El iris salvaje
El iris salvaje
encontré una puerta.
Óyeme atentamente:
eso que llamas muerte, lo recuerdo.
Sobre mí había ruidos,
ramas de un pino que se agitaba.
Y luego nada. El débil sol temblaba
sobre la seca superficie.
Es terrible sobrevivir
conscientemente
sepultada bajo la oscura tierra.
Luego, todo se acaba: eso a lo que le temías,
siendo un alma incapaz de hablar,
termina abruptamente,
y la dura tierra, cede un poco.
Y lo que yo creía pájaros,
se lanzan sobre los matorrales.
traducido por Hernan Vargascarreño
(Fuente: León Félix Batista)
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