TRES POEMAS DE NECESIDAD DE UN RÍO
YO CAMPO
Emerge un aullido desde mi interior
suena como a bisagra de cancela
abriéndose a un nuevo duelo
que se extiende por el tiempo
ocupando el horizonte ondulado.
Se cubre de ovejas mi superficie
apretadas entre sí se canalizan
en silencio, salvo las patas
sobre la tierra, y algún balido
perdido de las más pequeñas
o de las más viejas.
Mi cuerpo se vuelve de lana
blanca, sucia de barro, y pulgas
todas acumulando una pena
heredada que aceptamos
el destino es este camino
no hace falta señalarlo más,
hacia allí nos dirigimos, vamos.
EL POETA
¿Cómo escapar a la palabra
escrita frente a los ojos?
¿Cómo no ser parte de ella,
la actitud?
Del lenguaje al comportamiento,
del concepto al estado de ánimo:
imposible no sucumbir
a su presencia expansiva
doliente
aferrada
corpórea.
Con lápiz tacho la primera línea
¿era acaso el título definitivo?
¿la idea principal?
La tierra se estremece
cuando algún poeta tacha uno
de sus versos,
la fractura sale del papel
y reverbera
astillas rotas de voz
concéntricas ondulan
por el valle
con la tripa encogida.
Y el grito elevado
por todas las muertes sin cruces
entre los canchos.
POESÍA SALVAJE
El poema, como el paisaje,
es lugar donde se nos permite hablar con los muertos.
OLVIDO GARCÍA VALDÉS
Pulir, pulir
y volver a pulir.
Cada palabra
debe encajar
de manera natural,
pasar desapercibida
en su conjunto.
Palabras pulidas
como piedras de río,
versos redondeados,
sin aristas, mojados.
Que cada poema
sea un paisaje protegido.
Iván Hernández Montero
Necesidad de un río
Baile del Sol
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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