodo negro y un par de botines marrones.
Se le vio por la Colmena repartiendo volantes de apoyo a la huelga
de los maestros y en una penosa marcha de los obreros trabajadores
de calzado El Diamante y Moraveco S. A., reapareciendo en la plazuela
San Francisco dándole de comer a las palomas y en un cafetín donde rociaba
migajas de pan en un café con leche mientras entre atónito y estupefacto
releía un diario de la tarde. Las personas que lo vieron aseguran que denotaba
cansancio y que fumaba como un condenado cigarrillo tras cigarrillo.
Pálido como una hermelinda, de contextura delgada, entre las manos portaba
un libro de tapa gruesa. Luego hizo un ademán con la mano pidiendo la cuenta.
Pagó 13 soles y 50 ctvos. y luego partió y una muchacha al reconocerlo le tendió
la mano y le ofreció posada y su cuerpo a lo que él respondió invadiéndola
de luces anaranjadas. Llovía. Y las pocas personas que en esos momentos
contemplaban la escena -serían unas 15, de 20 no pasan- reunidos bajo el toldo
de la chingana armaron un tremendo barullo llamándolo Arturo, Arturo Rimbaud.
Y sus pasos fueron lentos mientras enrumbaba por el Jr. Leticia y la calle Caquetá
en el Rímac. Casi todos los que se encontraban reunidos coincidían en afirmar
que su aparición podría traer funestas consecuencias al sistema y al orden
establecido y que mejor era dar parte a la policía. Y la descripción que de él
dio un político coincidía con las que se dan para atrapar a un maleante.
La del empleado del Ministerio de Educación fue que en su abundante cabellera
pendía un turbante turco y una argolla de bronce aparecía en una de sus orejas.
A lo que un joven estudiante de San Marcos prorrumpió amenazadoramente aseverando
que todos ellos estaban alienados y que más bien había que cumplir
al pie de la letra la aseveración de Juan Nicolás Arturo Rimbaud “Hay que cambiar
la vida” para lo cual había que destruir todo un sistema inhumano injusto y atroz.
¡Linda manera de hacerse oír! terció la voz de un anciano, y un muchacho
de secundaria dijo ¡Buena, tío! y la muchacha que fue invadida de luces
anaranjadas extrajo un lápiz de labios de su cartera corriendo hasta llegar
a un muro donde inscribió esta significativa palabra
FIN
Madrid, 1973