La oscuridad
La veo en el árbol verde
desde hace mucho tiempo,
en las figuras sobre la vereda, engrasada
y mojada por la lluvia, en los lugares donde
unas manos tocaron a la puerta.
Sobre las azoteas y las calles,
en una cara vista al pasar tras de otra
la vi extenderse,
al filo del cielo al mediodía
hasta manchar los yuyos
marchitos en algún lugar vacío
y saturar el sol
-como si alguien hubiera tirado de un cordel
en una casa extraña,
para apagar una luz tenue e ir quedando a oscuras.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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