UN POEMA DE TODO ESTE ESPACIO
EL HILO ROJO
Hablemos de la duración de tu sombra sobre mi nombre,
de los nudos del hilo rojo que he roto a mordiscos otra vez:
sin amor no hay desgarro. Faltas, como siempre, tanto,
que los relojes de todas las habitaciones se detienen,
que los relojes del mundo se detienen a esperarte,
y aún así, no llegas. La magia de tu umbral es
aquella, que observa la repetición de mi ansia de fuga
con la frialdad del asesino que sabe amar, y aparece al final;
la presencia basta, como no bastan las palabras ni el tiempo,
se olvidan mil páginas en blanco, a cambio de un cuerpo y una voz,
y el ciclo comienza. Hay que sanar como se deshace un ovillo.
Pero hablemos de la duración del desencuentro,
como de una función que nunca termina, una vida,
la imposibilidad de descanso sin que llegue la noche;
así dura lo que no debe durar.
Cómo parar este motor, como detener la inercia,
cómo se frena el corazón.
Ana Vidal Egea
Todo este espacio
Prensas de la Universidad de Zaragoza
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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