martes, 28 de enero de 2014

Poemas de José Emilio Pacheco


Indeseable
No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora.
De callarme y hundirme en la basura.

El enemigo
Allá entre cada una de mis acciones
encuentro siempre al enemigo: el YO,
el fascista de adentro,
el dragón o el erizo cuya boca insaciable
sólo pronuncia verbos:
Quiero, devoro, dame, quítate, reveréncienme.
Para su inmensa desgracia
el monstruo no está solo:
habita una mazmorra o una gota de agua
en donde otros feroces devastan todo,
corrompen todo,
al son de sus propios himnos individuales:
Quiero, devoro, dame, quítate, reveréncienme.
Como no les dan gusto se erizan, luchan.
En lanzas y misiles se transforman sus púas.
Y luego inventan las mejores causas,
los nombres más sonoros, las coartadas perfectas.
Y por eso la bestia nunca se sacia
y en todas partes sigue la matanza.

Perra Vida
Despreciamos al perro por dejarse
domesticar y ser obediente.
Llenamos de rencor el sustantivo perro
para insultarlos.
Y una muerte indigna
es morir como un perro.
Sin embargo los perros miran y escuchan
lo que no vemos ni escuchamos.
A falta de lenguaje
(o eso creemos)
poseen un don que ciertamente nos falta.
Y sin duda piensan y saben.
Así pues,
resulta muy probable que nos desprecien
por nuestra necesidad de buscar amos,
por nuestro voto de obediencia al más fuerte.

Para quien vive entre murallas y guardias
De noche los ratones posen
tus orgullosas propiedades privadas
Los mosquitos lancean el cuerpo que amas
Las cucarachas burlan tus medidas higiénicas
Malos sueños afrentan tu respetabilidad
Bajan los gatos a orinar tu soberbia.
En la república de los lobos
En la República de los Lobos
nos enseñaron a aullar.
Pero nadie sabe
si nuestro aullido es amenaza, queja,
una forma de música incomprensible
para quien no sea lobo;
un desafío, una oración, un discurso
o un monólogo solipsista.

sábado, 25 de enero de 2014

La tolerancia de los cuervos



(Charlie Donnelly)

La muerte llega abundante desde problemas
resueltos sobre el mapa, desde sabias disposiciones,
desde ángulos de elevación y de tiro;

llega inocente desde artilugios que los niños
querrían usar y guardar bajo su almohada,
e inocentemente empala cualquier cuerpo.

Tras la carne cae también la mente,
sale el pensamiento de la mente y se tronchan
los proyectos enfocados a la meta ansiada.

Se detiene el avance del veneno en los nervios.
Colapso de la disciplina.
El cuerpo sólo espera la tolerancia de los cuervos.


Juan Gelman (Buenos Aires, 1930 - México, 2014)



Lados

 

Construir una casa es más difícil que
esperar a la muerte. Las vigas dónde, las
puertas al verano qué, el armario de las
palabras dobles para que afuera no entre,
los invitados a la piedra que no tenía
un caballo / ni un cisne / ni una
caverna para huir. La máquina del tiempo
no se apaga / se oye a Virgilio hablar con
Blake / William Blake / sus mensajeros a
las ganas que propios les seamos. Quien
sabe más se hunde más en los venenos del
ambiente / no se queda pasivo ante el cuchillo
que lo degollará. Hay que construir la casa
con la savia de la palabra muda en las entrañas
del lenguaje. En la palabra muda misma / a
nacer / a nacer.

Juan Gelman



La poesía exige la abolición del mundo.
Es un movimiento hacia el Otro,
pasa de su misterio al misterio
de todos y les ofrece rostros que
duran la eternidad de un resplandor.

Corrige la fealdad, es ajena
al cálculo y da cobijo en sus tiendas
de fuego.
Se instala en la lengua
como cuerpo y
no la deja dormir.

(Juan Gelman, al recibir el premio
Reina Sofía, 2005)

jueves, 23 de enero de 2014

Un poema de Juan Gelman



XCI

toda poesía es hostil al capitalismo
puede volverse seca y dura pero no
porque sea pobre sino
para no contribuir a la riqueza oficial

puede ser su manera de protestar de
volverse flaca ya que hay hambre
amarilla de sed y penosa
de puro dolor que hay puede ser que

en cambio abra los callejones del delirio y
           /las bestias
canten atropellándose vivas de
furia de calor sin destino puede
ser que se niegue a sí misma como otra

manera de vencer a la muerte
así como se llora en los velorios
poetas de hoy
poetas de este tiempo

nos separaron de la grey no sé qué será de
           /nosotros
conservadores comunistas apolíticos
           /cuando
suceda lo que sucederá pero
toda poesía es hostil al capitalismo
                          ...

