ARAÑAS
ARAÑAS
Mientras no se excedan de tamaño y de costumbres,
les permito habitar en las vigas del techo, la baulera del placard,
algunos rincones del baño, el espacio detrás de la heladera,
el área de las patas, debajo de la cama.
No me gustan particularmente, no me molestan.
Las uso para pensar en lo diverso y lo efímero.
A veces me cambia el humor y las mato
sin remordimiento. Mi espanto
no es de este mundo.
TRISTÁN
TRISTÁN
Injusto ni triste acaso
fue el término,
pues, ¿cómo sostener el alma arrebatada
entre la turbia gravedad del mundo,
sobre la tímida escala
de nuestros propios corazones?
(Fuente: Garardo Gambolini, Facebook)
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