OTROS MODOS, OTRAS LECTURAS
sí / cambiaba el viento.
Después del Zonda viene el Sur
repetían como un mantra
que sólo practicaban cuando el tiempo y el paisaje
quedaban detenidos en el espacio,
cuando el calor parecía no tener límite
y los poros dejaban de respirar.
Esta noche, seguro, cambia el viento
y el viento, por supuesto, cambiaba.
Todos pensábamos ¡Qué lindo!
¿Cómo saben cuándo termina el Zonda y se viene el Sur?
¿En qué momento empezaré a ser viejo como ellos
o en qué momento empezaré a saber?
que es lo mismo en definitiva.
Por eso ellos sabían que el Zonda
era el único fuego sin color
pero con arena y a veces un remolino
(una bruja, decían ellos, no un remolino)
y el viento Zonda no era un viento
sino un estado imprudente del alma sin sosiego
y más allá, en su origen, en el Oeste, la cordillera
con la nieve tan blanca y por siempre fría.
¿Y el Sur, entonces, qué era el Sur?
No tuve tiempo de preguntarles.
Se me murieron antes.
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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