Traducciones I  Los poemas de John Wendell
(1965/68)  (En Cólera buey, 1971)

miércoles, 22 de enero de 2014

Un texto de Jorge Eduardo Eielson



“Entre conciencia e inocencia hay siempre una muralla
que la poesía raras veces logra superar. Los poetas demasiado
seguros de lo que es la poesía no son nunca buenos poetas.
Pero la inocencia no impide la construcción de una poética. Es
más, ella es el cemento que sostiene dicha construcción. Los
poemas, las palabras, el lenguaje, con los cuales el poeta se va
edificando a sí mismo, son por ello y al mismo tiempo, un
desafío y una transgresión: como los enamorados y los niños,
el poeta rehúsa todo acomodamiento o compromiso con el
mundo exterior, con la sociedad en que vive. El será poeta
tan sólo en la medida en que continúe obstinadamente en esta
actitud. No se trata de romanticismo ni de “poetas malditos”.
Todo lo contrario: es su condición virginal, inocente, la que no
encaja nunca en ninguna sociedad organizada. Dicho esto,
recuerdo vagamente -¡ha pasado tanto tiempo!- algunos
instantes supremos, algunos desmayos, algunas noches
centelleantes, algunas visiones crueles, en plena juventud, del
tiempo que pasa, de la destrucción y de la muerte; algunas
imágenes fastuosas que brotaban de mi alma y me hacían
sollozar; alguna horas eternas con el ser amado y otras
abandonado a mi mismo, roído por la desventura humana, por
el fragor lejano -pero inmediato para mi- de la guerra y sus
horrores. La poesía era todo para mi, entonces, como lo es
todavía aunque gran parte de la divina inocencia de esos años
haya sido devorada por la conciencia.”

sábado, 18 de enero de 2014

Un poema de Jorge Luis Borges


Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Borges
Foto: Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Borges

Sobre un poema de Juan Gelman

                 
                      (José Luis Greco)


“Toda poesía es hostil al capitalismo”
escribió el poeta.

Hay argumentos: la poesía no se vende
ó: la poesía es inútil, irreductiblemente
inútil (todo poeta lo sabe) y tampoco
produce utilidades.

El capitalismo tiene su dios y su eje
en el adjetivo 'útil', es hijo de la utilidad,
la propiedad es útil:  el destino último de
la propiedad es el goce  -aunque la función
social de la propiedad no se conoce-

Sin utilidad no habría capitalismo, ni
organización productiva, ni división
del trabajo ni inversión ni desarrollo
tal como lo concebimos. Ni siquiera
movilidad social habría.

El poeta hace un trabajo inútil
-a sabiendas- por lo que suele hacer
otros trabajos para sobrevivir.

Hay más argumentos, sin duda:
Toda poesía es hostil al capitalismo...

(O bien: el capitalismo es hostil
a toda producción inútil)

Sin duda, todo poeta que se reconozca
hostil al capitalismo, suscribiría esta
afirmación que encabeza un poema
de Juan Gelman.

Yo también, aunque tengo mis dudas:
No sé por qué, pero al leerlo pensé
en otros poetas, como Walt Witman
ó Rubén Darío, y más allá de la afinidad
inicial con aquel verso, no pude sino
dudar, y compartir mis dudas. 

La duda, al cabo, no es hostil
a la función del pensamiento poético.

viernes, 10 de enero de 2014

Poemas escogidos por V.N.


Alberto Girri

El poema como idea de la poesía


                Que la finalidad
sea provocar el sentimiento
de las palabras
                      y alcanzar
el desafío de la expresión,
perseguir objetos
hasta la emoción adecuada,
                                         está probado,

y tanto, probado y probado,
como no lo está
el que en esos tránsitos
la tendencia madre sea
por dónde va la inspiración
                                  "si en frío o en caliente",
y no lo está
que haya que seguir a Homero
entre las Musas, su rogar que lo asistan,
                                                           y a Platón
saludando hermosos versos
más en mediocres pero iluminados
que en sagaces y hábiles exclusivamente
al amparo de sus propias fuerzas
                                        y a Dante, el reclamar
la intervención de los dioses
acaso sin creer en ellos:
                            O buono Apollo, all'ultimo lavoro
fammi del tuo valor...


Pero tampoco ninguna
terminante prueba hacia lo opuesto
                                                  que el poema
se conduzca en la mente como un
experimento en una ciencia natural, y que la aptitud
combinatoria de la mente sea
la sola inspiración reconocible.


Alberto Girri (1919 / 1991, Buenos Aires, Argentina)
De: "El motivo es el poema", 1976