miércoles, 17 de septiembre de 2014

Nicanor Parra (Chile, 1914 - 2018)


Fragmento de Carta a Tomas Lago

[...]chico Oyarzum acaba de regresar a Londres: llegó el Sábado, hoy es Lunes, mientras yo te escribía esta carta cuya redacción tuve que suspender con el objeto de dedicarme a festejarlo. Se ve algo envejecido y corpulento, dentro de ciertos límites. Estuvimos a punto de disgustarnos ayer tarde por cuestiones políticas; declaró que en caso de refiega entre Rusia y Occidente, él se alistaría al lado de las democracias. No sé por qué llegamos a tocar este punto doloroso. En general nuestra entrevista fue un éxito. El chico se ha adherido a mis nuevas convicciones estéticas. Si hay que darle algún crédito a sus palabras es necesario mirar a mis últimas poesías como hacia una ciencia literaria nueva. El chico tiene toda la razón. No piensas tú lo mismo? Por favor Tomas, lee sin prejuicio La Víbora y La Trampa y conviértete a esta cruzada. La poesía egocéctrica de nuestros antepasados en que ellos tratan de demostrar al lector cuan estimable es el ser humano, cuan inteligentes y sensibles son ellos, cuan dignos de admiración son los objetos de este mundo, debe ceder el paso a una poesía más objetiva de simple descripción de la naturaleza del hombre. Hasta cuando seguimos echándonos la tierra a los ojos. El bohemio pálido y emocionado debe quemar su sombrero de una vez por todas; el individuo no tiene importancia en la vida moderna sino como objeto de análisis psicológico; hablando en términos muy generales nuestros poetas románticos son cantores de ópera, buenos, malos o excelente a veces, geniales algunos como nuestro común amigo Pablo, pero de todas maneras gentes que poseen una noción restringida y finiquitada del trabajo artístico. Los más despejados de ellos creyeron haber terminado con el “cisne de nevado plumaje”, pero en realidad no es así. La generación anterior a nosotros no hizo otra cosa que terminar con el argumento convencional en la poesía, con la anécdota, sin preocuparse de revisar los principios mismos de la ciencia poética. Ellos se conformaron con lograr los mismos resultados que nuestros antecesores aunque con medios diferentes. La solemnidad y la gravedad dogmática del arte del siglo diecinueve siguió viva en ellos a pesar de las enseñanzas de Picasso y de Dalí. Me parece que el arte no puede ser otra cosa que la reproducción objetiva de una realidad psicológica y ese fin no se consigue tratando de mostrar solo aquello que se considera rebestido de cierta dignidad. Un poema debe ser una especie de corte practicado en la totalidad del ser humano en el cual se vean todos los hilos y todos los nervios, las fibras musculares y los huesos, las arterias y las venas,los pensamientos, las imágenes, las asociaciones, etc, etc, no se trata de preparar un pastel mas o menos facil de tragar; estoy en contra de los tristes y de los angustiados, de la misma manera como estoy en contra de los bufones, estilo Huidobro. También me revelo en contra de los profetas y en contra de los pensadores proféticos estilo T.S.Eliot. Estoy convencido de que el poeta no tiene el derecho de interpretar sino simplemente de describir fríamente; él debe ser un ojo que mira a través de un microscopio en cuyo extremo pulula una fauna microbiana; un ojo capaz de explicar lo que ve; esto es aproximadamente el asunto, dicho a toda carrera. No sé por qué me he embarcado en esta perorata absurda. Hace un día hermoso y como la belleza no ha dejado de airearme voy a despedirme para salir a dar un paseo. Te aseguro que mi próxima carta será mucho más ortodoja. Hasta Luego Querido Tomas.
Nicanor, 30 de Noviembre de 1949

Manifiesto

Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.
Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.
A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.
Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.
Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.
Este es nuestro lenguaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todo estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.
Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.
No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.
Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.
Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.
Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
“Libertad absoluta de expresión”.
Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.
¡Qué lo van a asustar con poesías!
La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.
Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.
Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo.

