SOMOS GATOS PERDIDOS
No es el poeta un hombre que busca su locura
ni el loco una silueta tras de su poesía.
No somos nada de eso.
Somos gatos perdidos que se buscan maullando
por tejados distintos,
y como no nos encontramos,
nuestros rabos ordenan un espiral descanso
en la teja más alta,
una quietud nocturna para escrutar el cielo
con candiles sedientos en los ojos.
Al final nos maullamos una misma pregunta:
¿y si fuera la luna un tejado remoto?
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