Soliloquio del Individuo

Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado.
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos,
Buscar peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca,
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella,
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida.
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar,
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas,
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos,
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo yo, dije entonces,
¿Habéis visto por aquí una tribu,
Un pueblo salvaje que hace fuego?
De este modo me desplacé hacia el oeste
Acompañado por otros seres,
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían,
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la oscuridad,
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días,
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho,
En una barca que navegó cuarenta días,
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías,
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas,
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas,
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.


Nicanor Parra

lunes, 8 de septiembre de 2014

Poemas escogidos por Vicente Narioh

 

Un poema de Ramón Plaza



En mi balcón
hay una planta
de la cual no sé el nombre,
ni qué lugar ocupa en el discurso
botánico.
Nos hemos conocido allí,
en el balcón.
De modo que si bien
sé con quien trato, no sé quien es.

Su flor es gigantesca. Una sola.
Amarilla y en forma de corola.
Un picaflor la visita,
la liba, la chupa, la cuerpotea,
la relame, la lenguotea, la usa
como mujer.

Luego vienen otros y otros.
Esta planta labura en mi balcón,
y es la casa de putas
de todos los picaflores.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El estado de los Cantos

(Juan Sasturain)

Con usura / dijo y dice el viejo Ezra / libérrimo poeta y
equívoco fascista subido a su precario
banquito de tres patas en el exilio de Rapallo /
Con usura / cantó en los Cantos con el dedo
(y no la mano) en alto,
las uñas sucias de tierra italiana pisada por
cien siglos de legiones / condottieros y
Papas empapados en incienso /
en alcohol y acciones de la banca.
Con usura / dijo Pound de una vez y
para siempre / por los alemann, los medicis, los
rotschild, los menem, los griesa, los cavallo, los
distintos medios distantes e inmediatos /
con usura –explicó el Viejo en el canto XLV–
ningún hombre tiene una casa de buena piedra /
cada bloque pulido bien encajado /
de manera que el diseño decore la fachada /
con usura ninguna pintura es hecha para
durar ni para vivir con ella
sino que es hecha para venderla /
y venderla pronto / con usura /
Así dijo / dice aún / el loco peligroso /
Ezra / el Internado Incontrolable
que solía salirse de la fila / de los versos
para cantar los Cantos / ante las ventanillas
de los padres / de los ladri / fundadores
de los Fondos / bancadores de los Bancos.
Con usura / la jaula de barrotes
calientes / expuesta a la lluvia y al sol
de Pisa / sigue abierta.
Con usura / dice y digo / no calzan los zapatos
brasileños en pies criollos / con usura /
el vendedor de todo por tus pesos
no entiende el texto multilingüe
del muñeco hecho en Malaya
vendido / con usura / en La Salada.
Con usura / el pibe se baja del
potrero para subir al avión que
vía Qatar Airlines / conexiones
lo deposita en los aeropuertos del
glamour y el cattenaccio. Con usura /
la cacerola middle class
dura sólo dos paquetas protestas
y hay que tirarla, abollada.
Con usura / los maestros se comen
la tiza / los tamberos tiran la leche
y se meten –como Brando–
la manteca en el recto. Con usura /
Rivadavia / Roca / Krieger & Co
siguen cobrando / nos hacen pagar
las cintas de French y Beruti
–importadores autorizados–
los tejidos de Manchester / los goles
ajenos de un Agüero
for export y por tevé.
Con usura / dijo / dice aún
el Versero Impresentable /
el tallador es alejado de su piedra /
el tejedor alejado de su telar / con usura /
no viene lana al mercado / la oveja no da ganancia / con usura
usura es una peste / mella la aguja en la mano de la doncella /
frena el ingenio del hilador
Con usura / los poemas se mueren
de vergüenza en librerías
cerradas por melancolía.
Los últimos libros tapan a
los nuevos / y pasan / y se enfilan
ladrillos de una pared inexpresiva
con fecha veloz de vencimiento.
Con usura / no se necesita
a Hitler para quemar los libros:
basta el mercado.
Con usura / el Viejo Ezra espera
usado impecable / entre bestsellers /
en los estantes devaluados de Corrientes.
Con usura / un ejemplar de los Cantos
–el tomo primero, edición de Cátedra
entorpecido por las notas de prolijos gallegos–
cuesta cerca de quinientos pesos.
Con usura, en democracia,
Ezra Pound está prohibido.